Nos presentamos en el centro de fisioterapia esa tarde, puntuales, listas para esta nueva fase en la recuperación de Becky. Estoy tan emocionada como nerviosa. Ella parece relajada, pero sé que está ansiosa por dar este paso y recuperar la movilidad en sus piernas.
Cuando llegamos, una mujer de cabello castaño claro, figura atlética y una sonrisa muy amigable se nos acerca. Su bata tiene una placa que dice "Celia", y cuando le estrecho la mano, noto que tiene un apretón firme y confiado.
—Becky, Freen, un placer conocerlas —dice Celia con una voz suave, mirándonos a ambas antes de enfocarse en Becky—. ¡Es un honor ayudarte en esta etapa! He escuchado de la doctora Fahlada que has progresado bastante.
Becky sonríe y asiente. —He tenido un gran equipo de apoyo, así que estoy lista para esto.
Celia sonríe de vuelta, y algo en esa sonrisa me hace notar que la observa con un interés que va más allá de la simple profesionalidad. Se inclina un poco, acercándose más a Becky, mientras le explica cómo será la sesión de hoy y los ejercicios que empezarán a hacer.
—Primero, empezaremos con unos movimientos básicos para la circulación —dice, tomando con delicadeza el pie de Becky y haciéndolo rotar con cuidado—. No te preocupes si sientes molestias al inicio; esto es solo parte del proceso.
Becky asiente, observándola con atención, y yo me quedo en silencio, notando cada gesto de Celia. Ella sigue explicando cada ejercicio de manera tan detallada que casi parece estar disfrutando el tiempo que pasa con Becky. Cada tanto le lanza una mirada acompañada de esa sonrisa amable, y, para mi sorpresa, Becky le responde con una sonrisa igualmente entusiasta.
La sesión avanza, y aunque quiero concentrarme en los ejercicios y en cómo Becky responde, no puedo evitar que la atención de Celia sobre ella me incomode un poco. En un momento, Celia suelta una risa suave mientras ayuda a Becky a flexionar la rodilla.
—Sabes, Becky, tienes una actitud increíble. Con pacientes como tú, mi trabajo se vuelve muy placentero —dice, manteniendo el contacto visual por un segundo más de lo necesario.
Becky ríe y me lanza una mirada de “¿lo escuchaste?”, y yo intento sonreír para no delatar el pequeño ataque de celos que siento por dentro.
—Bueno, no soy la única aquí. Freen también es parte de mi equipo —dice Becky, dándome un guiño.
—¿Oh? Entonces no solo tengo una paciente increíble, sino una gran compañera de apoyo aquí —dice Celia, mirándome por un momento antes de volver a enfocarse en Becky.
Cuando termina la primera serie de ejercicios, Celia le ofrece a Becky una botella de agua y un pequeño masaje para relajar sus músculos, lo cual parece un gesto muy amable, pero siento que el nivel de atención está cruzando una línea muy sutil.
—¿Cómo te sientes? —le pregunta Celia suavemente, sus manos sobre los hombros de Becky en un movimiento de apoyo.
—Bien, un poco cansada, pero emocionada por continuar —responde Becky, mirándome a mí con una sonrisa, como para tranquilizarme.
Yo tomo un respiro profundo y, en un intento de marcar territorio de la forma más amable posible, coloco mi mano en el hombro de Becky y le doy un beso en la mejilla.
—Va a ser un proceso largo, pero vale la pena verte avanzar así —le digo, sonriendo.
Celia observa el gesto y simplemente sonríe, aunque noto una ligera tensión en sus ojos antes de que mire hacia otro lado. Pareciera que entiende el mensaje.
Cuando finalmente terminamos la sesión, Celia se despide de nosotras con un apretón de manos y una sonrisa encantadora. Nos indica que vuelva a la misma hora en dos días y luego, dirigiéndose exclusivamente a Becky, le dice:
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Entre La Venganza Y El Amor
FanfictionRebecca Armstrong tenía una vida perfecta hasta que su hermano, Richie, se suicidó, dejando una devastadora carta que revelaba el motivo de su muerte. Consumida por el dolor y el enojo, Rebecca jura vengarse de la persona responsable. Sarocha Chanki...