Libro 4: Capitulo 15

316 46 1
                                    

Una semana llevaban los posters en algunas pantallas del Times Square, anunciando el desfile Butterfly Night: de la firma Valdés. Donde se mostraba a Juliana en una representación fusionada y mejorada de su tatuaje. Sentada con los ojos vendados, detrás se extendían unas alas de mariposas como si fuesen un tatuaje tridimensional y a sus pies docenas de diamantes regados.

Una semana en la que Juliana y su equipo trabajaron sin descanso y dormir se había convertido en un privilegio, pero estaba segura que valdría la pena tanto esfuerzo, hasta haber sacrificado su fin de semana con Valentina.

El trabajo las había absorbido a ambas y no se habían visto en más de ocho días, nada más que diez minutos y por whatsapp.

Valentina había logrado encontrar la orden de restricción en contra Luis Montero y no podía acercársele a más de quinientos metros. Tenía derecho a dirigirle la palabra única y exclusivamente dentro de las instalaciones de instituciones judiciales y que fuera temas referentes al caso de Elizabeth Carvajal. Si el hombre llegaba a quebrantar la orden, perdería la libertad condicional de la que disfrutaba.

Los asistentes llegaban al Lincoln center para darse cita al desfile de la firma Valdés, todos con sus invitaciones negras con el logotipo en relieve de una mariposa negra metalizada, que si se le daba movimiento se apreciaban colores tornasolados.

En el vestíbulo del teatro The Stage, una orquesta que se paseaba por el jazz, blues, soul: géneros musicales que comúnmente se les ligaba al erotismo y la cautivante voz de una mujer afroamericana interpretaba un selecto repertorio. Acompañando a la orquesta, seis modelos entregaban a los asistentes una pequeña caja en los mismos colores de la invitación que contenía un presente por parte de la firma.

Mientras el teatro se llenaba poco a poco con los asistentes que eran guiados a sus puestos personalizados y desde ahí observaban la decoración del lugar. En el apartamento de Juliana todo era un caos.

-Odio esta maldita cosa, nunca puedo armar el lazo... -blasfemó Valentina, admirando frente al espejo del baño por quinta vez el corbatín torcido. Mientras a Juliana en la habitación le retocaban el maquillaje.

La diseñadora la escuchó y no pudo evitar sonreír ante la poca paciencia que tenía su carioca.

-En un minuto te ayudo, déjalo así... -le dijo con la mirada al techo para que la estilista pudiese aplicarle por tercera vez máscara en las pestañas. También le aplicó otra capa de gloss sobre los labios.

-Ya estás casi lista... -le informó la chica de un hermoso y cuidado cabello a la altura del cuello, con rasgos bastante delicados, como lo eran la nariz y la boca. Paseó su mirada por la cama de Juliana donde había un gran desorden de maquillajes, perfumes, fijadores para el cabello, zapatos, estuches de joyas y agarró un par de sandalias- ¿Las Jimmy Choo o las Alexander McQueen?...

-No sé, ¿cuáles te gustan más?... -preguntó Juliana completamente indecisa. Porque las dos le encantaban.

-Con el vestido me parece que son más estilizadas las, Jimmy Choo, además estas piedras combinan muy bien con las del escote...

-Entonces pásame esas... -le pidió tendiendo las manos- Yo me las coloco, tú ve recogiendo lo que te vas a llevar, ya te están esperando abajo...

Richie la estilista y maquilladora de Juliana, con rapidez empezó a guardar todo en su maleta, menos el gloss que le dejó para que se retocara los labios antes de llegar al Lincoln Center.

Juliana terminó de colocarse las sandalias y se puso de pie, se llevó las manos a las caderas- ¿Cómo me veo?... -le preguntó confiando en el excelente criterio de la joven.

Dulces Mentiras Amargas Verdades (Saga completa) Juliantina g!p adapt.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora