Transmigrado con una cámara del tiempo en DxD

78

El chico había enfurecido a todos estos panteones con sus acciones hasta ahora. Desde liberar descaradamente sus sentidos hasta atacar repentinamente a un Clan Principal, todo esto era razón más que suficiente para que numerosos dioses atacaran. Aunque a Shiva le pareció bastante divertido que tan pronto como el rubio se transformó, se volvieron tímidos.

Todavía podía sentir sus miradas sobre Igor, pero ninguno de ellos dio un paso adelante debido a su presencia y el poder del pelirrojo.

"Débiles"

.

|DxD|

.

Suou no podía soportarlo más. Su clan con miles y miles de guerreros fuertes estaba siendo devastado en su generación. Sus cadáveres cubrían las tejas y los techos y la sangre brotaba de aquellos con muñones cortados como una fuente.

Sin embargo, no podía hacer nada para ayudar. Sus piernas estaban inútiles y no podía usar el poder del Pájaro Bermellón. Era como si algo estuviera bloqueando la conexión que necesitaba para utilizar completamente el poder. Esto le sirvió como prueba más de que su clan había sido abandonado a su suerte en manos del pelirrojo, pero aún podía usar su habitual manipulación del fuego. Por inútil que fuera, no sabía qué más hacer. Así que, por desesperación, comenzó inútilmente a disparar bolas de fuego al destello rojo.

Su voz estaba ronca y lágrimas de dolor le corrían por los ojos.

"¡PARA! ¡PARA! ¡POR FAVOR!"

Su apariencia digna se había derrumbado ante la realidad. El escenario que temía que sucediera estaba siendo ejecutado justo delante de sus ojos. Sus ojos temblaban con cada golpe sordo de un cadáver y su corazón sangraba con cada grito que escuchaba. Su mente estaba llegando a sus límites, su punto de quiebre se acercaba.

Sin embargo, Igor no se detuvo. Continuó matando y mutilando a cada miembro del clan hasta que solo quedaron unas pocas docenas. Pocos se atrevieron a contraatacar, ninguno dejó un rasguño. Con una sola espada de aura carmesí entrelazada con la oscuridad del mundo, se abrió paso a través del ejército de hombres que empuñaban fuego.

Suou solo podía observar cómo cientos de años de historia se extinguían gradualmente frente a sus ojos. Era una visión horrible que se había grabado a fuego en su cerebro. Durante los últimos minutos, su mente estuvo al borde de perder la cordura, pero su fuerte voluntad lo mantuvo unido. Sin embargo, poco a poco se acercaba a sus límites.

Y ese límite se alcanzó cuando, justo frente a sus ojos, Igor perforó el corazón de su primogénito.

"¡NOOOOOO! ¡MI HIJO! ¡¡¡MATASTE A MI HIJO!!!!"

Suou ya había adivinado durante mucho tiempo que dos de sus hijos, Kazuhiko y Takami, habían muerto en Kuoh. Soportó eso. A pesar del dolor, se mantuvo fuerte. Pero su corazón no podía soportar ver el corazón de su hijo perforado justo frente a sus ojos. Ser testigo y especular eran dos cosas muy diferentes.