La boda

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La aldea estaba decorada con flores brillantes y cintas de colores, y una atmósfera de alegría y celebración envolvía cada rincón. Después de tantas batallas y desafíos, finalmente había llegado el día de la boda entre Aric y Sarah. Todos los aldeanos se habían reunido para ser testigos de la unión de dos almas valientes y amantes.

Sarah se encontraba en la habitación que compartía con Aric, admirando su vestido de novia hecho con telas delicadas y adornado con motivos mágicos que brillaban a la luz del sol. Aric, vestido con ropas elegantes, esperaba nervioso junto al altar en el claro mágico, el lugar donde habían sellado su amor.

La ceremonia comenzó con música suave y melodiosa, y Sarah caminó hacia Aric, su corazón latiendo con fuerza. Los aldeanos los observaban con sonrisas y lágrimas de alegría. Zetharion, el sabio, oficiaba la ceremonia, su voz cargada de solemnidad y cariño.

—Hoy celebramos el amor verdadero, el cual ha demostrado ser más fuerte que cualquier oscuridad. Aric y Sarah, vuestro amor ha sido una luz en tiempos de sombra. Que esta unión sea eterna y llena de bendiciones.

Sarah y Aric se miraron a los ojos, perdiéndose en la profundidad de sus sentimientos. Cuando Zetharion les pidió que intercambiaran votos, ambos hablaron con el corazón abierto.

—Sarah, prometo estar a tu lado en cada momento, enfrentando cualquier adversidad contigo y celebrando cada alegría. Eres mi luz, mi fuerza, mi amor eterno —dijo Aric, con voz firme.

—Aric, prometo amarte y apoyarte en todo, compartir mis sueños y esperanzas contigo. Juntos somos invencibles, y nuestro amor es mi mayor tesoro —respondió Sarah, con lágrimas de felicidad.

Cuando Zetharion estaba a punto de declararles marido y mujer, una risa oscura resonó por el claro. Los aldeanos se sobresaltaron, y una figura emergió de las sombras de los árboles. Era Liora, con un rostro torcido por el odio y la envidia.

—¿De verdad pensabais que esta boda podría tener lugar sin interrupciones? —dijo Liora, avanzando hacia el altar—. ¡No puedo permitir que seáis felices mientras yo sufro!

Sarah y Aric se pusieron en guardia, pero Liora levantó una mano y una ola de energía oscura los rodeó, separándolos momentáneamente.

—¡No permitiré que os caséis! —gritó Liora, lanzando un hechizo hacia Sarah.

Pero antes de que el hechizo pudiera alcanzarla, Aric saltó frente a Sarah, usando su espada de cristal para desviar el ataque. Los aldeanos se dispersaron, pero algunos valientes, armados con lo que tenían a mano, se quedaron para ayudar.

—¡Liora, detente! Esto no te llevará a nada bueno —dijo Sarah, tratando de razonar con ella.

—¡No quiero escuchar tus mentiras! —respondió Liora, lanzando otro hechizo que Aric bloqueó con dificultad.

La batalla se desató en medio de la boda, con rayos de energía oscura y destellos de luz mágica cruzando el aire. Sarah usó su medallón, invocando una barrera protectora alrededor de los aldeanos que observaban con miedo y asombro.

—¡No dejaremos que destruyas esto, Liora! —gritó Aric, avanzando con su espada en alto.

Liora, en su furia, se volvió aún más peligrosa. Pero en su corazón, Sarah sabía que la clave para detenerla no era la violencia.

—¡Aric, déjame intentar algo! —dijo Sarah, mientras él bloqueaba otro ataque.

Aric asintió, confiando en ella.

Sarah se adelantó, con el medallón brillando en su mano.

—Liora, sé que estás herida y llena de resentimiento, pero esto no es el camino. No tienes por qué estar sola. Podemos ayudarte a encontrar la paz.

Liora vaciló, su expresión se suavizó por un breve instante antes de volverse a endurecer.

—¡No necesito tu compasión! —gritó, pero su ataque fue más débil, mostrando su conflicto interno.

Aprovechando la oportunidad, Aric y Sarah unieron sus fuerzas. Con un movimiento decidido, Sarah lanzó un rayo de luz pura que envolvió a Liora, purificando la oscuridad que la rodeaba. Liora cayó de rodillas, su magia desvaneciéndose.

—¿Qué he hecho...? —susurró, dándose cuenta del daño que había causado.

Aric se acercó y le tendió la mano.

—Todavía hay tiempo para redimirse, Liora. Puedes empezar de nuevo.

Liora, con lágrimas en los ojos, tomó la mano de Aric, sintiendo una mezcla de alivio y remordimiento.

Con la amenaza disipada, Zetharion retomó la ceremonia, aunque los eventos recientes habían dejado a todos en un estado de conmoción. Pero el amor y la determinación de Sarah y Aric brillaban más intensamente que nunca.

—Por el poder del amor verdadero y la luz que siempre prevalece, os declaro marido y mujer —dijo Zetharion, con una sonrisa serena.

Aric y Sarah se besaron bajo el cielo estrellado, sellando su unión con un amor que había superado todas las pruebas. Los aldeanos aplaudieron y vitorearon, llenos de esperanza y alegría.

Liora, aún recuperándose de su encuentro con la luz, se retiró en silencio, reflexionando sobre su futuro.

La celebración continuó hasta bien entrada la noche, con música, danzas y risas llenando el aire. Sarah y Aric, unidos en matrimonio, sabían que, aunque los desafíos seguirían llegando, siempre los enfrentarían juntos, con un amor que era inquebrantable y eterno.

Bajo la luz de la luna, mientras la aldea celebraba, Sarah y Aric se miraron a los ojos, sabiendo que su aventura juntos apenas comenzaba, y que su amor seguiría siendo la fuerza que los guiara a través de cualquier oscuridad.

Lo que esconden los sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora