Sarah se sentó en su cama, con el medallón aún apretado en su mano. Los primeros rayos de sol comenzaban a filtrarse por la ventana, marcando el inicio de un nuevo día. La conversación con su padre la noche anterior había dejado más preguntas que respuestas, pero también una chispa de esperanza.
Decidida a entender mejor el medallón y los sueños, Sarah se dirigió a la biblioteca del pueblo después de la escuela. Pasó horas buscando libros sobre símbolos antiguos, leyendas y portales a otros mundos. Mientras hojeaba un libro polvoriento, un viejo bibliotecario, el señor Thompson, se le acercó.
—¿Buscando algo en particular, joven? —preguntó con una sonrisa amable.
Sarah vaciló un momento antes de mostrarle el medallón.
—Estoy tratando de encontrar información sobre esto. Era de mi madre —explicó.
El rostro del señor Thompson se iluminó al ver el medallón. Sus ojos parecían reconocer los símbolos.
—Ah, sí. Este es un artefacto muy especial. Se dice que pertenece a una antigua civilización que tenía la habilidad de viajar entre mundos. —Se sentó junto a Sarah y continuó—. Según la leyenda, aquellos que poseen el medallón y saben cómo usarlo pueden acceder a estos otros mundos.
Sarah sintió un escalofrío de emoción recorrer su espalda. Los sueños no eran solo sueños; eran puertas a otros lugares reales. Pero una pregunta persistía.
—¿Cómo lo uso? —preguntó, ansiosa por saber más.
El señor Thompson frunció el ceño pensativo.
—No estoy seguro. Pero sé que hay un hombre en el pueblo vecino, un erudito en lo oculto, que podría saber más. Su nombre es el profesor Harrison. Tal vez él pueda ayudarte.
Esa noche, Sarah volvió a soñar. Esta vez, el bosque dorado la llevó a una colina desde donde podía ver un vasto paisaje de montañas y ríos centelleantes. La figura de la mujer volvió a aparecer, pero esta vez estaba más cerca, lo suficiente como para que Sarah pudiera ver sus rasgos claramente. Era su madre.
—Mamá... —susurró Sarah, con lágrimas en los ojos.
—Sarah, mi amor —dijo su madre con una sonrisa triste—. Necesitas ser fuerte. Este medallón es la clave para encontrarnos. Busca al profesor Harrison. Él te guiará. Pero debes tener cuidado, hay fuerzas que no desean que descubras la verdad.
Sarah se despertó con un nuevo sentido de urgencia. Sabía que debía encontrar al profesor Harrison cuanto antes. A la mañana siguiente, le pidió a su padre que la llevara al pueblo vecino.
—Papá, necesito hablar con el profesor Harrison. Es importante —insistió, sabiendo que su padre comprendería la seriedad de su petición.
Su padre asintió lentamente, comprendiendo que ya no podía protegerla del mundo más allá de lo que conocía. Condujeron en silencio hasta el pueblo vecino, donde encontraron la casa del profesor Harrison, una antigua mansión llena de libros y artefactos extraños.
El profesor Harrison, un hombre de cabello gris y mirada penetrante, los recibió con interés.
—¿En qué puedo ayudarles? —preguntó, observando a Sarah con curiosidad.
Sarah le mostró el medallón.
—Necesito saber cómo usar esto. Mi madre desapareció hace dos años, y creo que está en otro mundo. Necesito encontrarla.
El profesor Harrison examinó el medallón con cuidado, sus ojos brillando con reconocimiento.
—Este es un artefacto muy poderoso —dijo finalmente—. Puedo enseñarte cómo usarlo, pero debes entender que el viaje no será fácil. Habrá peligros y desafíos que enfrentar. ¿Estás preparada para eso?
Sarah asintió con determinación. Había esperado demasiado tiempo para encontrar a su madre y descubrir la verdad. Estaba lista para cualquier cosa que el futuro le deparara.
Con el apoyo del profesor Harrison y el medallón en su poder, Sarah se preparó para embarcarse en una aventura que la llevaría más allá de los límites de su imaginación, hacia mundos desconocidos y misteriosos donde esperaban las respuestas que había estado buscando.
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Lo que esconden los sueños
FantasiSarah tenía nueve años, su madre había desaparecido hace dos años, y últimamente estaba teniendo sueños extraños..hacia.. ¿Otro mundo? Su vida iba a cambiar por completo...