Transmigrado con una cámara del tiempo en DxD

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Tiró con fuerza el bolígrafo en el contenedor que estaba junto a sus pies y se limpió los dedos con magia. Sacó otro bolígrafo del bolsillo interior de su chaqueta antes de continuar con su trabajo.

"Soy un idiota"

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|DxD|

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03/07/1996 - 8 de julio de 1996 (7 días después de la salida de Igor de la cámara del tiempo)

Igor finalmente llegó a la casa. Lo primero que hizo fue intentar abrir la puerta y no lo logró. El rubio estaba tan ansioso que comenzó a hacer lo que Shuri predijo.

"¡Ábrela, maldita sea!"

Comenzó a golpear la puerta. Pero cuando lanzó dos golpes, la puerta todavía se mantenía firme. Cada golpe que lanzaba hacía que la casa temblara.

"¡Mierda!"

El rubio se estaba frustrando. Todo lo que había entre él y su anime favorito era una simple puerta que, en circunstancias normales, no podría soportar un solo movimiento de su dedo.

Al darse cuenta de que los golpes a medias no serían suficientes, Igor dio un paso atrás antes de lanzar su puño hacia atrás.

"¡No puedes detenerme, estúpida puerta!"

Sin embargo, antes de que pudiera soltarlo, Baraquiel apareció en la puerta detrás del rubio con todas sus alas desplegadas. El grupo estaba entrando en pánico desde el fondo de su corazón cuando, solo unos momentos antes, recibió una transmisión mágica de que su casa estaba siendo atacada.

Pero cuando vio que era el rubio quien estaba atacando su casa, las venas de su cabeza amenazaron con explotar.

"¡ALTO! ¿¡QUÉ ESTÁS HACIENDO, MALDITO MOCOSO?!?!"

Al escuchar el grito de Baraquiel que venía detrás de él, el rubio no estaba en lo más mínimo enojado. De hecho, parecía haber encontrado a su salvador.

"¡Anciano!"

Corrió hacia Baraquiel como un hombre sediento que hubiera encontrado un oasis. El rubio agarró el abrigo del caído y miró al hombre con una expresión suplicante.

"¡Viejo señor Baraquiel! ¡Por favor, abra la puerta! ¡Es muy urgente!"

La ira de Baraquiel pasó rápidamente del desconcierto al pánico absoluto. Numerosos escenarios pasaron por su cabeza sobre cómo su esposa e hija probablemente estaban atrapadas dentro de la casa con alguna entidad poderosa.

Sin perder tiempo, Baraquiel se adelantó y colocó la palma de la mano en la puerta. Igor estaba justo detrás de él como un niño desesperado que ya no podía contener la vejiga.