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ARCHIE, JAY, Y CARLOS CAMINABAN POR LAS AFUERAS DEL CASTILLO. Las princesas sonrieron y saludaron a Jay y Archie, al ser los más populares del equipo de Tourney hace no mucho, ambos habían conseguido que media escuela estuviera caída a sus pies.
-¿Por qué las torturan? Deben elegir a una para ir al baile.- Bromeó Carlos.
-Voy a ir solo. Así podré bailar con todos ellas- Dijo Jay, poniendo sus brazos al rededor de Carlos y Archie.
-iAh! Eres un experto.- Dijo Carlos, riendo junto an Archie. -Um, chicos.- Dijo llamando la atención de ambos. -Si tuvieran que hacer una invitacion, ¿cuál sería la mejor manera?
-¡Finalmente!- Exclamó Jay, siendo siseado por Carlos. -Y tú seguías insistiendo en que no iba a ser nada.- Dijo poniendo la mano en el hombro de Carlos nuevamente. -Escucha, sólo tienes que parecerte a mí.- Rió mientras Carlos ponía los ojos en blanco.
-A nosotros, querrás decir.- Añadió Archie.
-Si, lo que sea.- Dijo Jay con un tono sarcástico.- En serio, solo ve a hablar con ella hombre.
-La ayudaste a salir del bosque, y ¿Aún así tienes miedo de preguntarle a ir a un baile?- Preguntó Archie con asombro.
-Si, ¿okay? No es tan fácil como ustedes lo hacen parecer.- Contestó Carlos.
-Vaya, vaya, miren quien llegó.- Dijo Jay, observando como Tenebra se acercaba junto a Evie y Mal hacia ellos.
Carlos se sintió nervioso al verla acercándose a ellos. Archie y Jay le dieron un pequeño empujón para que se acercara a hablar con ella.
-Eh... Tena. Quería hablar contigo.- Le dijo acercándose an ella. Mal e Evie al ver la escena se alejaron de ellos para así dejarles a solas, ambas riendo emocionadas al ya poder imaginarse que es lo que Carlos planeaba hacer.
El chico miró a Jay y Archie, ambos le enviaron una inclinación de cabeza en forma de aprobación, haciendo que Carlos se volteara para hablar nuevamente.
-Me preguntaba... eh...- Dijo antes de entrar en pánico al darse cuenta de lo que estaba a punto de hacer. -Si el pastel de zanahoria .... te gustó.- Carlos hizo una mueca mental.
-No me gustan las zanahorias. Comí el de calabaza.- Contestó la chica con una sonrisa ladina.
-Espléndido.- Dijo Jay tomando a Carlos de los hombros mientras que este tartamudeaba.
Archie y Tenebra los siguieron para ir a su clase. Mientras caminaban, la chica no pudo evitar pensar en lo que dijo Mal con respecto a la isla, el como ella había dejado a sus amigos de lado, dejándolos allí sin escape. Cosa la cual hizo que mantuviera un semblante triste en la caminata.
-¿Qué tienes?- Preguntó su amigo con preocupación al verla en ese estado.
-No es nada. Solo...- Hizo una pausa antes de hablar. -¿No has pensado en la isla?, En... Nuestros padres y... Nuestros amigos- Preguntó.
-Todos los días.- Contestó. -Aún no pierdo la esperanza de que las cosas se resuelvan y ellos puedan estar aquí, con nosotros.
-Tienes suerte de que si te quieren.- Afirmó Tenebra viendo a su amigo.
-Tena, tu padre también te quiere. Solo que... Bueno, a su manera- Dijo intentando animar a su amiga. -Mamá tal vez no sea la mejor, pero se que en el fondo me quiere. Y se que si estuviera aquí estaría feliz de descubrir las cremas antiarrugas- Bromeó, haciendo que ambos se rieran.
-Todo estará bien, Tena. Algún día podremos ver a Maddie y Kai.- Dijo, haciendo que ella sacara una sonrisa ladina. -Y si tu padre no llega a ver lo maravillosa que eres, siempre nos tendrás a nosotros.- Dijo refiriéndose a sus amistades con el grupo.
Después de tomar sus clases restantes, los chicos se dirigieron a su clase de esgrima, siendo seguidos por Tenebra, quien fue junto con Jane a verlos.
Después de que terminaran la práctica, todos los chicos se fueron, defendí únicamente a Carlos en la arena, y a Jane y Tenebra en las gradas.
-Mi mamá me llama, debo contestar.- Dijo tomando su teléfono. -Te veré luego.- Se despido Jane, dejando la sala.
Tenebra iba a hacer lo mismo hasta que se frenó al escuchar como Carlos llamaba su nombre.
-¡Tena!- Le llamó.
-¿Qué pasa, Carlos?- Preguntó con una sonrisa. -Estuviste genial en la práctica.
-Eh, gracias.- Contestó, sonrojándose levemente tras el alago de Tenebra. -Yo... quería saber...- Hizo una pausa antes de continuar. -¿Cómo has estado?- Preguntó Carlos, tras ponerse nervioso por la mirada de la chica.
-Pues... Bien. Un poco nostálgica por la isla, pero del resto todo bien.- Contestó un poco decepcionada, al no haberle preguntado lo que ella pensaba. Ya que realmente anhelaba poder ir al baile con el, pero si ni siquiera se atrevía a invitarla, no era algo muy realista de pensar.
-Oh, ya veo. ¿Aún tienes esas pesadillas?
-Todas la noches.- Contestó cabizbaja. -Ya no se qué hacer, Carlos. Es como si me atormentara siempre.
-No has utilizado tus poderes desde lo de tu padre, ¿Cierto?- Preguntó Carlos, viendo como Tenebra negaba con la cabeza.
-Solo en cosas pequeñas. Cómo, jugar y eso. Ya sabes, para no perder la práctica.
-Tal vez fue demasiado lo que pasó esa noche. Pudiste haber quedado con una especie trauma o algo así. No hay magia en la isla de los perdidos, así que tu padre no debe de ser el encargado de eso.
-No lo sé. Solo espero que esos sueños acaben pronto.
-Hay un libro de magia en la biblioteca, bueno, cientos de ellos. Podríamos tratar de buscar algo en ellos, ¿Sabes?- Sugirió Carlos.
-Claro. ¿Cuando estás libre?- Preguntó.
-Eh, cuando sea, incluso hoy mismo.
-¡Fantástico!. No puedo aguantar una noche más sin poder dormir.- Exclamó con felicidad.
-Buscaré unos libros, puedes pasar por mi dormitorio cuando quieras.
-Gracias, Carlos. No tienes idea de lo mucho que significa para mí.- Dijo Tenebra con una sonrisa en su rostro.
-No es nada, te veré luego.- Se despidió con un leve rubor en sus mejillas.
-Adiós, te veo en la noche.- Dijo, también sonrojada, dejando el salón.
Carlos suspiró, bajando la vista para ver a Chico. -No era el momento adecuado, ¿Sí?- Dijo acariciando a su perro y llenado a recoger sus cosas paga ir a la biblioteca.
...
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