Llegó el dia que todo términa.....

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Ambos hermanos, junto con Tredia Graze estaban confinados en la Torre de Dinsmark desde la noche anterior, fuertemente custodiados. Por órdenes de la Mariscal y heredera del trono, nadie los había tocado.

Pese a tener a los cabecillas principales, Lauren estaba segura que habría muchos más involucrados que castigar. Ella no olvidaba  los maquiavélicos planes de unos cuantos le habían hecho encontra a su familia, a su esposa, a los Jeremiah, a los reinos de Kestrel y Glatisan, y en particular, a Nihon.

Está miró a su tía Megan y supo que su tía tenía razón.

No podía asumir las responsabilidades oficiales como Hegemon con la carga de un castigo de esa magnitud pendiente. Una vez que fuera Hegemon, no podría auto-exigirse una retribución como lo podría hacer cualquier familia noble Belka.

El castigo de los verdaderos culpables solo ameritaba la espera de la cremación del cuerpo de su madre. Ellos no podrían ver un día más allá de ese día.

Así, los funerales y cremación de la Hegemon Clara Jauregui tendrían lugar cinco días despues de esa reunión. Los mejores halcones fueron enviados a diferentes puntos del Imperio avisando del acontecimiento.

Ese sería el tiempo que tendrían para encontrar a los demás involucrados que participaron en la conspiración que los Huckebein planearon.

La ejecución de los traidores, todos ellos, tendría lugar inmediatamente después de la cremación.

La coronación de Lauren fue marcada para diez días después del término del luto oficial por la muerte de su madre.

Luto Dinsmark...

Durante cuatro días, Dinsmark lloró a su Hegemon perdida.

Sophia ofició todos los días al atardecer, ceremoniales en el recién abierto templo de la Doctrina, que nobles, militares y ciudadanos abarrotaron. Lauren y Camila asistieron a cada una, acompañadas por su corte de confianza.

Durante esos mismos cuatro días, la Mariscal estuvo en la Torre de Dinsmark por las mañanas para hablar con los tres traidores. Cada uno era mantenido solo en su celda, completamente aislado de los demás. La torre era un monstruo lo suficientemente grande para engullirlos sin que ninguno pudiera saber que le acontecía al otro. Incluso si hubieran gritado a todo pulmón hasta desgañitarse.

Ninguna tortura medió en esas sesiones pese a los consejos de varios de sus allegados. Garyu esperó la orden con ansia cada día, pero esta no llegó.

El silencio y la oscuridad absoluta eran los únicos acompañantes permanentes de los traidores.

La única luz llegaba cada día con la antorcha de la Mariscal, quien a solas, llegaba y a cada uno por separado, les hacía una sola pregunta. La misma.

-¿Quiénes fueron sus cómplices en la conspiración?

Tredia y Fortis se rieron de Lauren el primer día. Karen se mantuvo seria y en un obstinado silencio.

La Mariscal lo único que hacía era repetir la pregunta, implacablemente. No decía nada más. No hacía ningún reclamo. No prefería ningún insulto. No amenazaba con ninguna tortura, ni mencionaba ningún castigo. Nada. Solo la misma, implacable pregunta, una y otra vez.

Ahora y para SiempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora