Capítulo 33: El Comienzo De Todo

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Sam Chankimha

El sonido de los cascos del caballo golpeando la tierra resonaba a lo largo del prado, un ritmo constante que, de alguna manera, calmaba mi mente. El viento fresco acariciaba mi rostro, y el aroma de la hierba recién cortada me envolvía. Estar al aire libre siempre me había relajado, me hacía sentir conectada con algo más grande, como si por un momento el caos de mi vida se desvaneciera.

Pero hoy, no podía dejar de pensar en aquel día.

El día que todo comenzó.

Sam giraba el vaso en sus manos, observando cómo el hielo se derretía lentamente en el whisky mientras Freen le contaba alguna historia divertida de su vida en Italia. Estar allí, en ese pequeño bar, lejos de la presión que sentía en casa, le daba una sensación de libertad que no experimentaba desde hacía tiempo. Freen reía a carcajadas, mientras Sam sonreía, aunque su mente vagaba por otros lugares.

El ambiente del bar era cálido, con luces suaves y una música tranquila de fondo. Gente conversaba alrededor, algunos bailaban, pero todo parecía moverse en un ritmo pausado, perfecto para relajarse.

-¡Sam! ¡Te estoy hablando! -dijo Freen, dándole un suave codazo, sacándola de su ensoñación.

-¿Qué? Ah, perdón. -Sam sonrió, llevándose el vaso a los labios.

-Te perdiste toda la mejor parte de mi historia. -Freen la miró con fingida indignación, pero pronto ambas estallaron en risas.

En ese momento, mientras Sam se reía, sintió un leve golpe en el hombro. Al voltear, vio a un chico que había chocado sin querer con ella. Tenía una sonrisa encantadora y se disculpó rápidamente.

-Perdona, no te vi. -dijo el chico, con un acento ligero, mientras la miraba con una mezcla de curiosidad y encanto.

Sam le devolvió una sonrisa amable.

-No pasa nada, fue mi culpa también -respondió, tratando de restarle importancia.

Pero el chico no se alejó de inmediato. Se quedó de pie, observándola un momento más de lo necesario, y su mirada tenía ese brillo coqueto que Sam reconocía al instante.

-Soy Richie, por cierto -dijo, tendiéndole la mano.

-Sam -respondió ella, estrechándole la mano, notando lo cálida que era.

Freen, que había estado observando la interacción con una sonrisa juguetona, dio un leve empujón a Sam con su codo.

-Parece que alguien tiene nueva compañía esta noche -susurró Freen, lo suficientemente alto como para que Sam la oyera, pero bajo para que Richie no lo notara.

Sam rodó los ojos, pero una pequeña sonrisa se asomaba en sus labios. Richie no era para nada desagradable a la vista, y había algo en su energía que la hacía sentir cómoda.

-¿Puedo invitarte una bebida, Sam? -preguntó Richie, inclinándose ligeramente hacia ella, como si el ruido del bar fuera una excusa para acercarse más.

Sam pensó por un segundo, mirando a Freen, quien le dio una mirada aprobatoria y divertida.

-Claro, ¿por qué no? -respondió, levantando su vaso vacío.

Mientras Richie se alejaba hacia la barra, Freen la miró con una sonrisa pícara.

-¿Vas a coquetear en serio con ese chico? -preguntó Freen, inclinándose hacia Sam.

Sam encogió los hombros.

-¿Por qué no? No estoy haciendo nada malo. Estamos en Italia, ¿no? -dijo, tratando de convencerse a sí misma de que no era más que una noche de diversión.

Freen le guiñó un ojo.

-Tienes razón. ¡Disfruta!

Sam se quedó pensativa por un segundo mientras veía a Richie acercarse de nuevo con dos copas en la mano. Había algo en el aire, una sensación de desconexión con la vida que tenía en Tailandia, que la hacía sentir más atrevida, más libre. Sonrió de nuevo cuando Richie le entregó la copa.

-Gracias -dijo, y levantaron sus vasos para brindar.

La conversación fluía con facilidad. Richie era encantador, y aunque coqueteaban, había algo ligero en la manera en que lo hacían. Sam se relajaba cada vez más, permitiéndose disfrutar de la atención. Freen observaba la interacción, sonriendo mientras bebía de su propio vaso, disfrutando del espectáculo.

Mientras la noche avanzaba, Sam notó que Richie la miraba con más intensidad. Su coqueteo se hacía más directo, pero de una manera suave, sin presionarla. Se acercó un poco más, sus rodillas casi tocando las de ella.

-¿Te gustaría dar una vuelta por la ciudad después? -le preguntó Richie, su voz baja, casi como un susurro.

Sam lo miró, evaluando la propuesta. Por un momento, consideró la idea, pero algo dentro de ella la frenó. Por más tentadora que fuera la idea de dejarse llevar, sabía que no estaba lista para algo más.

Sonrió y negó suavemente.

-Lo siento, Richie. Esta noche prefiero quedarme aquí con mi hermana -dijo, lanzando una mirada a Freen, quien fingía estar absorta en su bebida pero obviamente había estado escuchando todo.

Richie sonrió, aceptando su respuesta con gracia.

-No hay problema, Sam. Ha sido un placer conocerte. -Le guiñó un ojo antes de levantarse, dejando una sensación de ligereza en el aire mientras se alejaba.

Sam lo observó irse, sintiendo una mezcla de alivio y satisfacción. Freen soltó una carcajada.

-¡Vaya! Eso estuvo cerca. -dijo, dándole una palmada en el hombro.

Sam solo sonrió, sintiéndose tranquila de haber tomado la decisión correcta. Tal vez Italia era para relajarse, pero no para perderse.

Actualidad

Quizás, si el destino no nos hubiera vuelto a encontrar después de esa noche. Todo hubiera sido distinto. Quizás y solo quizás, podríamos haber seguido sin el otro.

Entre La Venganza Y El AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora