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EL SOL SE ESTABA PONIENDO SOBRE EL BOSQUE DE AURADON, proyectando un resplandor dorado que iluminaba el lugar en el que se llevaría a cabo la ceremonia. Las sillas estaban dispuestas en filas elegantes, y un camino de pétalos llevaba al altar, adornado con brillantes cortinas blancas y un hermoso aro de flores.
Tenebra llevaba un elegante vestido blanco, que obviamente había sido elaborado por su fiel amiga, Evie. Con un bello velo de novia que caía en cascada. Sus accesorios eran sencillos, pero lo que más resaltaba era el collar que le había dado su padre, el cual jamás se quitó desde aquel día. Chernabog, con su imponente presencia, llevaba un traje ceremonial negro, con una expresión que demostraba orgullo.
-Es un honor entregarte en matrimonio, Tenebra. Eespero que encuentres la felicidad que buscas.- Le dijo su padre, sosteniéndola del brazo.
-Gracias, padre. Me alegra que estés aquí.- Respondió con una sonrisa.
-¿Estás lista?- Preguntó. Viendo como su hija asentía con su cabeza, avanzando hacia el altar.
La ceremonia comenzó. Las cortinas que cubrían Tenebra y su padre se abrieron, haciendo que todas las miradas de los invitados se dirigieran a a ellos. El ambiente estaba cargado de expectativa mientras Tenebra avanza por el pasillo, su mirada se dirigía hacia adelante con determinación.
A lo largo del pasillo, varios rostros familiares se asoman entre la multitud de invitados, haciendo que la joven se sintiera honrada y especial de estar rodeada por aquellas personas.
Tenebra vio a Uma, Harry y Gil, quienes estaban vestidos de manera formal, los tres dándole una sonrisa de aprobación a medida que ella avanzaba.
Más adelante, vió a Madre Gothel, que se encontraba cerca del altar con una mirada tierna, claramente conmovida por la situación. A su lado, Cruella y Gaspar, con expresiones que reflejaban aprobación.
Tenebra siguió avanzando, sintiendo la mezcla de emociones a medida que se acercaba al altar. Finalmente, llega al final del pasillo donde Carlos, su prometido, la espera. Carlos está vestido con un traje elegante y su mirada, ligeramente cristalina, está fija en Tenebra, llena de amor e ilusión.
Chernabog se acercó con su hija al altar. -Carlos, has demostrado ser digno de mi hija. Cuídala y ámala con todo tu ser. Hoy, te confío mi mayor tesoro. No me defraudes.- Le dijo, viendo como el chico asentía.
-Lo haré, lo prometo.- Contestó el. Extendiéndole su mano a su prometida, la cual ella tomó con una sonrisa.
-He esperado tanto este momento.- Le dijo Carlos al odio.
