La extranjera será mia...

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Esa noche, como las que le precedieron, Camila durmió mal, pero en adición a su intranquilidad previa, tuvo sueños inquietantes sobre cuerpos desnudos enredados, caricias húmedas y labios demandantes que la habían hecho despertar casi afiebrada y agitada poco antes del alba.

Los cascos de los caballos en el patio la hicieron levantarse y asomarse subrepticiamente a la ventana.

La heredera Belka se iba en esos momentos con sus guerreros. Era una comitiva relativamente pequeña. Quince hombres y mujeres, incluyendo a su esposa. Por el frío de la mañana, todos iban bien cubiertos con capas largas y capuchas pero pudo identificarla por las largas hebras oscuras que se escapan bajo la tela y por su brioso corcel negro. Normani iba igualmente cubierto a su lado en una montura semejante. Un guerrero que se parecía significativamente a Austín iba detrás y la princesa dio gracias a todos los dioses por eso. Finalmente tendría un descanso de él y sus comentarios mordaces.

Taylor despedía a su hermana desde la puerta.

Muy a su pesar, la princesa sintió un perturbador desasosiego al verla partir.

Se preguntó nuevamente por las razones de su viaje y que tan peligroso sería lo que iba a hacer. Casi con indiferencia le había preguntado eso a su cuñada pero la mujer no le había dicho mucho. Sin embargo, Camila la había notado preocupada.

Pensando que trataría de hablar con ella después, volvió a acostarse y quizás por el cansancio acumulado volvió a quedarse dormida casi sin darse cuenta.

La consejera Brooke se asomó a verla un par de horas después y al encontrarla tan profundamente dormida, la dejó estar, finalmente ese sería un día tranquilo con la heredera fuera y la princesa necesitaba descansar después de los días que había tenido.

En ese sueño mañanero, puedo dormir sin sueños inquietantes hasta que sentí el calorcillo del sol alto sobre ella y el peso familiar de alguien sentándose en la cama. Se preguntó qué tan tarde sería porque Allyson solo la despertaba de esa forma cuando ya se le había hecho MUY tarde. Perezosamente, decidió que haría que a su amiga le costara trabajo y se mantuviera muy quieta con los ojos cerrados.

Una ligera caricia en su mejilla, la hizo sonreír. Su amiga estaba bastante sutil esa mañana para sus estándares habituales.

-Ahora entiendo porque la tienes tan cautivada,

La sangre de Camila se congeló en sus venas al escuchar esa voz tan cerca de ella y abrió los ojos para confirmar su horror.

-Eres una pequeña fiera…pero eres hermosa, dijo Austin Huckebein sentado en su cama e inclinado sobre ella a solo centímetros de su cara mirándola con lascivia.

Y ahora, también vas a ser mía.

La princesa estaba petrificada, insegura de si realmente estaba despierta y si él, realmente estaba frente a ella, sentada en su cama.

Con movimiento rápido se puso de pie por el lado contrario de la cama solo para encontrarse con él nuevamente, sonriendo frente a ella. No estaba soñando. Estaba despierta y Austin era muy real.

-Oh, sí por favor, pelea…resístete. Adoro cuando se resisten.

La princesa podía sentir su corazón palpitando aceleradamente y una opresión fría en el pecho. Volteó ligeramente hacia las puertas de su habitación y la opresión se extendió cuando notó que ambas, estaban cerradas por dentro.

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