El soldado, el salvador y el aventurero
Sin darme cuenta, ya había sido descubierto.
El enemigo estaba ahí, observando inerte mientras su gabardina ondeaba con el ritmo del viento, esperaba pacientemente con una mirada serena y maligna. Ya se había dado cuenta de que noté su presencia, pero, parecía importarle poco.
Era como si me estuviese retando. "No eres lo suficientemente hábil como para escapar". Era peligroso, sentía como si una daga hubiese sido puesta en mi cuello, pero, mi mayor preocupación en el momento: era mantener a salvo tanto a mi grupo como a la persona que nunca me molesté en salvar.
Inconscientemente me lleve la mano al rostro. Solo para darme cuenta que no llevaba la máscara puesta. Para alguien tan hábil, al menos debía de tener una sospecha en mi contra. Por fortuna, era improbable que tratara de atacarme en pleno día, menos con todos los pescadores y mercantes ocupados en sus trabajos.
Incluso con eso, no dejó de seguirme incluso cuando trataba de ocultarme entre la multitud, no bastaba con ocultar mi respiración o tratar de camuflar mi altura, de alguna forma siempre que volteaba a ver hacia atrás, ese maldito persistía en su persecución.
Tras un tiempo tratando de escabullirme, decidí interrogarlo. Sabía bien que era fuerte, pero, si usaba mi verdadera fuerza podría acabar con todo en un instante, él no parecía ser más fuerte que yo.
Para mi sorpresa, levantó las manos en signo de paz, aunque desconfiaba de él, sabía bien que tenía las habilidades necesarias como para meterme en problemas, en especial si me veía obligado a matarlo sin la máscara puesta.
—Oye, parece que no controlas tu sed de sangre —mencionó mientras se acercaba sin mostrar hostilidad alguna —. Eres demasiado obvio.
Sorprendido retrocedí un poco, era cierto que esconder intenciones no era mi fuerte y desde el despertar de mi aparente ego de ejecutor las cosas solo había empeorado. Aun así, podía mantenerlo a raya para no ser notado por alguien que no estuviese cerca, o al menos eso creía.
Él se detuvo y posteriormente suspiró.
—Cómo sea, cálmate. No vine a matarte —caminó a mi lado en un instante, por un momento su presencia había desaparecido —. De haberlo querido, ya lo hubiese hecho —comentó arrogantemente.
Respiré profundamente para contener mis ganas de acabarlo, por suerte, no era tan arrogante o estúpido cómo para luchar contra él sin saber que tenía guardado bajo la manga. Al menos, había aprendido a la mala que no debía subestimar a mis oponentes.
Pese a que tenía el poder de fuego para matarlo, él mismo reveló una de sus cartas para amenazarme en cuanto sintió mi intención. Me enseñó que no había visto su verdadera fuerza y que de haberlo querido, hubiese hecho lo posible para matarme.
«No es un hombre normal ni por asomo, en especial si es tan veloz cómo para que incluso yo no pueda sentirlo. ¿Qué estarán planeando los escombros del imperio Acadiano en las tierras de Qin?».
Empezó a caminar y como ya era costumbre en mis encuentros con gente poderosa me vi obligado a seguirlo. Era extraño, entre más fuerte me volvía, entre más me acercaba a salvar alguien, cuando más cerca estaba de estar de frente a mi objetivo, todo se complicaba.
No sería exagerado decir que el momento en el que fui más libre no fue en el que surqué los cielos con mis propias fuerzas por primera vez, sino más bien, cuando mi madre estaba viva y era un niño inocente de la aldea.
No había forma de evitarlo o negarlo, mis manos ahora estaban manchadas por la sangre de seres pensantes, ya fuesen humanos, demonios o bestias. Recorrimos la ciudad por mucho tiempo, hasta parecía que él daba vueltas a propósito, pasando por lugares ocultos de la vista, una ruta extraña pero eficaz para perder el rastro de alguien.
ESTÁS LEYENDO
Cronos: Tale of the dark adventurer
FantasyHayato Endou es un joven de la aldea Momozono, el cual sueña con ser un gran aventurero del que se cuenten historias y leyenda. Cuando su solicitud de ingreso al gremio es aceptada inicia su travesía como aventurero, viajando por las tierras en busc...