Libro 4: Capitulo 42

342 42 0
                                    

El avión privado de Santiago Carvajal proveniente de Brasil, arribó al aeropuerto internacional JFK de Nueva York a las tres de la tarde. El chico llegó en compañía de sus inseparables guardaespaldas que se encargarían de trasladarlo hasta su residencia en Upper West Side.

En el interior de la camioneta blindada, se quitó los guantes, la bufanda y todo lo que lo mantuviese resguardado de su peor enemigo: el frío.

Buscó su teléfono móvil para comunicarle a su prima que había llegado y así evitarle algún tipo de preocupación. Valentina no respondía, lo que le hizo suponer que estaría ocupada, después del cuarto repique la llamada fue desviada al buzón de voz. Aunque fuese realmente imprudente intentó una vez más, entonces al segundo repique escuchó la voz ronca de su prima.

-Yo apenado porque pensé que estaría irrumpiendo tu horario laboral, pero resulta que la niña está durmiendo. Valen deja de pasar las noches cogiendo y despierta a la realidad... -le aconsejó divertido poniéndose extremadamente cómodo en el asiento trasero del vehículo, casi acostándose, mientras que los guardaespaldas se ponían en contacto con Logan y Bertrán a través de la radio y en su comunicación codificada.

Valentina al otro lado de la línea se aclaró la garganta un par de veces, mientras lo hacía esperar por alguna respuesta.

-Santi. ¿Hace cuánto que llegaste?... -indagó con cautela.

-Apenas piso el puto congelador. Vamos saliendo del aeropuerto...

-¿Estás conduciendo?... -siguió con su lacónico interrogatorio, mientras suplicaba mentalmente que su primo se armara de fortaleza ante la desbastadora noticia que debía darle.

-No, voy con las niñeras... -dijo con una corta carcajada y le palmeó el hombro a Salvatore que iba de copiloto.

El hombre sonrió ante el comentario de su resguardado y atendió la mirada de su compañero que también le sonreía. Ya sólo les causaba gracia de cómo se dirigía a ellos el joven heredero Carvajal.

-Santi... -Valentina no pudo seguir y guardó silencio.

-¿Valen?... -inquirió con burla, pero al ver que no tenía respuesta continuo-: Valen, sabes que odio el maldito suspenso, ¿qué mierda vas a decirme?...

-Debes llegar al hospital Mount Sinai te esperaré en la sala de información...

-¿Qué pasó?... -preguntó e inmediatamente un gran nudo de angustia se le formaba en el estómago. Valentina se tardó demasiado en responder y él sólo pudo pensar en Megan. Sin decir nada más finalizó la llamada.

Casi de manera automática marcó al número de Megan y en el preciso momento en que desvió la llamada al buzón de mensajes, el aliento empezó a quemarle en la garganta y sus nervios se pusieron alerta. Intentó una vez más y eso acrecentó su angustia que repentinamente llevaba el nombre de su novia.

-Contesta Megan... -musitó con voz ahogada.

Tercer intento fallido y entonces una vez más recurrió a su prima, al primer repique Valentina le atendió pero él no la dejó hablar.

-¿Qué le pasó a Megan?... -preguntó con desesperación disfrazada de cautela.

-Es mejor que vengas al hospital y aquí te cuento...

-¡No! Dime de una puta vez qué le pasó a Megan. ¿Acaso Montero tiene que ver? ¿La condujo una vez más a un intento de suicidio? Si es así voy a partirle la cara y no quiero que te metas Valen... -hablaba casi sin respirar, anulándole a Valentina cualquier posibilidad de explicación. Le tocó el hombro a Salvatore y el hombre automáticamente le regaló su atención- Vamos al hospital Mount Sinai... -le dio el cambio de dirección y el guardaespaldas asintió en silencio acatando la orden.

Dulces Mentiras Amargas Verdades (Saga completa) Juliantina g!p adapt.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora