Morgana

10 2 0
                                    


La aldea estaba inmersa en un luto silencioso tras la muerte de la madre de Sarah. Pero en medio del dolor, Sarah encontró una nueva determinación. No podía permitir que la muerte de su madre fuera en vano. La lucha contra Morgana y su control sobre los portales debía continuar.

Sarah, Zetharion, Aric y algunos aldeanos se reunieron en la plaza central de la aldea para trazar su próximo movimiento.

—Morgana ha escapado, pero está herida y débil —dijo Zetharion, su voz resonando con autoridad—. Ahora es el momento de atacar con todo lo que tenemos y acabar con su maldad de una vez por todas.

Aric, con su espada de cristal reluciendo, asintió.

—Sabemos dónde se esconde. Debemos aprovechar esta oportunidad.

Sarah, con el medallón colgando de su cuello, sintió la energía fluir a través de ella. Sabía que tenía que liderar esta batalla.

—Vamos a Nimeria —dijo con firmeza—. Acabaremos con Morgana y liberaremos los portales.

El grupo se preparó para la travesía. Sarah, con el medallón y el talismán, lideró la apertura del portal hacia Nimeria. Atravesaron el umbral y se encontraron nuevamente en el sombrío reino de Morgana.

El aire era pesado y oscuro, y el paisaje estaba lleno de ruinas y sombras. Se dirigieron directamente hacia el castillo de Morgana, pero esta vez, el camino estaba aún más plagado de trampas y criaturas oscuras.

A medida que avanzaban, se encontraron con una horda de espectros y bestias. La batalla fue intensa. Sarah usó el poder del medallón para lanzar ráfagas de luz pura, desintegrando a los enemigos a su paso. Aric, con su espada de cristal, cortaba a través de las sombras con una habilidad impresionante. Zetharion invocaba hechizos de protección y ataque, su poder eterno manifestándose en cada gesto.

—¡Miren! —gritó Aric, señalando un portal oscuro que se abría ante ellos—. Es un portal a la fortaleza interna de Morgana. Debemos atravesarlo.

Con determinación, el grupo saltó a través del portal y se encontró en una vasta sala del trono, adornada con símbolos oscuros y sombras vivas. Morgana estaba allí, su presencia era una mezcla de furia y poder debilitado.

—No debiste regresar, niña —dijo Morgana, su voz resonando con eco—. Esta vez, no escaparás con vida.

Sarah levantó el medallón, que brillaba intensamente.

—No permitiré que sigas dañando a los inocentes, Morgana. Esta es tu última oportunidad. Libera los portales o enfréntate a tu destrucción.

Morgana se rió con un sonido frío y aterrador.

—Muy bien, pequeña guerrera. Enfréntame si te atreves.

Con un gesto, Morgana lanzó una ola de oscuridad hacia Sarah. Pero esta vez, Sarah estaba preparada. Utilizando el medallón y el talismán, creó un escudo de luz pura que desvió el ataque. Zetharion y Aric se unieron a la batalla, atacando a Morgana desde diferentes ángulos.

La sala del trono se convirtió en un campo de batalla de energía mágica y combate feroz. Morgana invocó criaturas sombrías y lanzó hechizos devastadores, pero Sarah y su grupo respondieron con una fuerza igual de poderosa. Aric se movía con agilidad, su espada de cristal brillando en cada golpe. Zetharion utilizaba su magia para proteger a Sarah y atacar a Morgana, debilitando su poder.

En medio del caos, Sarah encontró una apertura. Con una mezcla de coraje y desesperación, canalizó toda la energía del medallón y el talismán en un solo ataque. La luz pura se concentró en sus manos y la lanzó directamente hacia Morgana.

El rayo de luz impactó a la bruja, haciéndola gritar de dolor. La oscuridad que la rodeaba comenzó a desintegrarse y su forma se tambaleó.

—¡No! —gritó Morgana, con una mezcla de furia y desesperación—. ¡Esto no puede estar sucediendo!

Con un último esfuerzo, Morgana intentó lanzar un hechizo final, pero Sarah, con una determinación inquebrantable, reforzó el ataque de luz. La bruja fue envuelta por la energía pura y, con un último grito, se desintegró en sombras y cenizas.

El castillo comenzó a temblar y desmoronarse a medida que la presencia maligna de Morgana se disipaba. Sarah, Zetharion, Aric y los aldeanos corrieron hacia la salida, atravesando el portal antes de que el castillo colapsara por completo.

De vuelta en la aldea, la atmósfera cambió. El aire se volvió más ligero y el cielo se aclaró. Los aldeanos salieron de sus casas, sintiendo que una gran maldad había sido derrotada.

Sarah, exhausta pero victoriosa, se volvió hacia sus compañeros.

—Lo logramos —dijo, con lágrimas de alivio en sus ojos—. Morgana ha sido derrotada.

Zetharion asintió, su mirada llena de respeto.

—Has hecho lo que pocos podrían, Sarah. Has salvado a tu mundo y a muchos otros.

Aric sonrió, colocando una mano en el hombro de Sarah.

—Eres una verdadera heroína.

Aunque el dolor por la pérdida de su madre aún estaba presente, Sarah sentía una nueva esperanza. Sabía que la lucha no había terminado, pero con la fuerza de sus amigos y el poder del medallón, estaba lista para enfrentar cualquier desafío futuro.

La luz de los portales ahora brillaba más fuerte, libre de la oscuridad de Morgana, y Sarah sabía que, aunque la batalla había sido dura, el futuro de los mundos conectados por los portales estaba a salvo, al menos por ahora.

Lo que esconden los sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora