-¡¿Como que prepárense para recibir a la "Gran Mariscal"? ¡¿Es que acaso has perdido el juicio padre? ¡Nadie! ¡Ni siquiera "las Jaureguis" pueden venir a nuestro feudo sin avisar! ¡Y mucho menos de una forma tan desleal, impositiva!... ¡Lauren Jauregui no es la Hegemon del Imperio Belka! ¡Esto es una agresión en toda regla!.
Bruno Jeremiah estaba casi completamente fuera de si, caminando de un lado para otro en el pequeño pero acogedor espacio que su padre usaba como sala de recepción en la fortaleza de Glatisan.
Apenas esa mañana el hermano mayor de Sieglinde había recibido un mensaje avisándole de la "intempestiva visita" de la Heredera del Trono Belka. Y ni siquiera por parte de una fuente oficial. Dinsmark no se había dignado a enviar uno de sus magníficos halcones todavía. No, había sido a través de una humilde secuencia de palomas mensajeras que la red de espías que Bruno mantenía, le había hecho llegar.
Y la misiva ni siquiera indicaba cuando llegaría la bienamada heredera. El aviso urgente solo decía que Lauren, junto con una escolta, fuertemente armada, se dirigía en misión oficial hacia Glatisan.
Tan pronto tuvo el mensaje en sus manos, Bruno corrió a encontrar a su padre para pedirle que se prepararan casi como si fueran a sufrir un ataque y en esos momentos se encontraba despotricando contra la familia Real mientras el regente de Glatisan lo miraba con rostro inescrutable desde su sobria silla de madera tallada.
Bruno era la versión masculina de Sieglinde; alto, esbelto pero musculoso, de cabello oscuro y mirada penetrante. Y ambos era la viva imagen de su padre o al menos, de lo que había sido cuando joven.
Matias Jeremiah, quien había luchado mucho tiempo bajo el mando del Hegemon Justin Ingvalt y después, al lado de Mike Jauregui cuando esté ascendió inesperadamente al poder; ya no era un hombre joven cuando Mike literalmente lo había obligado retirarse y prácticamente, obligado a formar una familia y vivir simplemente, para disfrutar del fruto de sus luchas.
En esos momentos, Matias ya no lucia una orgullosa melena oscura como la de Bruno sino que su cabello era totalmente blanco y lamentaba no haber tenido hijos a una edad más temprana. Todavía fuerte y correoso como un árbol, Matias estaba considerando con toda seriedad si debía azotar personalmente a su hijo por sus comentarios, mandarlo a azotar para no cansarse o tratar, una vez mas, de razonar con el.
"Oh Dioses, ¿en que he fallado tanto?" se preguntó mientras continuaba escuchando la retahíla de argumentos de Bruno.
Solo el pensamiento de que Sieglinde estaba en Dinsmark cumpliendo un importante deber como él lo había hecho en su momento aliviaba un poco su corazón de la terrible decepción que Bruno significaba.
-Bruno…Bruno…lo llamó con firmeza un par de veces hasta que su hijo se detuvo a mirarlo..
-¿Estas consiente de que lo que tenemos como Principado es gracias a lo que el padre de esa que tu llamas "advenediza," hizo por mi?, pregunto con tristeza aunque ya se imaginaba lo que Bruno iba a contestar.
-Padre…tu dejaste ¡más de la mitad de tu vida en las luchas y guerras del Hegemon!...Mereces todo lo que te ha sido dado y mucho mas…Pero las Jaureguis no son merecedoras de todo lo que les ha sido dado. ¡Otros han derramado su sangre por ellas!
-¿Y de que te has hecho merecedor tú?- insistió Matias.
Bruno pareció desconcertado por unos momentos. No podía creer que su padre le estuviera haciendo semejante cuestionamiento.
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Ahora y para Siempre
FanfictionUna historia medieval, que cuenta como el poder puede corromper a las personas y terminar con la vida de tu familia junto a muchos inocentes en una guerra sin sentido. Una joven que debe casarse para salvar a su familia y pueblo de la maldad de una...