Cuando dominan los sentimientos

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Miro la oscuridad del exterior por la ventana de la habitación que ha alquilado Zan en un onsen en las montañas cerca de la ciudad. En cuanto escucho la puerta corredera me giro y lo veo entrar con ese yukata que suelen dar y que yo también llevo. En cuanto nuestros ojos conectan siento que me enciendo y realmente me resulta tan increíble que no puedo evitar sonreir.

-¿Qué?- dice acercándose y rodeando mi cintura.

-Realmente eres un viejo pervertido.- Le digo viendo como alza una ceja.- Traerte a un jovencito como yo a un onsen en las montañas para que nadie vea que te van los jovencitos.

-No es que necesitaras perversión precisamente.

-No. No la necesitaba.- Sonrio alzando la boca para encontrarme con la suya que bajaba a mi encuentro.

Sus labios se aprietan contra los mios abriéndolos en cuanto empuja con su lengua y yo cedo acariciándola en el interior de mi boca con mi propia lengua. Sin duda, Zan es delicioso, a pesar de tener cierto regusto a tabaco. Su cuerpo se aprieta totalmente contra el mio y puedo sentir que no lleva nada bajo el yukata, al igual que yo.

-Ah...- Jadeo cuando nos separamos.

-¿Qué quieres hacer primero?

-¿Cuáles son las opciones?

-Cenar, darnos un baño en las termas, hacerte el amor hasta saciarme de ti...- El tono de su voz es tan sumamente grave que siento un estremecimiento que no puedo controlar.

-¿Por qué no todo a la vez?- digo sensualmente mientras tiro de su mano para salir al patio exterior de la habitación donde hay unas pequeñas termas naturales privadas para nosotros.

Cuando estamos fuera, abro mi yukata dejándole ver la totalidad de mi cuerpo desnudo y puedo ver como sus ojos se oscurecen aun más a la vez que aprieta los labios hasta convertirlos en una fina línea.

-Hazme el amor devorándome mientras nos bañamos.

Él no dice nada antes de imitarme al abrirse el yukata y dejarme contemplar su impresionante físico, tan moreno, tan musculado y con esa capa de vello negro y corto que lo cubre prácticamente por completo. Todo mi cuerpo tiembla de anticipación ante lo que sé que será esta ultima noche de libertad antes de volver a la rutina de las clases y la búsqueda de trabajo.

Me ayuda a entrar en el agua para seguirme y una vez allí, se sienta sin soltar mi mano para hacer que me ponga justo frente a él, de pie entre sus piernas abiertas. Sus manos recorren mi piel, palida al contraste de la suya, haciendo que se me erice al contacto de la caricia. Sus ojos oscuros no se despegan de los mios mientras sus manos llegan hasta mis pezones, los cuales pellizca haciéndome abrir la boca para jadear ligeramente. De nuevo esa mirada depredadora que tanto me pone. Esta espera solo hace acrecentar mi deseo y ya estoy totalmente empalmado, frente a su cara. Cuando sus ojos se desvían de los mios y miran mi entrepierna sé lo que viene a continuación y entierro las manos en sus cabellos mientras siento como me engulle, como su boca se cierne sobre mi polla abrasandola con su ardor y consumiéndome con él. Sus labios suben y baja por mi piel con cada movimiento que hace que mi polla salga y entre en su boca. Su lengua manda latigazos de placer ya que no deja de envolver mi piel moviéndose rauda a su alrededor y cuando se la saca de la boca, dejando mi glande en su interior, lo lame y succiona haciendo que la locura se vaya extendiendo por todo mi ser.

-Ah... ah...- Mis gemidos no dejan de surgir de mis labios asi como no puedo evitar tirar de sus cabellos provocando que me mire fieramente.

Sus manos viajan lentamente por mis nalgas, las cuales manosea y aprieta haciendo que me entierre aun más en su boca. Cuando mis caderas toman el ritmo de embestidas que me marca, siento como sus manos van más hacia mi entrada y es cuando siento como comienza a acariciármela.

Apartamento CompartidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora