El paisaje estrellado brillaba con una belleza sobrenatural mientras Sarah y su madre se dirigían hacia la estructura de piedra en la vasta llanura. El aire estaba cargado de una energía mágica y vibrante, que hacía que cada paso pareciera resonar con fuerza.—Siento algo... diferente aquí —dijo Sarah, con la voz llena de asombro—. Este portal tiene una energía más intensa.
—Es posible que este portal esté más fuertemente custodiado —respondió su madre—. Debemos estar preparadas para cualquier cosa.
Mientras se acercaban a la estructura, vieron que estaba decorada con runas brillantes y símbolos antiguos. De repente, el suelo bajo sus pies comenzó a temblar y el aire se llenó de un rugido ensordecedor. De la tierra surgieron enormes bestias elementales, cada una hecha de roca, fuego y viento, protegiendo el portal con una furia intensa.
—¡Cuidado! —gritó su madre, tirando de Sarah hacia atrás mientras las bestias se abalanzaban sobre ellas.
Sarah sostuvo el medallón con fuerza, sintiendo su poder vibrar en respuesta a la amenaza. Con un movimiento decidido, levantó el medallón y canalizó su energía, creando una barrera protectora alrededor de ellas.
—¡Debemos purificar el portal antes de que estas criaturas nos detengan! —exclamó su madre, sacando un antiguo pergamino de su bolsa.
El pergamino contenía un hechizo poderoso, uno que requería la concentración y el poder del medallón. Sarah se centró en el medallón, sintiendo cómo su energía fluía a través de ella. Juntas, comenzaron a recitar las palabras del hechizo, su voz resonando en la llanura estrellada.
Las bestias elementales arremetieron contra la barrera, pero esta se mantenía firme. Sin embargo, Sarah sabía que no podrían resistir mucho tiempo. Con una determinación feroz, invocó más energía del medallón, fortaleciendo la barrera y canalizando su poder hacia el portal.
La luz del medallón se intensificó, proyectando rayos de energía pura hacia las bestias. La criatura de fuego fue la primera en caer, su forma desvaneciéndose en una lluvia de chispas doradas. La bestia de roca se resquebrajó bajo el poder del medallón, sus fragmentos volviendo a la tierra. La criatura de viento, aunque la más esquiva, no pudo resistir la fuerza combinada de Sarah y su madre, disipándose en un torbellino de aire.
Con las bestias derrotadas, Sarah y su madre centraron toda su atención en el portal. La estructura de piedra comenzó a vibrar, respondiendo al poder del medallón y al hechizo del pergamino. La luz del portal se volvió más intensa, brillando con una pureza que ahuyentó cualquier rastro de oscuridad.
De repente, una figura etérea emergió del portal, un antiguo guardián del equilibrio.
—Han demostrado gran valor y poder —dijo el guardián con voz resonante—. Este portal está ahora purificado gracias a ustedes. Pero la batalla aún no ha terminado.
Sarah y su madre se inclinaron respetuosamente ante el guardián.
—¿Qué debemos hacer a continuación? —preguntó Sarah, ansiosa por continuar su misión.
—El siguiente portal está en un reino de sombras y hielo —respondió el guardián—. Allí enfrentarán su prueba más difícil. El poder del medallón y su vínculo serán puestos a prueba como nunca antes.
Antes de partir, el guardián les entregó un talismán antiguo, hecho de cristal y rodeado por una banda de plata.
—Este talismán amplificará el poder del medallón —explicó—. Úsenlo sabiamente y encontrarán la fuerza para enfrentar cualquier desafío.
Con renovada determinación, Sarah y su madre abrieron un nuevo portal, utilizando el medallón y el talismán. La luz las envolvió y, en un parpadeo, se encontraron en un reino completamente diferente.
La oscuridad reinaba en este nuevo mundo, interrumpida solo por el reflejo tenue de la luz en el hielo. El frío era intenso, cortante, y cada aliento se convertía en una nube de vapor.
—Esto es... —empezó Sarah, pero fue interrumpida por un rugido aterrador.
De las sombras emergieron figuras siniestras, criaturas hechas de hielo y oscuridad, con ojos brillando como brasas. Eran los guardianes del portal, criaturas aún más temibles que las anteriores.
—Prepara el medallón, Sarah —dijo su madre, su voz firme y llena de determinación—. Esta será nuestra prueba definitiva.
Sarah sostuvo el medallón y el talismán juntos, sintiendo cómo sus energías se entrelazaban. Las criaturas de hielo y sombras se lanzaron hacia ellas, pero Sarah y su madre no retrocedieron. Canalizaron toda la energía que tenían, creando un escudo de luz y calor que se extendió a su alrededor.
La batalla fue intensa, con las criaturas atacando implacablemente y Sarah y su madre defendiéndose con todo su poder. Pero con cada golpe, con cada hechizo, sentían que el medallón y el talismán se volvían más fuertes, respondiendo a su voluntad.
Finalmente, con un último esfuerzo, Sarah levantó el medallón y el talismán al cielo, liberando una explosión de luz pura que envolvió todo el reino. Las criaturas de hielo y sombras se desvanecieron, derrotadas por la fuerza de su luz.
El portal, que antes brillaba tenuemente, ahora resplandecía con una luz intensa y purificada. Sarah y su madre, agotadas pero victoriosas, supieron que habían pasado su prueba más difícil.
—Lo hicimos —dijo Sarah, respirando profundamente.
—Sí, lo hicimos —respondió su madre, abrazándola—. Pero aún hay más portales por purificar. No podemos detenernos ahora.
Con el portal purificado y su misión clara, Sarah y su madre abrieron otro portal, listas para enfrentar los desafíos que les esperaban. Su viaje continuaba, cada vez más cerca de restaurar el equilibrio entre los mundos y asegurar un futuro brillante y armonioso.
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Lo que esconden los sueños
FantasySarah tenía nueve años, su madre había desaparecido hace dos años, y últimamente estaba teniendo sueños extraños..hacia.. ¿Otro mundo? Su vida iba a cambiar por completo...