Libro 2: Capitulo 4

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El amplificador Marshall aumentaba el sonido de los acordes que Valentina afinaba para alcanzar las notas del tema elegido por Megan. Desviaba cada tanto la mirada hacia donde ella se encontraba conversando con Santiago, quien estaba sentado encima del piano con una enorme sonrisa de satisfacción, que la confundía y la ponía en guardia. Aunque estuviese concentrada en la guitarra, no le gustaba la cercanía de su primo con la chica y mucho menos verla a ella reír tanto con él, sin duda alguna, los días en que había faltado al Central Park, ellos se habían conocido mejor, habían forjado lazos de amistad o al menos así habría sido de parte de Megan, porque Santiago no tenía amigas, solo que estas fuesen del tipo que conceden derechos especiales.

-¿Santiago Thor, no tienes que practicar?... -preguntó Valentina silenciando abruptamente a la guitarra.

-No, ya he practicado lo suficiente, solo esperamos por ti, así que mueve esos dedos...

-Ya está listo, ve a sentarte en la batería... -exigió señalando con un movimiento de cabeza el fondo del escenario.

Santiago bajó de un brinco y el impacto de sus pies sobre el piso de madera hizo eco en el lugar mientras ponía mala cara, y Megan sonreía al ver el trato a veces infantil de los primos Carvajal, realmente era más feliz después de haberlos conocido. Nunca pensó que, por estar a punto de ser ultrajada a las afueras de un club, su vida cambiaría radicalmente. Valentina seguía demostrando que solo quería protegerla, y aunque se ilusionó con ella al principio, al conocer a Santiago esa ilusión se esfumó dando paso a un sentimiento más intenso, apenas podía controlar el temblor de sus dedos al ver a su novio y se preguntaba si algún día, dejaría de parecer una tonta cada vez que él estaba cerca.

Santiago aún no hablaba con Valentina acerca de ellos, y ella comprendía por qué la fiscal era demasiado sobre protectora, era esa hermana que sus padres no le ofrecieron y que muchas veces anheló, tal vez una hermana hubiese escuchado sus problemas y hubiese evitado que cayera en aquel oscuro y doloroso agujero.

-Listo, pulgar arriba, iniciamos... -informó Valentina haciéndole una seña al chico que se encontraba en la cabina de la parte superior, encargado de las luces y el sonido.

El joven bajó la intensidad de las luces, dejando solo las directas sobre las tres personas en el escenario. Habían alquilado un teatro de estilo art déco en el corazón de Broadway para llevar a cabo la pequeña función que Megan quería.

Valentina elevó el pulgar y los nervios recorrieron el estómago de Megan, paralizando sus dedos sobre el teclado y cerrando su garganta. Los chicos esperaban escucharla cantar, desconcertados, la miraron mientras la música vacía sin una voz que la guiara, seguía repetitiva y cacofónica.

-Megan si no cantas, no podremos seguir... -acotó Valentina cada vez más impaciente, pero no porque le molestase en realidad, ese era simplemente su carácter.

-Es que yo no sé cantar Valentina... Lo hago muy mal... -Se defendió Megan.

-Solo estamos nosotros, no es un concierto con miles de espectadores, haz de cuenta que estás sola en tu habitación, no es nada profesional, solo estamos pasando el rato...

-No es así de sencillo, seguramente se burlarán de mi voz de Dora la exploradora... -respondió con un nudo en la garganta.

-Prometo no burlarme y si Santiago lo hace le partiré la cara... -dijo desviando la mirada a su primo, quién en ese momento estaba por completo concentrado en ella.

-Sabes que no me burlaré, Megan... -Le regaló una de esas miradas risueñas que a ella le encantaban y que en esta ocasión no pasó desapercibida para Valentina, pero antes de que pudiese ver la reacción en ella, Megan bajó la mirada a las teclas de marfil.

Dulces Mentiras Amargas Verdades (Saga completa) Juliantina g!p adapt.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora