Libro 3: Capitulo 37

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ATENCIÓN: este capítulo contiene violencia física y sexual. Si eres sensible para leer este tipo de situaciones, te recomiendo que no lo leas o si lo haces es bajo tu total responsabilidad.

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"La muerte se lleva todo lo que no fue, pero nosotros nos quedamos con lo que tuvimos"

Mario Rojzman.

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El cielo gris daba la sensación de casi besar la tierra y por poco posarse con su tristeza sobre los árboles que se pintaban con los colores del otoño.

Las hojas moribundas se mecían al compás que el viento marcaba, creando un murmullo que acompañaba esa soledad en la cual se encontraba Valentina.

Sentada sobre la fría grama trataba de perder su mirada en las aguas del río Hudson, pero el velo de su pasado le impedía ver más allá.

La naturaleza con su paradójica belleza, no ayudaba a que el dolor en su pecho se consumiera. Que tanta rabia e impotencia mermara. Había perdido la cuenta de los porqués que la habían acompañado durante tanto tiempo y aunque intentara no reincidir en el doloroso pasado, éste la torturaba arrastrándola a ese fatídico momento en que todo cambió.

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--- Flash Back.---

-Um sarda, dois sardas, três sardas, quatro sardas, cinco sardas, seis sardas, sete sardas, oito sardas (traducir)... -Elizabeth contaba en portugués, una a una las pecas en la nariz de su pequeña hija Michelle, quien trataba de contar en el idioma de su madre.

-¿Hoy vendrá papi?... -preguntó, ante la falta que empezaba a hacerle su padre, quien poco a poco se había distanciado del hogar, y la única respuesta que le habían dado era que tenía mucho trabajo.

-Sí, no debe tardar... -contestó su madre con esa hermosa y tierna sonrisa. Estaba enamorada de ella y lo sabía.

-¿Y le dirás lo de mi hermanito?... -curioseó desviando la mirada a la ecografía que estaba pegada en la puerta del refrigerador.

-Será una sorpresa, quiero que lo vea. Así que debes guardar el secreto. ¿Guardaremos el secreto?... -pidió y pasó por sus labios la punta de sus dedos índice y pulgar imitando el cierre de su boca y Michelle sonriente la imitó.

-¿Cuánto tiempo falta para que llegue mi hermano?... -preguntó sin poder estar callada por mucho tiempo.

-En unos meses, primero debe crecer un poco, pero aún no sé si será un hermanito o una hermanita... -confesó acariciándole los cabellos.

-Yo quiero un hermanito, para jugar con él... -su madre le hizo una mueca de tristeza de esas que ella le regalaba para que aceptara opciones- Está bien, si es una hermanita también la voy a querer... ¿se podrá llamar Campeón?...

-No... -dijo al tiempo que una carcajada hacía eco en la modesta cocina- Eso no es un nombre...

-Entonces se llamará... -en ese momento vio a su padre atravesar el umbral de la entrada a la cocina y se llevó rápidamente las manos a la boca y se la tapó, para que no saliera ni una sola palabra más, sus ojos expresaban la felicidad de ver al hombre llegar y corrió hasta él.

-¿Y eso? ¿No le das un beso a tu padre?... -preguntó Luis emocionado al ver a su hija, después de dos días de haber estado por fuera de casa.

Michelle asintió en silencio con energía y se descubrió la boca. Con sus manos libres, pudo abrazar el cuello de su padre y le dio varios besos y cada corta carcajada que él le regalaba demostraba que le gustaba recibir afecto por parte de su hija, elevándola del suelo y cargándola.

Dulces Mentiras Amargas Verdades (Saga completa) Juliantina g!p adapt.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora