La verdad

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Ailith se encontraba en una encrucijada emocional. Aunque había escuchado la versión de sus padres sobre la historia de Liora, sentía que había algo más que no le habían contado a Kael. La mirada en los ojos de su madre cuando hablaba de Liora y el silencio de su padre le decían que aún quedaban secretos por descubrir. Decidida a ser honesta con Kael, Ailith decidió contarle toda la verdad.

Una tarde, mientras Kael practicaba con su espada en el claro del bosque, Ailith se acercó con una expresión seria en su rostro.

—Kael, necesito hablar contigo. Hay algo que no te he contado sobre tu madre, algo que mis padres no mencionaron —dijo Ailith, con firmeza.

Kael detuvo su entrenamiento y la miró con curiosidad y preocupación.

—¿Qué es, Ailith? Sabes que puedes decirme cualquier cosa —respondió Kael, bajando su espada.

Ailith tomó una profunda respiración antes de comenzar.

—La historia que te contaron mis padres no es toda la verdad. Liora... ella no solo quería poder. Estaba obsesionada con mi padre, Aric. Su obsesión la llevó a hacer cosas terribles, y eso incluyó intentar envenenar a mi madre, Sarah —dijo Ailith, con los ojos llenos de tristeza.

Kael se quedó paralizado, procesando la nueva información.

—¿Qué? ¿Liora estaba obsesionada con tu padre? —preguntó, incrédulo.

Ailith asintió.

—Sí. Liora no podía soportar que mi padre eligiera a mi madre. En su desesperación y celos, trató de envenenarla. Mi padre no tuvo otra opción que enfrentarla para proteger a nuestra familia. En la batalla, fue Aric quien la mató, no por odio, sino por necesidad. —explicó Ailith, con lágrimas en los ojos.

Kael sintió una ola de emociones abrumadoras. Dolor, tristeza, y una profunda sensación de pérdida por la madre que nunca conoció realmente.

—¿Por qué no me lo dijeron antes? —preguntó Kael, con la voz temblorosa.

—Querían protegerte de la parte más oscura de la historia, y evitar que te sintieras responsable por los errores de Liora. Pero yo sentí que merecías saber la verdad. —dijo Ailith, acercándose y tomando la mano de Kael.

Kael apretó la mano de Ailith, buscando consuelo en su sinceridad.

—Gracias, Ailith. Saber la verdad duele, pero también me libera. Puedo entender mejor quién era mi madre y cómo quiero ser diferente a ella. —dijo Kael, con una nueva determinación.

Ailith sonrió, aliviada de ver que Kael no se derrumbaba ante la verdad, sino que encontraba fuerza en ella.

—Eres fuerte, Kael. Y juntos, podemos asegurarnos de que el legado de tu madre no defina quién eres. Podemos hacer grandes cosas y enfrentar cualquier amenaza que se nos presente. —dijo Ailith, con confianza.

De repente, el aire a su alrededor comenzó a vibrar con una energía extraña. Ailith y Kael se dieron cuenta de que algo mágico estaba sucediendo.

—¿Sientes eso? —preguntó Kael, mirando a su alrededor.

—Sí, es como si el bosque estuviera tratando de decirnos algo —respondió Ailith, concentrándose en la energía.

Un portal apareció de la nada, brillando con una luz intensa y mágica. Ailith y Kael intercambiaron miradas de asombro y decisión.

—Esto podría ser una oportunidad para descubrir más sobre los portales y las amenazas que aún nos acechan. —dijo Kael, dando un paso hacia el portal.

—Sí, y tal vez incluso encontremos respuestas sobre cómo evitar que otros sufran como nosotros. —añadió Ailith, tomando la mano de Kael.

Juntos, entraron en el portal, sintiendo que su destino los estaba llevando hacia una nueva aventura. Al cruzar, se encontraron en un mundo lleno de maravillas y peligros desconocidos. La vegetación era vibrante, con colores que nunca habían visto antes, y criaturas mágicas revoloteaban a su alrededor.

—Este lugar es increíble —dijo Kael, mirando a su alrededor con asombro.

—Sí, pero también puede ser peligroso. Debemos estar alertas —advirtió Ailith, sacando su espada.

A medida que avanzaban por el extraño mundo, enfrentaron numerosos desafíos: criaturas mágicas hostiles, trampas antiguas y rompecabezas mágicos que solo podían resolverse con una combinación de fuerza y magia. Pero juntos, su determinación y habilidades los llevaron a superar cada obstáculo.

Finalmente, llegaron a un antiguo templo oculto en el corazón del bosque. Dentro, encontraron un altar con inscripciones en un lenguaje antiguo.

—Esto podría ser lo que estamos buscando —dijo Kael, examinando las inscripciones.

Ailith usó su magia para traducir las palabras grabadas en la piedra.

—Habla de un poder ancestral que puede cerrar los portales para siempre, pero requiere el sacrificio de algo muy valioso. —dijo, con voz temblorosa.

Kael la miró con seriedad.

—¿Estamos dispuestos a hacer ese sacrificio para proteger nuestros mundos? —preguntó, sabiendo que la decisión no sería fácil.

Ailith asintió.

—Sí. Si eso significa asegurar la paz y proteger a los que amamos, estamos dispuestos. —respondió con firmeza.

Con una resolución renovada, Ailith y Kael se prepararon para enfrentar el desafío final, sabiendo que sus acciones no solo definirían su propio destino, sino también el futuro de todos los mundos conectados por los portales.

Lo que esconden los sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora