Transmigrado con una cámara del tiempo en DxD

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*La música sagrada se detiene*

"¡¿¡¿¡QUÉ?!?!?!"

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|DxD|

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Igor no se dio cuenta del repentino grito de Baraquiel. Estaba demasiado concentrado en comer como para escuchar lo que Akeno dijo. Con la boca llena, el rubio levantó la vista rápidamente para ver qué pasaba. Pero al mirar la baqueta en su mano y a Baraquiel, se sintió en conflicto...

*Muerde el muslo de pollo*

... por una fracción de segundo.

[Debo comer.]

Lo que haya causado que Baraquiel gritara así, al rubio no le importaba en ese momento. Pero Baraquiel ciertamente tenía un problema. Aunque su primer instinto fue golpear a Igor en el acto, pensó racionalmente sobre esto.

Así que, lentamente, abrió el puño y forzó una sonrisa a través de los dientes apretados.

"Dime qué pasó primero"

Akeno miró al rubio que comía con una expresión llena de agravio.

—Cuando me quitó la carne, ¡también me besó! Aunque fue un poco al límite, ¡todavía cuenta, ¿no?!

Miró a Baraquiel con ojos de cachorrito.

—Papá. No quiero ser una rana.

Shuri, que miraba desde un costado, no pudo evitar soltar una risa.

—Pfft...pfft.

Akeno escuchó esas risas apenas contenidas y gritó.

— ¡Mamá!

Su rostro estaba lleno de indignación con pequeñas lágrimas corriendo por su rostro. Pronto, Shuri dejó de reír y caminó hacia adelante para abrazar a su hija.

—No te preocupes, Akeno-chan~. No te convertirás en una rana.

En cuanto a Igor, permaneció ajeno a estos eventos. Toda la capacidad mental que tenía estaba enfocada en llenar su estómago. Y con la olla enorme de la que estaba comiendo, estaba tan feliz como podía estarlo.

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|DxD|

.El día siguiente llegó. Ya se acercaba la tarde y el rubio acababa de terminar de saquear los supermercados de Kuoh, obligándolos a reprogramar las entregas de sus productos cárnicos. Gracias a que tenía una de las tarjetas de Azazel, podía caminar por las calles con una mochila gigante del tamaño de la cabina de un camión llena de diferentes productos cárnicos.