Transmigrado con una cámara del tiempo en DxD

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"Pero no puedo. No puedo dejar las cosas al azar. No quiero irme de aquí, sólo para que los hijos de aquellos que he matado busquen venganza. He asesinado a maridos y padres. He destruido sus hogares. Ellos QUERRÁN venganza"

Su cuerpo comenzó a temblar.

"Incluso si... incluso si las consecuencias implican perder la cabeza, no puedo dejar que las amenazas a las personas que me importan sigan vivas. Ya he perdido a mi tía. Yo... no quiero perder a nadie más"

Shiva simpatizó con Igor... sólo por un breve momento.

¡Bofetada!

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|DxD|

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"Escucha, Dimori. No te estoy pidiendo. No te estoy sugiriendo. Te estoy diciendo que pares. NO tienes la capacidad de matar inocentes"

Shiva miró a Igor directamente a los ojos mientras decía esas palabras. Lo último que necesitaba después de invertir tanto esfuerzo era que el chico cayera gradualmente en la locura simplemente porque hizo algo que estaba mucho más allá de lo que podía manejar.

"..."

Igor se quedó en silencio porque todo lo que decía Shiva era verdad. Puede que fuera un asesino, pero la idea de matar a mujeres y niños inocentes le causaba un temblor en el alma. La acción de derramar la sangre de una madre que protegía a su hijo le hacía temblar el cuerpo porque le hacía trazar paralelismos con la situación de Shuri.

Eso no quería decir que tampoco hubiera inocentes entre los hombres. Sin embargo, su definición de "inocencia" difería de la definición aceptada globalmente. Para él, cualquiera que apoyara la muerte de Shuri no calificaba como inocente. No importaba si había matado o nunca antes.

Podía saber cuán "culpable" era alguien por la oscuridad en sus corazones. Era la repentina habilidad instintiva que venía con su rápida absorción de la energía de la naturaleza malévola. Cuando absorbió la energía del mundo, todo lo que tenía en mente era matar a todos los responsables de la muerte de Shuri. Y gradualmente, a medida que dominaba la energía malévola, el mundo pareció acceder a sus demandas y le "mostró" a todos aquellos que habían participado activamente o apoyado silenciosamente la muerte de Shuri y Akeno.

Pero por alguna razón, ninguna de las mujeres tenía esa chispa de oscuridad en su corazón. Sus mentes eran tan ligeras como una pluma y, naturalmente, los niños no tenían ni idea de lo que estaba sucediendo. Por eso dudaba tanto en matarlos. Porque ya no sería solo matarlos, sería un asesinato. Basura fue asesinada. Nada más, nada menos. Pero su mente vaciló al matar inocentes.

Tal como dijo Shiva, no tenía la capacidad para hacerlo. A pesar de esto en relación con el futuro, encontró esta acción más difícil que cualquier otra cosa. Ni siquiera tomaría mucho tiempo. Una explosión de ki de tamaño moderado y todo estaría terminado. Pero aún mostraba signos de vacilación.

Sin embargo, no podía entender por qué alguien como Shiva lo detendría. Como el Dios de la Destrucción, era extremadamente extraño que se tomara un tiempo de su día para ayudarlo de esta manera. De hecho, parecía más natural que el dios se mostrara indiferente ante las vidas de los mortales. Pero Shiva lo detuvo no por un sentido de preservar la moralidad, sino para preservar su cordura.