Libro 2: Capitulo 19

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Juliana no podía evitar reír ante los chistes malos, muy malos de su ex, lo que le causaba gracia era la manera como él los contaba, el entusiasmo que ponía al hacerlo. Había prometido ser solo su amigo y tres días después cumplía esa promesa, pasaba mucho tiempo en la boutique y no causaba molestias, por el contrario, ayudaba en muchas cosas, siempre fue un hombre realmente servicial, atento, amable, cualidades que la cautivaron en el pasado y lograron que entre ellos se diera una relación maravillosa, nunca hubo discusiones, ni malos entendidos, la confianza siempre fue el eje que mantuvo la relación, se podría decir que eran el uno para el otro.

Admiraba la belleza en él, su mandíbula imponente que arrancaba suspiros en las mujeres, era de fisionomía atrayente, con unos ojos avellanas que deslumbraban y una sonrisa franca, además de ese aire de divina arrogancia que poseían los londinenses, pero que no era más que una fachada, porque él era el hombre más amable sobre la tierra, o al menos el que ella conocía.

Aunque se encontraba perdida en los ojos del hombre que tenía enfrente, alguien lanzó un anzuelo rojo, el Lamborghini la tentaba a ir a la superficie, la atraía de manera desmedida, de una manera a la cual no podía resistirse y ahí estaba acercándose a lo que probablemente sería una muerte segura.

La sonrisa se le congeló y su mirada se fijó en el automóvil de la prestigiosa marca italiana estacionarse en frente, Valentina aparecía de la nada, una semana después llegaba como si nada hubiese pasado, como si no la hubiese relegado, ignorándola completamente, se había propuesto entender la situación por la que pasaba, pero al verla llegar con su anatomía perfecta, su andar de que era la dueña del universo y vestida de manera informal, el panorama cambiaba completamente y Juliana se sentía molesta o dolida, no podía definir en ese momento las emociones que la gobernaban.

Entró e intercambió unas palabras con Mauricio, y la morena no podía desviar la mirada de la ojiazul, haciendo partícipe a Rodrigo de su objeto de atención, mientras trataba de mantenerse impasible, no demostrar la ola que arrastraba sus sentimientos, no sentir cómo los latidos de su corazón se acoplaban a los pasos de Valentina Carvajal y que la sensación de abismo en su estómago amenazaba con tragársela, ante el descontrol al que involuntariamente la sometía. Juliana empezaba a sospechar que lo qué esa mujer despertaba en ella no era sano, no era para nada normal, porque no entendía cómo podía atacar cuerpo y mente al mismo tiempo.

-Buenos días... -Valentina abrió la puerta sin pedir permiso y saludó como si nada hubiese pasado, como si no hubiese desaparecido por siete malditos días.

-Buenos días... -correspondió Rodrigo para hacerse notar, mostrando una sonrisa que reflejaba supremacía, sentía que los últimos días había avanzado con Juliana y no daría marcha atrás, había notado la ausencia de la fiscal y de eso había tomado ventaja, no porque apareciera de la nada le iba a dejar el camino libre.

-Juls, necesito hablar contigo, ¿me acompañas?... -le pidió la ojiazul con la mano en el pomo y bajo el quicio de la puerta.

-En estos momentos estoy ocupada, te llamaré por la tarde... -contestó la morena y prácticamente la estaba botando, pero era necesario que supiera que no estaría disponible para cuando a ella le diese la gana, no dispondría de su tiempo como si ella fuese de su propiedad.

-Más tarde no puede ser... -alegó la fiscal y con largas zancadas entraba a la oficina de la diseñadora- Permiso... -la tomó por la muñeca obligándola a ponerse en pie ante la mirada atónita de Rodrigo Sturgess.

Juliana se tensó por entera y trató de clavar los pies en el piso, haciéndose lo más pesada posible, con la mirada fija en Valentina, exigiéndole que la soltara, no quería hacerlo con palabras, no delante de su ex novio.

Dulces Mentiras Amargas Verdades (Saga completa) Juliantina g!p adapt.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora