El sol apenas despuntaba imponente en el horizonte, pintado de un magnifico dorado el paisaje, siendo la atracción para todas las personas en el puerto que aprovechaban para tomarse algunas fotografías. Valentina y Juliana no perdieron la oportunidad de hacerlo.
Después de varias sesiones fotográficas. Estaban listas para abordar el bote navi, y conocer a través de su piso de cristal la maravillosa vida marina que yacían bajos las aguas noronhenses.
Tomaron asiento en el sofá redondo en color blanco que bordeaba la gran cúpula de cristal, y desde ese instante se convertían en testigos de las más hermosas especies marinas.
Los guías especializados explicaban cada una de las especies, además del delicado ecosistema de las costas y por qué la infinita preservación del mismo.
Juliana miraba atenta y se maravillaba con lo grandiosa que era la naturaleza. Una hora y media por las costas le llevó a descubrir especies marinas que no conocía, peces con brillantes y llamativos colores, tortugas inmensas que parecían estar ahí desde la época de la prehistoria, otras más pequeñas y menos extrañas. El corazón se le instaló en la garganta cuando un tiburón les mostró muy de cerca sus dos hileras de dientes. Sabiendo que no podía hacerles daño, el solo hecho de verlo tan de cerca le heló la sangre.
De regresó al puerto, subieron a otra embarcación, un bote que lo llevaría a recorrer algunas de las islas que formaban parte del archipiélago, y que estaban completamente deshabitadas, por exigencias gubernamentales.
Juliana admiraba los destellos que el sol le sacaba al agua, mientras le calentaba la piel y la brisa se estrellaba contra su rostro, mientras Valentina hacía fotografías.
A medio camino, la embarcación se detuvo, concediéndoles la oportunidad para que se refrescaran un poco.
-Vamos al agua... -le dijo Valentina quitándose del cuello el cordón de la cámara fotografía y la dejó encima del bolso que Juliana había llevado.
-No, aquí estoy bien...
-No me digas que tienes miedo de bañarte en pleno océano... -se burló la brasileña, mientras se quitaba el short y se quedaba con el sunga en color azul marino y un top deportivo, que se le ajustaba perfectamente al cuerpo, mostrándola realmente provocativa para persona.
-No, realmente no tengo miedo, es que no quiero broncearme más de la cuenta.
-Vamos mi vida, no sabes de lo que te pierdes. Ven bebé... -le pidió Valentina tomándola por una mano y con la otra le soltaba el nudo a la canga que llevaba amarrado y cruzado al cuello, dejando a Juliana con el traje de baño de dos piezas, la parte de abajo era blanca y los triángulos en sus senos tenían la bandera de Brasil.
La diseñadora observó cómo algunos niños sin el mínimo temor, se lanzaron al agua, suponía que no debía temer, si se habían detenido en ese lugar, era porque no había ningún tipo de peligro.
-Está bien, pero solo unos minutos...
Como respuesta recibió un sonoro beso en la mejilla, y Valentina la guió hasta donde estaban las escaleras, se lanzó al agua y a los segundos emergió, nadando hasta las escaleras, para desde ahí ayudarla, también recibió la colaboración de un hombre que aparentaba tener unos cincuenta años.
-Gracias... -le dijo aferrándose a la mano del señor, mientras bajaba con total cautela las escaleras, donde Valentina la recibió.
El agua estaba fría y eso hizo que los labios empezaran a tiritarle, siendo el blanco de burla de su esposa, que soltó una carcajada.
-En segundos te acostumbrarás... -aseguró mientras la ayudaba a mantenerse a flote- Vamos abajo...
-Ok, dame tiempo para llenarme de valor...
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Dulces Mentiras Amargas Verdades (Saga completa) Juliantina g!p adapt.
Ngẫu nhiênLa directora de una prestigiosa firma de abogados y exitosa fiscal del distrito de Manhattan Valentina Carvajal, vive sin restricciones, experimentada, aventurera, apasionada e intensa. No le gustan los compromisos y se verá envuelta en una explosió...