Rebecca Armstrong
Han pasado ya varias horas desde que Freen salió, y la preocupación se ha ido apoderando de mí con cada intento fallido de llamarla. Al principio, el teléfono sonaba, pero luego empezó a ir directo a buzón, como si lo hubiera apagado. Me pregunto dónde estará y qué tan molesta puede estar aún después de nuestra discusión. Aunque parte de mí quiere pensar que volverá pronto, no puedo evitar sentirme inquieta.
De repente, el timbre suena, y, esperanzada, me apresuro a la puerta apoyándome en mi bastón. Sin embargo, cuando abro, me encuentro con una cara inesperada: Nat, de pie y sonriendo. Me toma un momento procesar su visita, ya que hace mucho que no lo veo. —¿Necesitas algo, Nat? —pregunto, confundida.
Él sonríe suavemente y, con un tono cálido, responde: —No, Becky. Solo quería saber cómo estabas… y despedirme. —Su respuesta me desconcierta un poco, pero me hago a un lado para permitirle pasar. Una vez dentro, cierro la puerta detrás de él, y cuando voy a preguntar por qué se va, él se adelanta.
—Me voy a Europa —dice, observándome atentamente.
Asiento, aún algo sorprendida, y sin poder evitar un tono un poco frío, le pregunto, —¿Y por qué debería saberlo yo?
Nat desvía la mirada un instante, y noto un leve sonrojo en su rostro antes de que responda con sinceridad. —Durante mucho tiempo estuve enamorado de ti, Becky. Sentía que necesitaba despedirme de ti antes de irme.
Sus palabras me sorprenden, y una mezcla de culpa y ternura me invade. Me acerco a él y lo abrazo, sinceramente agradecida por su honestidad. —Espero que encuentres a alguien que realmente te ame y valore, Nat. Te mereces eso y mucho más.
Él me agradece, y cuando nos separamos del abrazo, ocurre lo inesperado: Nat se inclina y, sin aviso, presiona sus labios contra los míos. Es solo un segundo, pero es suficiente para que yo me quede paralizada de sorpresa. En ese instante, una voz fría rompe el silencio.
—Si necesitan más privacidad, puedo dejarlos solos.
Me separo de Nat tan rápido como si me hubieran electrocutado y giro para ver a Freen en la puerta, con una expresión de enojo que nunca había visto en ella. Su mirada es dura, y antes de que pueda reaccionar o explicarme, se da la vuelta y sube las escaleras, cerrando la puerta de nuestra habitación de un portazo.
Nat murmura una disculpa, y sin poder ocultar mi irritación y frustración, simplemente le abro la puerta. —Que tengas un buen viaje, Nat. —Él asiente y sale, dejándome sola con una mezcla de arrepentimiento y malestar.
Cierro la puerta y me recargo contra ella, dejando escapar un suspiro entre dientes. —Definitivamente, este no es mi día —murmuro, maldiciendo para mis adentros y sin saber cómo voy a arreglar las cosas con Freen.
He decidido darle a Freen un poco de tiempo para calmarse, y durante ese espacio, ordené su postre favorito como una especie de ofrenda de paz. Con el plato en mis manos, subo las escaleras y me acerco a nuestra habitación. Abro la puerta con cuidado, esperando no molestarla, y la veo acostada de espaldas a mí, aún claramente molesta. Su postura tensa me dice que esta vez, la he herido más de lo que imaginé.
—Freen —, la llamo suavemente, intentando romper el hielo. Ella no responde, así que me acerco y me siento a su lado en la cama, colocando una mano en su hombro. Sin embargo, ella se aparta de inmediato.
—No me toques, Becky —dice con un tono que rara vez le escucho, lleno de resentimiento y molestia. No puedo evitar soltar una pequeña risa, intentando aligerar el momento.
—Te ves adorable cuando estás enojada —le digo, sonriendo, aunque sé que eso probablemente no mejorará la situación.
Ella se incorpora de la cama, con la intención de irse, pero rápidamente rodeo su cintura y la acerco hacia mí, haciendo que vuelva a sentarse. Freen se resiste, lanzándome una mirada que atraviesa cualquier intento de bromear.
ESTÁS LEYENDO
Entre La Venganza Y El Amor
FanficRebecca Armstrong tenía una vida perfecta hasta que su hermano, Richie, se suicidó, dejando una devastadora carta que revelaba el motivo de su muerte. Consumida por el dolor y el enojo, Rebecca jura vengarse de la persona responsable. Sarocha Chanki...