Capítulo 34: Será Una Cita Oficial

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Omnisciente

En la oficina de Becky, Freen estaba sentada frente a ella, tamborileando ligeramente sus dedos sobre el borde de la silla. Becky le había propuesto algo nuevo, algo que nunca se le habría pasado por la cabeza: convertirse en la modelo principal para la campaña de amor y amistad de la empresa. Durante años, Freen había estado cómodamente detrás de la cámara, capturando los momentos y emociones de cada sesión. Era su lugar seguro, pero esta vez, Becky la quería frente a la lente.

—Entonces… ¿aceptas? —preguntó Becky, mirándola con una sonrisa de expectativa mientras trataba de no mostrar el entusiasmo desbordante que sentía.

Freen exhaló lentamente, antes de asentir.

—Sí, lo acepto. Aunque no puedo creer que me convenciste de esto. —Una pequeña risa nerviosa escapó de sus labios—. Supongo que será un buen cambio de perspectiva.

Becky sonrió ampliamente, genuinamente orgullosa.

—Créeme, Freen, tienes el perfil perfecto para esta campaña. Siempre has sido increíble capturando emociones en otros, pero esta vez será especial porque podrás transmitir tu propia esencia.

Antes de que pudieran continuar, Billy entró en la oficina con un par de carpetas en la mano, deteniéndose en seco al verlas juntas.

—¡Vaya, así que era cierto! Freen, ¿realmente aceptaste? —preguntó, sorprendido y con una sonrisa amplia—. Me alegra tanto que finalmente vayas a estar frente a la cámara.

Freen asintió, sonrojándose ligeramente ante el entusiasmo de Billy.

—Sí, Becky logró convencerme. Va a ser raro estar de este lado, pero haré mi mejor esfuerzo.

Billy dejó las carpetas sobre el escritorio de Becky y le dio una palmada en el hombro a Freen.

—No me cabe duda de que será un éxito. Y, para ser honesto, esta campaña no podría haber encontrado mejor rostro. —Le guiñó un ojo antes de dirigir una mirada agradecida hacia Becky—. Buena elección.

Becky asintió con una sonrisa triunfante, claramente satisfecha de que todo el equipo estuviera de acuerdo en su decisión. Había visto algo en Freen que nadie más podía proyectar, y estaba decidida a mostrar esa autenticidad al mundo.

—Muy bien, ahora que estamos todos en la misma página, tenemos una sesión para planear. —Becky abrió una de las carpetas, mostrándole a Freen y a Billy los conceptos preliminares para la campaña—. Billy, quiero que cada detalle refleje amor y conexión genuina. Y Freen, confío en que, aunque sea tu primera vez como modelo, sabrás cómo proyectar eso. Solo deja que fluya, ¿sí?

Freen asintió, intentando relajarse mientras la idea de la campaña cobraba vida en su mente. Aunque estaba acostumbrada a estar detrás de escena, algo en la seguridad de Becky la tranquilizaba.

Finalmente, cuando Billy se retiró de la oficina con una sonrisa satisfecha, Becky se acercó a Freen y le susurró:

—Gracias por confiar en mí para esto, Freen. No puedo esperar para mostrarle al mundo lo increíble que eres.

Freen sonrió, dejando de lado los nervios y respondiendo con un destello de confianza.

—Y yo no puedo esperar para intentarlo. Con tu guía, sé que esto será algo realmente especial.

Freen y Becky se quedaron mirando una a la otra por unos segundos, una sonrisa suave y cómplice dibujándose en sus rostros.

Becky rompió el silencio primero, inclinándose un poco hacia Freen con una mirada traviesa.

—¿Sabes? Estoy muy orgullosa de ti —murmuró Becky, rozando suavemente la mano de Freen que estaba sobre el escritorio—. Verte aceptar algo que sé que te daba miedo… Eres increíble.

Freen sonrió, su rostro poniéndose levemente rojo, pero no apartó la mano.

—¿Tú crees? —respondió con voz suave—. A veces me pregunto si me das más crédito del que merezco.

—No lo creo —dijo Becky, entrelazando sus dedos con los de Freen—. Eres valiente, trabajadora… y aunque a veces te cuesta verte de esa forma, me haces sentir muy afortunada de estar a tu lado.

Freen la miró con ojos brillantes y susurró:

—¿Te he dicho cuánto te amo?

Becky sonrió, inclinándose aún más cerca, hasta que sus rostros estuvieron a solo centímetros.

—No tantas veces como me gustaría escuchar —respondió con un tono suave y una sonrisa coqueta—. Pero lo siento cada vez que estás cerca.

Sin pensarlo demasiado, Becky le dio un pequeño beso en los labios, como si fuera un recordatorio silencioso de lo mucho que la valoraba. El beso fue breve pero lleno de ternura, dejando a Freen con una cálida sonrisa.

—Te amo, Becky. Realmente lo hago —susurró Freen cuando sus miradas se encontraron de nuevo.

Becky la miró con intensidad, sin apartar sus ojos de los de Freen.

—Y yo te amo a ti, más de lo que puedas imaginar. —Se quedó en silencio por un momento, disfrutando de ese instante juntos antes de añadir con una sonrisa traviesa—. ¿Qué te parece si seguimos celebrando y te invito a almorzar? Algo delicioso para esta chica tan valiente.

Freen se rió, aliviando cualquier rastro de nerviosismo.

—Me parece perfecto. Pero solo si eliges un lugar bonito.

Becky se inclinó hacia atrás, fingiendo una expresión pensativa.

—¿Un lugar bonito? Hmm… eso puedo hacerlo. Pero tendrás que prometerme que no solo hablaremos de trabajo. Quiero que sea una cita de verdad.

Freen sonrió, sintiendo un cosquilleo de emoción.

—Entonces tienes un trato. Nada de trabajo —respondió, y le lanzó una mirada coqueta—. Solo tú y yo.

Justo en ese momento, Saint entró a la oficina, tocando la puerta y asomándose con expresión seria.

—¿Becky? ¿Podemos hablar a solas? —preguntó, mirando de reojo a la chica sentada.

Freen se levantó con una sonrisa, comprendiendo de inmediato.

—Nos vemos más tarde entonces —le dijo a Becky, dejando un pequeño beso en sus labios antes de salir de la oficina, sin prestar demasiada atención a la seriedad del ambiente.

Cuando la puerta se cerró, Saint caminó hacia el escritorio de Becky y le entregó una carpeta, con expresión reservada. Becky lo miró atentamente, percibiendo la tensión en su semblante.

—Ya tengo más información de Sam Chankimha —comenzó Saint, y Becky frunció el ceño al escuchar ese nombre—. Logré averiguar que, efectivamente, Richie estaba en Italia haciendo su maestría en ese tiempo.

Becky sintió una punzada de decepción que intentó ocultar, aunque Saint no tardó en notar cómo bajaba la mirada, suspirando suavemente. En el fondo, tal vez había tenido una esperanza de que el niño que Sam tuvo hace tres años pudiera ser de Richie, pero esta información borraba toda posibilidad, ¿cierto?

—Entiendo... —murmuró Becky, apretando un poco la carpeta entre sus manos.

Saint la observó en silencio, esperando alguna otra reacción. Ella lo miró por un segundo, luego volvió a enfocar su atención en los papeles, intentando ordenar sus pensamientos y aceptar la realidad que ahora se presentaba clara frente a ella.

Pero si estaba clara. ¿Por qué algo en ella decía que no era así?

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Tanto misterio. ¿Qué está pasando?
¿Y verdaderamente Becky ha dejado de lado su venganza?

Y lo más importante...

¿Freen ya no es su objetivo?

Entre La Venganza Y El AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora