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DURANTE HORAS, Tenebra y Carlos leyeron cientos de libros, buscando una respuesta para el malestar de la chica.
Ambos se habían rodeado de una montaña de tomos sobre magia, mitología y antiguos rituales. La luz cálida de una lámpara iluminaba el rincón de su cama donde estaban sentados, creando un ambiente íntimo y tranquilo.
Carlos estaba concentrado en un pesado libro de encuadernación en cuero. Sus ojos se movían rápidamente sobre las páginas mientras anotaba información relevante en un cuaderno. De vez en cuando, levantaba la vista para mirar a Tenebra, quien estaba profundamente inmersa en un manuscrito más delgado pero igualmente antiguo.
Tenebra, con el cabello recogido en un moño suelto, usaba un par de gafas de lectura mientras pasaba las páginas con atención. Su rostro, normalmente serio, mostraba un signo de concentración que Carlos encontraba cautivador. El silencio en la habitación era interrumpido solo por el susurro de las páginas y el ocasional murmullo de frustración.
Con el paso de las horas, la fatiga comenzó a hacer de las suyas. Carlos, cansado, se reclinó más cerca de Tenebra para poder ver mejor su libro. La cercanía hizo que ambos se sintieran más cómodos, y eventualmente, Tenebra se inclinó para descansar sobre el hombro de Carlos.
El cansancio se acumuló, y Carlos, sin darse cuenta, empezó a inclinarse hacia un lado. Tenebra, sintiendo el calor y la seguridad en la cercanía de Carlos, se dejó llevar por el sueño. Finalmente, Carlos quedó completamente dormido, recostado sobre Tenebra, que ahora descansaba parcialmente sobre él.
Mientras tanto, Jay y Archie, que habían pasado gran parte de la noche en la fiesta del bosque de Sherwood, entraron en busca de algo para picar.
Al abrir la puerta, se encontraron con la escena de Carlos y Tenebra dormidos en una posición en la que ambos estaban entrelazados de manera tierna. Jay y Archie intercambiaron miradas sorprendidas y luego, no pudieron evitar reírse.
Jay, siempre el bromista del grupo, miró an Archie con una sonrisa traviesa. -Mira esto. ¿Quién necesita un hechizo para sueños cuando tienes a Carlos como almohada?
-Carlos está realmente comprometido con la causa. -Dijo Archie tratando de contener la risa. -Parece que encontraron la manera de resolver el misterio del sueño... durmiendo juntos. ¿Qué te parece, Jay?- Dijo Archie, causando que Jay se riera a carcajadas.
Ambos rieron, tratando de no hacer ruido para despertar a la pareja. Jay sacó su teléfono y tomó una foto rápido, para así tener un recuerdo del momento.
Ambos buscaron sus aperitivos de media noche. Y en cuanto estaban a punto se salir al salón para degustar sin molestar a los adormilados, Evie, dio un portazo para hacerse camino en el dormitorio.
-Mal se fue a la isla.- Dijo con preocupación. Su mirada cambió a una de sorpresa al ver a Tenebra y a Carlos despertarse de golpe de su placido sueño. -Lamento interrumpir, pero es urgente. Tenemos que ir a buscarla.
-Claro, traeré la limusina.- Dijo Jay, saliendo con Archie detrás de el.
Carlos se levantó de la cama y fue detrás de ellos. -Hey, chicos. ¡Espérenme!
Evie dejó salir una pequeña sonrisa hacia Tenebra, la cual aún intentaba despabilarse.
-Tu y yo hablaremos de eso después.- Dijo con emoción, refiriéndose a como ambos se encontraban dormidos juntos. Haciendo que Tenebra rodara los ojos con una sonrisa ladina.
...
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