Libro 1: Capitulo 5

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Juliana aun en medio de las suplicas de Lucia y Mauricio porque los acompañara a cenar, decidió no hacerlo, prefirió quedarse una hora más en la boutique y así cambiar los diseños a los maniquíes, prácticamente exigiéndoles que se marcharan, ya que no querían dejarla sola.

Se encontraba en la vitrina colgaba collares y scarfs en los cuellos de los maniquíes, ya casi terminaba pero le había llevado unas dos horas, mucho más tiempo del esperado, debido a la maldita férula que aunque tuviese una semana con ella aún no ...

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Se encontraba en la vitrina colgaba collares y scarfs en los cuellos de los maniquíes, ya casi terminaba pero le había llevado unas dos horas, mucho más tiempo del esperado, debido a la maldita férula que aunque tuviese una semana con ella aún no se acostumbraba y aún seguía masacrando mentalmente la dignidad de la madre de la idiota que casi la atropella en el estacionamiento.

Vio como una camioneta Lincoln MKX gris plomo, se estacionaba detrás de su auto y se le hizo extraño porque no tenía ningún pendiente. Desvió la mirada y prosiguió con su trabajo pensando que tal vez era algún cliente para Luis Vouiton o de otras de las tiendas vecinas, después de todo pocos autos se detenían en la Quinta Avenida.

Alguien golpeaba el cristal de la vitrina y volvió la mirada, encontrándose con una mujer alta, de tez blanca y cabello castaño claro, vestida de traje de corte femenino a la medida, percatándose que era realmente atractiva, seria e interesante, la imagen de la individua enfundada en lentes que casi la atropellaba la semana pasada le emergió de inmediato.

Alguien golpeaba el cristal de la vitrina y volvió la mirada, encontrándose con una mujer alta, de tez blanca y cabello castaño claro, vestida de traje de corte femenino a la medida, percatándose que era realmente atractiva, seria e interesante, l...

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-¡ESTA CERRADO!.. -le gritó, lo que menos quería era atenderla, sobre todo por ese magnetismo inexplicable que una vez más subía por sus pies y germinaba desde su centro expandiéndose por todo su cuerpo, la vio caminar hacia la puerta de cristal y recordó que no estaba cerrada.

-Le he dicho que está cerrado... -prosiguió saliendo de la vitrina tan rápido como su falda tubo y sus zapatos Chanel negros, suela roja, se lo permitían, observando a la mujer que entraba - Al menos que haya venido a disculparse...

-Buenas noches, señorita... -le habló ella, permitiéndole escuchar su voz por primera vez. Era suave, profunda y con un acento cadencioso que no terminaba de identificar- No tengo porque hacerlo, fue usted quien se atravesó, de hecho he venido a traerle la cuenta del taller, ya que al descargar sus emociones sobre mi auto le ha causado abolladuras... -expuso mirándola fijamente a los ojos.

Dulces Mentiras Amargas Verdades (Saga completa) Juliantina g!p adapt.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora