Libro 4: Capitulo 11

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Una vez que las puertas de cristal oscuro del edificio del Estado: Adam Clayton Powell Jr. Se abrieron concediéndole la salida a cuatro de los fiscales que laboraban dentro de la majestuosa y respetable estructura de concreto, hierro y vidrio.

Entre los funcionarios públicos se encontraba Valentina Carvajal que aprovechó el frío de la intemperie para tomar una bocanada de aire helado que le refrescara la garganta, la que traía ardida después de que le tocará impartir una charla penalista a los casi 1.200 reclutas establecidos para graduarse de la academia de policía, la mañana del lunes en el Madison Square Garden.

El clima últimamente estaba enfriando más que de costumbre, estaba segura que éste era el Otoño más frío que estaba viviendo en Nueva York y por primera vez le hizo caso a las noticias matutinas del estado del tiempo, las que escuchaba mientras se vestía por la mañana, después de su religiosa rutina de capoeira, la que interrumpió la llamada de su tío en la cual la felicitaba y aún después de casi una semana seguía preguntando por cómo le había ido a Lucia en su primera consulta prenatal, interrogándola a ella y estaba segura de que también lo hacía con Lucia.

Definitivamente no había sido una buena idea que León Carvajal se convirtiera en padre después de tantos años, porque su sentido de sobreprotección iba en aumento.

Se colocó un traje gris: formal y abrigado, incluyendo el chaleco que muy poco le gustaba usar, pero le ayudaba a ajustar la bufanda y eso era razón suficiente para decidirse por la prenda.

El frío imperaba, por lo que buscó dentro de la gabardina gris plomo, los guantes de cuero forrados de cachemira en color grafito y se los colocó. Luciendo un formidable atuendo en diferentes tonos de grises y que su corbata roja armonizaba de manera impecable atrayendo miradas.

-Hoy no podré acompañarlos a almorzar, prometí hacerlo con mi esposa... -les informó Joshua Joseph a sus compañeros.

-Primero la familia, así que tranquilo... -le palmeó uno de los hombros, Snowden el asistente fiscal 185°.

-Yo también paso del almuerzo, tengo una asesoría en la torre, en media hora... -dijo Valentina, que buscaba un cigarrillo en los bolsillos internos de la gabardina, pero dejó de hacerlo al saber que no lo encontraría, apenas recordaba que los había dejado en el auto.

-Entonces nos vemos en un par de horas, Joseph queda para mañana el almuerzo... no creas que lo he olvidado... -el asistente fiscal Gross, de aspecto estilizado y gran estatura. Buscó en su teléfono el artículo de noticias y se lo enseñó a su compañero- Aquí está la prueba, la puta revista informó que el 46% de los errores se debe a equivocaciones de los investigadores judiciales...

-¡Qué le den! Como dirían los españoles... -objetó Snowden con el ceño fruncido, hasta casi juntar sus tupidas cejas que le robaban protagonismo al color de sus ojos.

-Es una mierda ese artículo... -acotó Joseph sintiéndose ofendido por la noticia difamatoria.

-Sí que lo es, pero dijiste que este año no llegaba al 40% has perdido la jodida apuesta...

-Señor Gross, le recuerdo que las apuestas son ilegales en el Estado de Nueva York... -le advirtió en un claro tono de amenaza y se alejó un par de pasos.

-Me pagas mi puto almuerzo... -le exigió de manera divertida y lo señalaba insistentemente.

-Será mejor que le pagues el almuerzo... -aconsejó Valentina sonriendo y acoplándose al paso de Joseph- O te hará la vida imposible, no dejará de joderte un solo minuto...

-Está bien, está bien... -empezó a asentir con la cabeza fingiendo estar derrotado- Mañana te llevo al Carnegie Deli...

-Joshua Joseph estás de psiquiátrico si crees que me brindarás un almuerzo del Deli... -se giró y caminó en sentido opuesto a su interlocutor, para no seguir alargando una conversación que sabía no los llevaría a ningún lado, porque ninguno de los dos iba a ceder.

Dulces Mentiras Amargas Verdades (Saga completa) Juliantina g!p adapt.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora