Respuestas

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Kael se encontraba en una encrucijada emocional. La revelación de que los padres de Ailith, quienes lo habían acogido con tanta amabilidad, eran también los responsables de la muerte de su madre; y eso, lo llenaba de una mezcla de gratitud y frustración. Sabía que necesitaba respuestas para poder entender su propia historia y la de su madre.

Después de una noche inquieta, Kael se levantó temprano y se dirigió al bosque para reflexionar. Ailith, preocupada por su amigo, lo siguió y lo encontró sentado junto al arroyo, mirando pensativo el agua.

—Kael, sé que esto debe ser muy difícil para ti. Pero mis padres pueden ayudarte a entender qué sucedió realmente con tu madre. —dijo Ailith, sentándose a su lado.

Kael suspiró y asintió.

—Lo sé, Ailith. Es solo que... siempre he querido saber quién era mi madre, y ahora que tengo la oportunidad, la verdad es más dolorosa de lo que imaginé. Necesito entender qué la llevó por ese camino y por qué tus padres tuvieron que detenerla. —respondió, con una mirada llena de determinación.

Ailith tomó la mano de Kael y le dio un apretón reconfortante.

—Vamos a hablar con ellos juntos. Ellos entenderán tus preguntas y harán lo posible por darte las respuestas que buscas. —dijo, con una sonrisa alentadora.

De regreso a la aldea, Sarah y Aric esperaban ansiosos. Habían pasado la noche hablando y tratando de anticipar las preguntas de Kael. Cuando los dos jóvenes se acercaron, los recibieron con una mezcla de preocupación y resolución.

—Kael, entendemos que tienes muchas preguntas, y estamos aquí para responderlas lo mejor que podamos. —dijo Sarah, con una voz suave.

Kael los miró con seriedad.

—Necesito saber la verdad sobre mi madre. ¿Qué le pasó realmente? ¿Cómo era antes de... todo esto? ¿Y qué papel jugaron ustedes en su destino? —preguntó, tratando de mantener la calma.

Sarah y Aric intercambiaron una mirada antes de asentir.

—Ven, siéntate con nosotros. Es una historia larga y complicada. —dijo Aric, señalando unas sillas junto a la chimenea.

Una vez todos estuvieron sentados, Sarah comenzó a relatar la historia.

—Liora era una mujer increíblemente talentosa y poderosa en magia. Al principio, usaba sus habilidades para ayudar a los demás, pero algo cambió en ella. Comenzó a obsesionarse con el poder y con los portales que conectaban los diferentes reinos. Su sed de control la llevó a hacer cosas terribles. —explicó Sarah, con tristeza en su voz.

—Nosotros éramos parte de un grupo de guardianes encargados de proteger los portales y asegurar que no fueran usados para el mal. Liora, desafortunadamente, se convirtió en una amenaza para la estabilidad de todos los reinos. —continuó Aric.

Kael escuchaba atentamente, sintiendo una mezcla de tristeza y rabia.

—¿Qué pasó entonces? —preguntó, tratando de entender.

—Tuvimos que enfrentarla. Fue una batalla difícil y dolorosa, porque no queríamos hacerle daño. Pero sus acciones estaban poniendo en peligro a demasiadas vidas. Al final, no tuvimos más remedio que detenerla permanentemente. —dijo Sarah, con lágrimas en los ojos.

Aric añadió:

—Lo que hicimos, lo hicimos para proteger a muchos inocentes. Pero lamentamos profundamente el dolor que esto te ha causado, Kael. Liora no siempre fue así. Hubo un tiempo en que fue una amiga y una aliada. —dijo, con sinceridad.

Kael sintió un nudo en la garganta. Había esperado respuestas, pero no estaba preparado para la complejidad de la verdad. Su madre había sido una mujer poderosa, pero también había caído en la oscuridad.

—Gracias por contarme todo esto. Es mucho para asimilar, pero necesitaba saberlo. —dijo Kael, finalmente.

Sarah se levantó y lo abrazó.

—Siempre serás bienvenido aquí, Kael. No tienes por qué cargar con los errores de tu madre. Eres libre de elegir tu propio camino. —dijo, con ternura.

Kael asintió, sintiendo un poco de alivio en su corazón.

—Gracias. Apreciaré esta oportunidad y haré todo lo posible por honrar la memoria de mi madre de una manera diferente. —dijo, con determinación.

Ailith sonrió, feliz de ver a su amigo encontrar un poco de paz.

—Juntos podemos hacer grandes cosas, Kael. Este es solo el comienzo de nuestras aventuras. —dijo, con entusiasmo.

Kael sonrió por primera vez en días.

—Sí, Ailith. Juntos podemos enfrentar cualquier cosa. —respondió, con una renovada esperanza en su voz.

Y así, con un nuevo entendimiento y una alianza más fuerte, Ailith y Kael se prepararon para las futuras aventuras que les esperaban, sabiendo que aunque el pasado estaba lleno de sombras, el futuro todavía estaba lleno de posibilidades brillantes.

Lo que esconden los sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora