Hræsvelgr.....

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Finalmente, el silencio se rompió con la sorpresa de la declaración de la Mariscal y un murmullo se extendió por la multitud. Muchos comentaron también sobre los elegantes y bien presentados que los acusados acudían a su cita con el destino. Los menos, se revolvieron inquietos y otros se vieron, francamente preocupados.

-Además de todos sus crímenes, han adicionado las falta de mentir al Imperio y la Guardia y han tratado de incriminar, alevosamente, a más personas inocentes.

-El castigo por el cargo de alta traición es la muerte… Otros miembros de la Casa Huckebein y la Casa Grangaitz lo han recibido ya al momento que recuperamos la ciudad. Pero hay muchos más que todavía deben enfrentar el castigo que les corresponde.

La Mariscal hizo una pausa y el silencio reinó nuevamente en el patio.

-Fortis de la Casa Huckebein…Como ciudadana de Dinsmark…perdono los crímenes que has cometido contra mi familia,….

Fortis, desconcertado, casi suspiró de alivio. Casi, porque la Mariscal continuó casi de inmediato.

-Pueda tu alma encontrar el descanso y el perdón por sus crímenes…., Fortis tardó varios segundos en comprender el significado de la frase de la Mariscal antes de palidecer de terror.

-…Como Heredera Designada al Trono del Hegemon Belka, Mariscal de la Guardia Imperial y protectora de Dinsmark, en nombre de todos los linajes de los Hegemon Belka que me corresponde custodiar, yo Lauren Jauregui…te condeno a muerte…

-…Hræsvelgr, fue la última terrible frase de la Mariscal.

Todos se estremecieron.

Garyu se aproximó a la Mariscal con una espada gigantesca envainada que era casi tan alta como ella y tan ancha que no podía abarcarse sus dos filos con el ancho de una mano.

Fortis trató desesperadamente de huir.

Zayns y Tifao de la Casa Lanster, lo sostuvieron, lo llevaron hasta el tocón y lo hicieron arrodillarse.

-Si has dicho la verdad, puedes enfrentarlo como un hombre, le susurró Tifao.

Hræsvelgr, la gran espada ceremonial que Lauren había nombrado, hacía por lo menos dos centurias que no se utilizaba. Era una gran espada del más puro acero Belka, con una imponente empuñadura dorada magníficamente labrada representado la figura del águila mitológica Belka que devoraba a los hombres. Había pertenecido al primer Hegemon, al hombre que había consolidado el Imperio Belka.

Solamente un Hegemon podía utilizarla, para un único fin: Ejecución.

La leyenda decía que si el arrepentimiento de condenado era verdadero, su alma alcanzaría el cielo.

Si no era así, el alma sería devorada por águila y condenada a los infiernos por toda la eternidad.

Pocos Hegemon de los tiempos antiguos la habían utilizado, y ninguno de los tiempos modernos.

Garyu le extendió la espada a la Mariscal todavía envainada, está la tomó por la empuñadura con ambas manos y la desenvainó; el metal capturó la luz de las antorchas y por un momento, fue una espada de fuego y Lauren, un ángel vengador.

Ahora y para SiempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora