Libro 4: Capitulo 47

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Valentina llegaba a la Sala de Juicios en el Distrito Sur, mucho antes de la hora pautada. La camioneta se detuvo frente al edificio del Estado, cerró su portafolio y agarró el vaso con el café.

-¿Esta gente no duerme?... -se preguntó con sarcasmo al ver que ya habían reporteros en el lugar.

Logan sonrió ante el comentario de su joven jefa debido al acecho que había tenido por parte de los medios de comunicación últimamente, y que delante de ellos se lo tomaba a la ligera, pero cuando no refunfuñaba por el acoso mediático.

-Mucha suerte señorita... -le dedicó Bertrán.

-No la necesito, todo viene por el esfuerzo. La suerte es para los mediocres, los exitosos no la necesitamos... -contestó Valentina sin poder contener su lado soberbio.

Para Valentina Carvajal y para cualquier abogado la suerte era el nombre que se le daba a una sucesión de hechos que ocurren a favor del ser humano. Científicamente, la suerte no existe, es algo en lo que se cree y que viene atado a las casualidades y para los abogados nada es porque sí, todo, absolutamente todo tiene una causa.

-Éxito, entonces... -reacomodó sus palabras en medio de una sonrisa.

-Esa es la actitud... -le dijo Valentina sonriente y señalándolo con la mano en la que tenía el vaso.

Logan bajó de la camioneta y le abrió la puerta a Valentina, en el momento en que descendió del vehículo elevó la mirada hacia la ondeante bandera de los Estados Unidos de América, que parecía besar el cielo y bailaba al son que el viento le marcaba. Respiró profundo y se enfrentó a los periodistas que le enmarcaban el camino.

-Señorita Carvajal. ¿Siempre supo que Luis Montero era su padre?...

-Carvajal ¿Es justicia o Venganza?...

-Señorita Carvajal se especula que algunas de las pruebas han sido viciadas. ¿Qué nos dice al respecto?...

-¿Pedirá cadena perpetua para su propio padre?...

Docenas de preguntas saltaban sin ningún control y Valentina evadía cada una con silencio y seriedad. No iba a dar ninguna respuesta porque no haría del proceso un circo mediático. Entró al gran edificio y se llevó una gran sorpresa al encontrarse con Luna.

-¿Te has caído de la cama Carvajal?... -preguntó sonriente avanzando hacia ella a grandes pasos.

-Más o menos... -dijo recibiendo el abrazo- ¿Qué haces aquí? ¿Acaso vienes a servirme de cheerleaders? Sí es así te recomiendo que uses algo más provocativo y que metas la barriga... -dijo golpeando el abdomen del hombre.

Luna se carcajeó y Valentina también lo hizo, le hizo un ademán para que siguiera.

-Ya quisiera estar en el juicio más polémico, ando hasta la mierda de trabajo...

-¿Entonces no tienes tiempo para compartir cigarros y café?... -tanteó Valentina.

-Necesito que me pongas al día, por cierto los del accidente en la boutique de tu mujer ya les dieron fecha de juicio...

-Eso será una buena noticia para ella... -no pudo evitar sentir satisfacción, ante el comentario de Luna, mientras se dirigían al área de fumadores.

Con tranquilidad disfrutaron de los cigarrillos y del café, mientras conversaban sobre cómo iba el juicio. Valentina sabía que no podía cantar victoria todavía, sólo lo haría en el momento en que a Luis Montero le dictaran sentencia.

Mateo Luna se despidió de Valentina, porque debía regresar a la comisaría no sin antes hacerle una invitación a ella y a Juliana para que fueran a almorzar a su casa.

Dulces Mentiras Amargas Verdades (Saga completa) Juliantina g!p adapt.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora