Libro 4: Capitulo 13

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Las llaves de la Lincoln de Valentina rebotaron en el sofá de cuero blanco y cayeron a la alfombra gris. Después de que la ojiazul las lanzara no se preocupó por recogerlas. Siguió de largo hasta la cocina mientras seguía conversando por el teléfono.

-No considero que tengas que asistir al gimnasio todos los días, pero es tu decisión... -le dijo mientras abría la nevera y sacaba una botella de agua.

-Me he acostumbrado a hacerlo... puedo drenar todo el cansancio del día... -contestó Juliana al otro lado de la línea.

-¿Cómo quedaron las fotografías? ¿Me enviarás una?... -preguntó destapando la botella y regresaba a uno de los sofás que estaba frente al ventanal. Desde donde se podía apreciar el gran pulmón verde de Manhattan, con las luces del ocaso pintando el cielo de un naranja casi rojizo sobre las copas de los árboles envolviéndolos y extendiéndose por todo el horizonte de la ciudad, sin embargo, el gris oscuro de la noche descendía del cielo creando un hechizante degradado franqueado por nubes.

-Apenas si las vi. Las tiene el fotógrafo y nos toca esperar a que le haga las ediciones que él crea necesarias...

Valentina le dio un largo trago al líquido y colocó la botella en la mesa de centro, donde subió los pies.

-Si no necesitas ningún tipo de retoques, no te hace falta...

-No es lo que él piensa, tal vez sea la luz, los colores, porque estoy consciente que yo no necesito ningún tipo de retoque...

Valentina soltó una carcajada y disfrutó de la risotada de Juliana al otro lado- Doy fe de ello... -le hizo saber con toda la sinceridad que poseía, para la brasileña, la diseñadora era extremadamente perfecta, aún con sus desaciertos y su carácter indomable.

-Val, te tengo que dejar. Voy a conducir... -le avisó- Te llamaré apenas llegue al departamento...

-Esperaré tu llamada. Ten cuidado con el tráfico y con el enano...

-No podías terminar la llamada sin hacerme la advertencia... -acotó divertida- Ya no es mi amigo Horacio, ahora es el enano...

-Bueno, no es muy alto que se diga...

-Eso ya lo sé, Pantera celosa... -la reprendió con la alegría que le embargaba al hablar con Valentina.

-No son celos, te he dicho que él no es amenaza para mí... -mintió descaradamente, porque podrían matarla, pero no admitiría que ese tipejo la ponía de mal humor. Se le hizo extraño no escuchar de fondo el incesante tráfico de esa hora y supuso que Juliana aún no salía de la boutique por estar hablando con ella- Te dejo para que conduzcas, esperaré tu llamada, yo voy ducharme y bajo a correr un rato. ¿Por qué mejor no vienes para que trotemos juntas?... -le hizo la propuesta que en cuestión de segundos se le vino a la cabeza.

Juliana se mantuvo en silencio por varios segundos que para Valentina parecieron una eternidad, hasta que por fin le dijo: -Hoy no me toca cardio, voy con pesas, para la próxima semana prometo que iremos a trotar juntas...

Valentina se relamió los labios con lentitud, asimilando el sutil rechazo que Juliana le hacía, y una vez más sus sensaciones eran más fuertes que sus pensamientos.

-Está bien, como prefieras... -contestó con aspereza y finalizó la llamada sin esperar que la morena se despidiera. Lanzó el iPhone en el sofá y dejó descansar la cabeza en el respaldo, obligándose a calmar la jauría de celos que llevaba desatada por dentro.

A segundos miraba de soslayo el teléfono, porque una parte en ella necesitaba desesperadamente que Juliana la llamara de nuevo y que le pidiera disculpas, que le dijera que sí estaba dispuesta a trotar con ella. Por primera vez en muchos años necesitaba que alguien recordase su cumpleaños y le diera un abrazo felicitándola; pero los minutos pasaban sin que la pantalla del móvil se iluminara alimentándole esa decepción de saber que la mujer que había despertado en ella más sentimientos después de su madre no tenía la puta idea de que estaba de cumpleaños. Juliana no se había preocupado por averiguarlo, como ella lo había hecho con la morena y súbitamente se llenó de preocupación al pensar que al fin de cuenta ella no era tan importante para la diseñadora.

Dulces Mentiras Amargas Verdades (Saga completa) Juliantina g!p adapt.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora