Capítulo 10 (2/2)

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Así que para calmarla un poco que todo pareciese natural, sin tensión mala alguna, bueno sexual si pero nada más y no estuviese tan incómoda conmigo, porque se le notaba, no creo que fuese por que no quisiese estar ahí. Porque su temperatura alta como si tuviese fiebre, sus piernas temblando sin tener frío, su voz ronca que ni podía pronunciar ninguna palabra  y su respiración acelerándose más rápido de lo normal sin haber echo ejercicio. Se veía tan débil pero a la vez tan apetecible. Pero con todo eso me atreví, quería hacerla mía, no podía esperar más, la tenía ahí  en la cama desnuda, sin ropa alguna pero tapándose un poco los pechos con sus manos ya que era una de sus inseguridades y que necesito que se olvide que son pequeñas o feas. Son perfectas. ¿ Porque tanta inseguridad?

        - ¿ Puedo ? ¿ Tengo hambre, me dejas hacerlo? -le pregunté mientras me humedecía los dedos y le miraba a los ojos - Tu disfruta y si tienes que gritar, grita por favor quiero escucharte.
        - Que dices cariño no estamos solos en el hotel aunque estemos en la última planta - dijo empezando a jadear. - No podemos hacer eso. ¿ Y si nos escuchan ?
        - Pues lo siento por ellos, porque van a escuchar mi nombre unas cuantas veces esta noche. - dije poniendo los dedos dentro de ella y empezando a jugar con mi boca y sus labios inferiores mientras se estremecía de placer. - Esta noche no seremos los únicos que no duerman. Preparate.

Empezó a ponerse la cosa como si fuese una película de esas eróticas que solo pueden tenerla o verla los mayores ya que salen a las tantas de la madrugada en ciertos canales que mi madre tenía restringidos, pero veía a escondidas así que no me quedé corto, tenía que mejorar esas películas simples que solo hacen las cosas típicas de siempre y con una mano empecé a tocarle uno de los dos pechos mientras jugaba con su pezón. Si Xenia jadea así, con la otra mano que dejé por unos segundos de tocar su parte íntima le agarré la suya y la puse en mi cabeza para que mientras yo seguía en mi trabajo pudiese estirarme del pelo, que no se aguantase nada. Ella gemía agarrando con la mano libre las sabanas de la cama, eso me volvía loco, quería más, ella me pedía más. Que no parase mientras yo veía como disfrutaba de placer. Dios estaba entrando ya en un momento que no podía más con mi temperatura. Evidentemente no paré de hacerle sexo oral hasta que ella empezó a subir la cadera poco a poco, a moverse sin parar haciendo círculos, entonces aceleró el ritmo y gritó mi nombre soltando después un gemido. Entonces paró en seco.

       - ¿ Que te pasa ? ¿ Que ya no puedes más? - dije sacando los dedos y lamiéndolos como si fuese un helado. - ¿ Este era tu limite ? Vaya este niñato te ha dejado así yan fácil, me sorprende.
       - ¿ Crees que por eso no puedo más? No ha sido para tanto cariño - dijo con cara de decir todo lo contrario, agarrándome la cabeza para darme un beso con lengua - Prueba mi amo, a lo mejor mi cuerpo quiere más de ti. Quien sabe, intentalo.

No me lo pensé dos veces cuando me dijo eso, en verdad no tenía que decirme mucho estaba ya demasiado cachondo como para parar todo en ese momento, así que me levanté de la cama para quitarme los pantalones y la ropa interior que llevaba puesta en eso ella empezó a tocarse mientras me miraba a los ojos haciéndome señas de que fuese a por ella como una presa. Solo podía mirar como se estaba masturbando delante mío. Pff. Pero fuí con toda la delicadeza que podía empezando a darle besos por el cuello para que la temperatura no bajase, aunque no duré mucho con esa delicadeza, sus piernas me pedían lo contrario, me agarraba con sus uñas la espalda dejándome marcas y estando a centímetros de mi boca. Eso aún me ponía más. Y ocurrió la magia. Lo que estábamos esperando, lo que los cuerpos realmente pedían.

         - ¿ Estás segura de ello? - dije preparándome para entrar en ella y unirnos. - No quiero hacerte daño, a lo mejor soy muy bestia.
         - Si quiero, hazme el amor Dereck, ahora, no puedo esperar más. Y no pares hasta que tú también acabes gimiendo mi nombre y te corras para mi.

Ya no había marcha atrás, antes de que ella dijese ahora yo ya había empezado. Había entrado en ella, era tan resbaladizo por lo mojado que estaba. ¿Porque era tan poacentero?  No podíamos parar, solo para beber agua, estuvimos horas sin parar, incluso cambiábamos de postura para que fuese más placentero y buscar nuestra postura favorita pero de repente se levantó un momento, no entendía nada hasta que fué a donde estaba la mochila y sacó unos cuantos juguetes que no había visto en la vida, mientras yo iba masturbándome delante de sus ojos.

          - He traído algunos juguetes sexuales. ¿ Quieres probarlos ? - dijo sacando uno de ellos - Te van a gustar, créeme.
         - Tú te estás dejando llevar por mi, así que yo me dejaré llevar por ti, recuerda que somos uno y hay que disfrutar y experimentar. - aunque me daba un poco de miedo porque era la primera vez.
         - Ponte esto, cierra la luz y dejate llevar. Solo notaras placer te lo aseguro. - dijo susurrándome al oído - Pronto te harán efecto las gotas que conseguirán que pierdas el control totalmente en la cama.

Le hice caso ya que ella tiene más edad que yo y suponía que tenía más experiencia así que le hice caso a la primera, sin rechistar como un sumiso con su amo, cerré la luz pero quedó una roja de una lámpara pequeña de la mesita, me puse el antifaz y me dejé llevar. Primero noté que me ponía unas esposas en las muñecas y luego vi las estrellas, unas estrellas que no había visto en la vida. No podía moverme me tenía atrapado, así que empecé a gemir hasta que estaba a punto de llegar al final y decirle que parase pero me quitó el antifaz, las esposas y se subió encima mío. Ni me di cuenta todo en cuestión de segundos.

        - Hazlo por mi Dereck. - dijo jadeando - Después de saborear te, quiero que te corras para mi.
        - Si sigues así, ya no podré aguantar más. - dije empezando a estremecerme mientras le agarraba del culo.
- Eso es lo que quiero. Que llegues al éxtasis, al máximo placer. No te lo aguantes, gime, grita, jadea pero correte.

Nos sentamos en la esquina de la cama en donde empezó todo, allí ella enredó sus piernas por detrás mío y yo la agarré de la cabeza estando sentados para darle el gran beso del final y no solo eso sino también poder mirarnos, comernos y poder ver esos ojos en blanco de placer. Todo a partir de ahí fueron gemidos y ruidos del somier de la cama. Que pensábamos por un momento que la íbamos a romper. Hasta que algo hizo explotar todo, sentimos un alivio, pero lo más bonito es que nos miramos a los ojos nos dimos una sonrisa y nos abrazamos.

          - ¿Vas a venir a dormir o vas a quedarte mirándome el culo desde la puerta del baño? - dijo metiéndose dentro de la cama desnuda.
          - ¿No vas a ponerte ningún pijama? - dije volviendo a ponerme otra vez cachondo.
          - Te fijaste en el vestido pero nada más por lo que veo - dijo agarrando el teléfono para poner supongo alguna alarma.
          - No te has traído nada, vaya vaya - dije con cara de picarón.
         - Anda novio oficial metete a dormir que mañana, bueno de aquí unas horas, tiene que ser un gran día - dijo abrazándome y dándome el último beso - Buenas noches, descansa amor, por cierto no ronques. Jajaja

ALL-IN, CORAZÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora