Preparando la fiesta

14 3 6
                                    

Entro en el orfanato viendo inmediatamente como Jinta corre perseguido por varias de las niñas más pequeñas. En cuanto me ven las pequeñas se agarran a mis piernas para que las ayude y Jinta chasquea la lengua mirándome molesto.

-Eso no es justo. No vale esconderse tras un adulto.- Dice a las pequeñas.

-¿No eres un poco mayor para ir asustando niñas?- Le digo viendo como me lanza una de sus miradas de desafío. No sé porque pero puedo imaginarme a Renji con esa misma expresión siendo un niño algo terco y de fuerte carácter.

-¿Y tu no eres un poco mayor para andar dejando que unas niñas pequeñas e indefensas se te agarren a las piernas?- En cuanto veo por donde va arrugo el entrecejo pero justo en ese momento veo aparecer a la hermana Ran Tao.

-Byakuya, vaya... no esperaba verte hoy.- Dice amablemente mientras mira a Jinta con cierta reprobación.

-Solo venía a traer algunas cosas que encontré para adornar la cabaña.

-¿Tienes tiempo para un té?

Cuando me doy cuenta, estoy sentado en el patio trasero, contemplando como la luz del atardecer ilumina el árbol donde está la pequeña cabaña que al fin hemos terminado.

-Habeis hecho un gran trabajo.- Dice la mujer tomando su taza y soplando antes de sorber.

-Casi todo lo ha hecho Renji.

-Pero tu has ayudado.- Veo como me mira y por un momento me siento transparente ante ella.- ¿Estas enamorado de él?

-¿Qué?- La voz me sale algo mas temblorosa de lo que pretendía pero me ha sorprendido.- No... yo...

-Sabes que mentir es un pecado ¿no?- La miro serio y entonces comienza a reírse.- Ay... pero que fácil es quedarse con los jóvenes de hoy.

-¿Con los jóvenes?- No es que ella sea demasiado mayor la verdad pero supongo que a sus ojos aun somos como niños.

-Dime una cosa Byakuya ¿alguna vez habias ayudado de esta forma en algún asilo u orfanato?

-No.- digo sintiéndome algo mal. Es cierto que jamás sentí la necesidad de ayudar al progimo. Vivía mi vida, sin mirar a los que me rodeaban y mucho menos a los más desafortuados pero, él lo cambió todo.- ¿Cómo...?

-Se me da bien calar a la gente y... la primera vez que te vi, pegado al enrejado, mirando hacia donde Renji jugaba con los niños... supe que había algo que realmente te interesaba al otro lado de la reja. Entiendeme, hoy en día tenemos que cuidarnos de los pervertidos que van buscando niños desamparados para abusar de ellos con la idea de que nadie les protege.

-Si. Recuerdo ese día.- Y como insinuó algo de eso.

-A partir de entonces comenzaste a venir cada vez más seguido y algunos días, te veía mirar por la reja mientras Renji trabajaba en la cabaña. Luego cuando se iba, fingías llegar y terminabas algunas partes que a él no le había dado tiempo.

-Creí que no lo notaría.- Digo vencido.

-No te aflijas. Tengo mucho tiempo libre.- Suspira y vuelve a beber de su taza.- Renji es un buen chico. Es apasionado en lo que hace, amable con quien lo necesita y tiene el defecto de dar todo lo que tiene al más necesitado.

-Yo no lo considero un defecto.- Le digo viendo como sonríe ligeramente. Mierda, me he descubierto yo solito.- Aun sabiendo lo que siento por él... ¿Por qué me ha permitido seguir viniendo?

-¿Por qué no lo iba a hacer? Eres un buen chico y nos has estado ayudado.

-Bueno, para la religión la homosexualidad es...

Apartamento CompartidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora