El tiempo pasó rápidamente desde la boda de Sarah y Aric, y la alegría en la aldea crecía día a día. La noticia del embarazo de Sarah llenó de júbilo a todos, y la pareja se preparaba con entusiasmo para la llegada de su primer hijo. Sin embargo, una sombra oscura aún acechaba.Liora, desterrada y viviendo en los márgenes del bosque, no podía olvidar su amor no correspondido por Aric y el odio hacia Sarah que la consumía. Aunque había experimentado un momento de arrepentimiento, la envidia y el rencor volvieron a dominar su corazón al enterarse de que Sarah estaba embarazada. Determinada a vengarse, Liora ideó un plan macabro para envenenar a Sarah y acabar con la felicidad que tanto envidiaba.
Utilizando sus conocimientos oscuros, Liora elaboró un veneno potente a partir de plantas venenosas y hechizos antiguos. Sabía que la única manera de hacer llegar el veneno a Sarah era infiltrándose en la aldea, así que aprovechó la cobertura de la noche para llevar a cabo su plan.
Mientras tanto, la vida en la aldea seguía su curso. Sarah y Aric disfrutaban de cada momento juntos, preparándose para la llegada de su bebé. La aldea estaba en un estado de felicidad, ignorante de la amenaza que se cernía sobre ellos.
Una noche, mientras Sarah y Aric descansaban, uno de los aldeanos, un cazador llamado Fenris, regresó de una expedición con una expresión preocupada.
—Aric, necesito hablar contigo —dijo Fenris, con urgencia en su voz—. He visto a Liora rondando el bosque cercano a la aldea. Parecía estar tramando algo.
Aric frunció el ceño, preocupado por la noticia. Sabía que Liora aún podía ser peligrosa.
—Gracias por decírmelo, Fenris. Mantendré un ojo atento —respondió Aric, tratando de no alarmar a Sarah.
Al día siguiente, mientras Sarah descansaba en su casa, Liora se infiltró en la aldea disfrazada de una anciana vendedora de hierbas. Con astucia, se acercó a la casa de Sarah, esperando una oportunidad para envenenar la comida.
Aric, recordando las palabras de Fenris, decidió patrullar la aldea en busca de cualquier señal de Liora. Al ver a la anciana vendedora de hierbas cerca de su casa, sintió una corazonada.
—Disculpe, señora —dijo Aric, acercándose—. ¿Puedo ayudarla en algo?
Liora levantó la vista y, al reconocer a Aric, su disfraz se desvaneció parcialmente, revelando su verdadera identidad.
—Liora... —dijo Aric, su voz llenándose de ira y determinación—. ¿Qué estás haciendo aquí?
Sin más preámbulos, Liora lanzó un hechizo oscuro hacia Aric, quien lo esquivó por poco. La batalla comenzó, y los aldeanos corrieron a refugiarse mientras la confrontación se desataba.
Aric luchaba con todas sus fuerzas, utilizando tanto su espada como la magia luminosa que había aprendido de Sarah. Liora, consumida por el odio, lanzaba hechizos venenosos y ataques oscuros.
—¡Nunca permitiré que dañes a Sarah ni a nuestro hijo! —gritó Aric, avanzando con determinación.
Liora, en un acto desesperado, lanzó una ola de energía oscura que Aric bloqueó con su espada de cristal, reflejando la magia hacia Liora.
La oscuridad se disipó, y Liora cayó al suelo, herida de muerte. Con su último aliento, miró a Aric con una mezcla de odio y tristeza.
—Siempre... te amaré... —susurró, antes de expirar.
Aric, respirando con dificultad, se arrodilló junto a ella, sintiendo una mezcla de alivio y tristeza por lo que podría haber sido una vida diferente para Liora.
Sarah, habiendo oído el tumulto, salió corriendo de la casa y encontró a Aric junto al cuerpo de Liora. Lo abrazó, consolándolo.
—Está bien, Aric. Hiciste lo que debías para protegernos.
Los aldeanos, viendo que la amenaza había terminado, se acercaron con cautela. Zetharion, con su sabiduría habitual, se adelantó.
—Liora estaba perdida en su propio odio y envidia. Es una tragedia que haya terminado así, pero vuestro amor y valentía han prevalecido una vez más.
Con la amenaza de Liora eliminada, la aldea volvió a la normalidad, aunque la sombra de su presencia aún se sentía. Aric y Sarah, unidos más que nunca, continuaron preparándose para la llegada de su hijo, sabiendo que su amor había superado la prueba más dura hasta ahora.
Meses después, en una noche tranquila y estrellada, Sarah dio a luz a una niña sana. El bebé, con los ojos brillantes y llenos de vida, fue un símbolo de esperanza y renovación para todos en la aldea.
—Nuestro amor ha creado algo hermoso, Aric —dijo Sarah, sosteniendo a su hija con ternura.
—Y siempre lo protegeremos —respondió Aric, abrazando a su familia.
Mientras las estrellas brillaban sobre la aldea, Sarah y Aric sabían que, juntos, podían superar cualquier desafío. Su amor era su mayor fuerza, y con él, estaban listos para enfrentar cualquier futuro que se les presentara.
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Lo que esconden los sueños
FantasySarah tenía nueve años, su madre había desaparecido hace dos años, y últimamente estaba teniendo sueños extraños..hacia.. ¿Otro mundo? Su vida iba a cambiar por completo...