La cueva

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Ailith seguía caminando, sus pensamientos enredados en una maraña de resentimiento y dolor. Aunque la conversación con el espíritu del bosque había sido un bálsamo momentáneo, las heridas en su corazón seguían abiertas, sangrando recuerdos y decepciones. La falta de búsqueda por parte de Kael la llenaba de una amarga furia. ¿Cómo podía no haber salido a buscarla? ¿Es que su amor por ella y su hijo había sido tan superficial?

—¡Maldito estúpido! —gritó al aire, sus palabras resonando entre los árboles—. ¡A nadie le importo! Ni a él, ni a esos aldeanos desagradecidos...

Las emociones se agolpaban en su pecho, un torbellino de ira que amenazaba con desbordarse. La aldea, que tanto había protegido, parecía haberla olvidado en su hora más oscura. Mientras ella luchaba contra las amenazas que asolaban su hogar, ellos seguían con sus vidas, cómodos y seguros gracias a sus sacrificios.

Ailith respiró hondo, intentando calmarse, pero el resentimiento era demasiado fuerte. Sus ojos se fijaron en algo a lo lejos: una cueva oscura y misteriosa que destacaba en el paisaje. Algo en esa cueva la atraía, un presentimiento, una corazonada de que allí encontraría respuestas.

Sin pensarlo dos veces, se dirigió hacia la cueva. Cada paso que daba, el ambiente se volvía más denso, como si la oscuridad misma tratara de detenerla. Pero Ailith estaba decidida. Su ira, aunque destructiva, le daba una fuerza que antes no conocía.

Al llegar a la entrada, sintió una vibración familiar en el aire. Era similar a la energía que su madre había descrito sobre los portales. La cueva parecía latir con una vida propia, una oscuridad pulsante que la llamaba.

—¿Será otro portal? —se preguntó en voz alta, recordando las historias que su madre le había contado sobre los portales que conectaban diferentes mundos.

Con cautela, Ailith entró en la cueva. El interior estaba iluminado por una luz tenue y sobrenatural, reflejada en las paredes de roca negra. Sus pasos resonaban, y cada sonido parecía multiplicarse, creando un eco inquietante.

A medida que avanzaba, la cueva se ensanchaba, revelando una cámara central con símbolos antiguos grabados en el suelo y las paredes. En el centro, un pedestal de piedra sostenía un cristal oscuro que irradiaba una energía palpable.

Ailith se acercó al pedestal, sintiendo cómo la oscuridad se intensificaba. El cristal parecía contener la esencia de algo antiguo y poderoso, algo que podía cambiar su destino.

—¿Qué es esto? —murmuró, extendiendo una mano hacia el cristal.

Al tocarlo, una oleada de energía la atravesó, mostrándole visiones de otros mundos, de su madre purificando portales, de las luchas y sacrificios que habían llevado a este momento. Pero también vio algo más: una figura oscura que se perfilaba en las sombras, observándola con ojos llenos de malicia.

La figura emergió de las sombras, revelando un rostro conocido: Morgathra. A su lado, su hermano Malakar la miraba con una sonrisa siniestra.

—Bienvenida, Ailith —dijo Morgathra, su voz goteando veneno—. Te estábamos esperando.

La ira de Ailith se encendió de nuevo, mezclada ahora con un toque de miedo. Sabía que estaba ante un nuevo reto, uno que pondría a prueba todas sus habilidades y su fortaleza. Pero esta vez, estaba decidida a luchar no solo por ella misma, sino por el recuerdo de su familia y por un futuro donde no tuviera que ser la heroína solitaria.

—¿Qué queréis de mí? —preguntó, su voz firme.

Morgathra rió, un sonido frío y cruel.

—Queremos ver hasta dónde llega tu resistencia, Ailith. Queremos ver si eres tan fuerte como tu madre. Y queremos... verte caer.

Ailith apretó los puños, sintiendo cómo la energía del cristal fluía a través de ella. Este era el momento de demostrar su verdadero poder, de enfrentarse a sus demonios y de finalmente encontrar su propio camino.

—No caeré —dijo con determinación—. Y vosotros pagaréis por todo el dolor que habéis causado.

La cueva se llenó de una luz intensa cuando Ailith liberó toda su magia, preparándose para la batalla que definiría su destino.

Lo que esconden los sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora