Libro 4: Capitulo 28

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Juliana había tomado la peor decisión de su vida, de eso estaba segura. Haber abandonado el departamento de Valentina y refugiarse en el de ella aumentó la nostalgia. No sólo le hacía falta Mauricio, sino que también extrañaba demasiado a su fiscal.

No logró conciliar el sueño y luchaba contra las casi irrefrenables ganas que sentía por ir a buscar a Valentina, pero su sentido común se imponía gritándole que la brasileña debía estar molesta y seguramente no quería verla. No hasta que se encontrase mejor.

Con pereza salió de su cama, arrastrando sus pasos se fue al baño, frente al espejo se quitó el camisón azul marino de seda que llevaba puesto y su desnudez brillaba ante las luces led que alumbraban con insistencia su cuerpo.

Esa mañana ya no tenía lágrimas que derramar, estaba desconsolada y cansada, ese vacío que se le había aferrado al pecho seguía torturándola, pero ya no quería sentirlo más, quizá debía luchar como Valentina le pedía, pero hasta para eso estaba cansada.

Eran muchas cosas dando vueltas en su cabeza que jugaban con sus emociones. Era afrontar su vida sin el hombre que siempre la ayudó, era tener que empezar prácticamente de cero y no tenía idea cómo hacerlo sin Mauricio a su lado. En pocas horas había perdido todo y ni siquiera Lucia estaba a su lado para que le diera palabras de aliento.

-¡Juliana!... ¡Juls!...

Escuchó la voz de Valentina que la llamaba y estaba segura que se encontraba en la habitación. Sin pensarlo salió corriendo del baño y la vio acercándose a la cama pero la ojiazul al percibirla se volvió hacía la morena.

Valentina vio a Juliana correr desnuda hacia ella y sin previo aviso se le lanzó encima, no precedió esa acción por parte de la diseñadora por lo que aunque la atajó en sus brazos el cuerpo no encontró el equilibrio requerido y ambas cayeron en la cama.

-¿Estás bien? ¿Acaso me has extrañado?... -preguntó la brasileña una vez repuesta de la impresión y la diseñadora iba a asfixiarla al cerrarle el cuello con los brazos.

-Demasiado... Lo siento Val, siento ser tan estúpida, te juro que yo misma empiezo a odiarme, ya ni me soporto... -confesó Juliana con el rostro enterrado en el cuello de Valentina mientras la ojiazul le acariciaba la columna vertebral.

-No digas eso, comprendo que te sientas realmente confundida y nostálgica, pero debes salir adelante... Intento ayudarte, no obstante sé que no soy buena para eso... Como consejera sentimental soy un fracaso...

Juliana alejó su cara del refugio que le brindaba Valentina con su cuello y buscó la mirada de ella, que esa mañana se encontraba brillante y no se dejaba opacar por las huellas que adornaban los párpados inferiores y daban fe de que tampoco había conciliado el sueño.

-No creo que seas un fracaso, sólo que estás batallando contra un imposible... -murmuró la morena y su boca buscó la de la ojiazul.

Valentina con sus manos se apoderó de su cabeza para hacer el beso más intenso, una entrega más ardiente. En la cual sus lenguas se enredaban y desenredaban en una danza agónica y dolorosa. A las lenguas se le unía el roce y succiones de labios.

-Sí no quieres que cojamos como unas salvajes, debes detenerte ahora y vestirte... -le dijo Valentina casi sin aliento y con sus pupilas fijas en los labios entreabiertos de Juliana- Porque me estás torturando...

-Val, no es que no te desee... Sólo siento que no podré entregarme por entera, no quiero echarme a llorar como una tonta, cuando debería reír con las sensaciones que despiertas en mí...

-Te comprendo, tampoco quiero que me tires tus mocos encima...-dijo con una sonrisa torcida.

Juliana sonrió porque Valentina intentaba aligerar el momento, aunque ella fuese consciente de la poderosa erección empalmándose entre las piernas de su ojiazul.

Dulces Mentiras Amargas Verdades (Saga completa) Juliantina g!p adapt.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora