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Todo este tiempo, Cleria también permaneció en silencio. Un pequeño hilo de lágrimas corría por sus mejillas mientras frotaba suavemente la espalda de Akeno. En ese momento, ambas se entregaron al consuelo de la otra, el dolor de la pérdida se aliviaba al abrazarse.


Pero nunca imaginaron el repentino cambio de eventos.


¡Tswii!


Silencio...


"... ¿He?".


|DxD|


.


"... ¿He?"


Silencio...


Cuatro personas estaban en una habitación. Dos estaban de pie mientras que otras dos estaban de rodillas abrazándose. Todas se miraron, una pareja con confusión y la otra con pura incredulidad. Hubo un silencio absoluto sin que ninguna de las partes hablara.


Igor no sabía cómo procesar con precisión esta escena. Ver a Akeno y Cleria llorando en el suelo no era algo que esperaba ver ni remotamente. La última vez que revisó, se suponía que Akeno estaba durmiendo, así que esperaba ver al pequeño polluelo profundamente dormido. Fue un error de su parte hacer una teletransportación tan apresurada por vergüenza, pero lo último que esperaba al llegar era tropezar con una situación bastante incómoda.


Shuri, por otro lado, también estaba igual. Esperaba al menos tener algo de tiempo para ver el rostro dormido de la hija de la que lamentablemente había perdido los recuerdos. Pero, contrariamente a las expectativas, no sintió ningún miedo ni nerviosismo.


Más bien, sintió una repentina sensación de paz cuando vio a Akeno.


"Ara-"


En el momento en que habló, Akeno la interrumpió.


"¡Mamá!"


Escapándose del agarre de Cleria, corrió hacia Shuri y saltó en su abrazo. Shuri reflexivamente abrazó a Akeno, una pequeña sonrisa formándose en su rostro. Se miraron a los ojos, un par lleno de absoluto alivio y alegría mientras que el otro sostenía el suave brote de tierno amor.


Sosteniendo a la pequeña niña que ahora estaba llorando sobre su pecho, cualquier aprensión que Shuri tenía desapareció de inmediato. Sintió una conexión con la niña que sostenía en sus brazos, un fuerte hilo de amor que se extendía desde su corazón y unía a su pequeña parecida. No había ninguna duda en su corazón.


Esta era...


"Mi hija~"


Acarició la cabeza de Akeno con su barbilla, la abrumadora sensación del amor maternal latente despertándose en presencia de su hija. Inconscientemente, lágrimas de felicidad cayeron de sus ojos, sus dedos acariciaron suavemente la cabeza de su hija. Cada una de las dudas desapareció en el momento en que la abrazó. Con recuerdos o sin ellos, sus instintos le decían que Akeno era, en todas las formas y formas, su hija. No había lugar para la duda, ni para la sospecha, ni para los errores. Akeno era su hija y su mente lo sabía, su cuerpo lo sabía y su corazón lo sabía. Desde el fondo de su alma, amnésica como era, aceptó de todo corazón a Akeno como su descendencia.

Transmigrado con una cámara del tiempo en DxDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora