Dolor

3 1 0
                                    


La aldea, aún recuperándose de los recientes ataques y tragedias, se encontraba en un frágil equilibrio de paz y melancolía. Ailith, aunque intentaba encontrar de nuevo la felicidad, se sentía como si hubiera perdido todas las batallas importantes de su vida: su padre, su madre, y ahora su bebé. La sombra de estas pérdidas la perseguía, haciéndole sentir una carga constante de tristeza y desilusión.

Una tarde, mientras caminaba por los campos dorados que una vez le habían brindado consuelo, Ailith se detuvo para observar las montañas a lo lejos. La naturaleza seguía su curso, ajena a su dolor, y eso la hacía sentirse aún más sola.

Kael, viendo su tristeza, intentaba todo lo posible para animarla. Pero en su deseo de ayudar, cometió un error. Una noche, mientras cenaban en silencio, Kael decidió abordar el tema con la intención de motivar a Ailith a seguir adelante.

—Ailith, sé que todo esto ha sido terriblemente duro para ti. Pero debemos seguir luchando, no solo por nosotros, sino por la aldea. No podemos dejar que el dolor nos detenga —dijo Kael, tratando de sonar alentador.

Ailith levantó la vista, sus ojos llenos de dolor y cansancio.

—Kael, ¿acaso no entiendes? He perdido a mi padre, a mi madre y ahora a nuestro bebé. Siento que todo lo que amo es arrebatado de mí. No es tan simple como seguir adelante —respondió, su voz quebrada por la emoción.

Kael, sintiendo que su intento de ánimo había fallado, se sintió frustrado y cometió el error de presionar más.

—Pero, Ailith, quedarnos atrapados en el dolor no ayudará. Necesitamos ser fuertes, más fuertes que nunca. No podemos permitirnos perder el tiempo lamentándonos —dijo, sin medir sus palabras.

Las palabras golpearon a Ailith como una bofetada. Su mirada se endureció y, con un tono lleno de amargura, respondió:

—¿Perder el tiempo lamentándonos? Kael, cada día es una lucha para mí. No tienes idea de lo que se siente cargar con tantas pérdidas. ¡No me pidas que simplemente siga adelante como si nada!

La tensión en la habitación se volvió palpable. Kael, dándose cuenta de su error, intentó disculparse, pero el daño ya estaba hecho.

—Ailith, lo siento, no quise decirlo así... —empezó Kael, pero Ailith lo interrumpió.

—Déjalo, Kael. Necesito tiempo. Tiempo para procesar todo esto y encontrar mi propio camino para sanar —dijo, antes de levantarse y salir de la casa.

Afuera, la noche era tranquila, en marcado contraste con el torbellino de emociones dentro de Ailith. Caminó sin rumbo, tratando de calmar su mente y corazón. Se detuvo en el borde del bosque, donde la naturaleza parecía escuchar su llanto silencioso.

Kael, por su parte, se quedó en la casa, golpeado por la culpa y la frustración. Sabía que había herido a Ailith y que ahora debía darle el espacio que necesitaba, aunque eso significara dejar pendiente la búsqueda de la paz definitiva para la aldea.

Los días que siguieron estuvieron llenos de silencio y tensión. Ailith y Kael, aunque seguían compartiendo el mismo techo, apenas se hablaban. Ambos sabían que debían encontrar una solución para las fuerzas oscuras que seguían amenazando, pero su relación necesitaba sanar primero.

Finalmente, una mañana, mientras el sol despuntaba en el horizonte, Ailith se acercó a Kael. Su expresión era seria, pero en sus ojos había una chispa de determinación.

—Kael, tenemos que seguir adelante. No sé cómo, pero encontraré la manera de superar esto. Y juntos, encontraremos la paz para nuestra aldea. Pero necesitamos entendernos y apoyarnos mutuamente, sin presiones —dijo, tomando su mano.

Kael asintió, sintiendo un alivio y una renovada esperanza.

—Lo haremos, Ailith. Juntos, encontraremos la manera. Y nunca más dejaremos que la oscuridad nos separe —respondió, apretando su mano con fuerza.

Con un nuevo entendimiento y un propósito renovado, Ailith y Kael se prepararon para enfrentar las amenazas que aún acechaban. Sabían que el camino sería difícil, pero con su amor y determinación, estaban listos para luchar por un futuro mejor.

Lo que esconden los sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora