Todo por el Trono de Dinsmark...

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- Sería mucho mejor si no te mueves chica-ninja, aunque me mates con uno de tus artilugios…la Heredera Imperial podría sufrir un daño irreparable y tú estarías aún más jodida de lo que ya estás, dijo Austin con una sonrisa socarrona dirigiéndose a Demi pero sin apartar la vista de la Lauren, con la punta de su espada levantándose en dirección a ella.

Demi, mucho más alejada de Austin que de la Mariscal, ya estaba considerando sus posibilidades. Todo indicaba que alguien además de ella había considerado que ese era el momento oportuno de hacer su jugada.

Conteniendo su frustración, Demi llegó a la conclusión de que tendría que esperar y ver como se desarrollaban los acontecimientos. El recién llegado bloqueaba la puerta con su cuerpo, afuera se escuchaba un caos y nada le aseguraba a Demi que en el pasillo no había más hombres esperando. Miro a la Mariscal, pero la ojiverde al parecer todavía estaba recuperándose de la impresión de volver a ver a un hombre que supuestamente estaba muerto. La espada que Demi le había hecho soltar, estaba tirada en el piso. No había manera de que la Mariscal la recuperara de momento sin exponerse.

-¿No vas a saludarme?, dijo Austin dirigiéndose nuevamente a la Mariscal ya que tuvo cierta certeza de que la ninja no se movería.

-No todos los días uno recupera a un querido amigo que regresa de la tumba…pensé que estarías exultante.

-¿Cómo…?, fue lo único que la Mariscal alcanzó a preguntar.

Austin rio y se aproximó aún más a ella.

-Con ayuda desde luego…una que ni yo mismo esperaba después de que la persona que yo pensaba que era mi amiga incondicional me dejó ahí tirado como basura… La sonrisa desapareció del rostro de esté y su semblante se desencajó.

Me dijeron que ni siquiera regresaste al día siguiente para verme Lauren…que no hubieron funerales y que mi 'amiga' nunca lloró por mí…

-Estuve inconsciente tres días después de nuestro duelo Austin…todo había terminado cuando…

-¡No!, gritó él saltando de pronto hacía la Mariscal mientras ponía el filo de su espada en su cuello.

-¡Todo terminó desde mucho antes!... ¡Desde el momento en que pusiste los ojos en esa maldita extranjera y te olvidaste de todo lo que realmente importaba!.

La Mariscal no se movió pese a tener la espada de su ex amigo en el cuello y sostuvo su mirada sin decir nada.

-Pero, no te preocupes…., dijo él volviendo a sonreír

-Tu querida esposa ya está en el sitio que le corresponde y pronto tendrá lo que se merece…Cómo puedes escuchar, ya nos estamos haciendo cargo de los cosas…

Lauren se tensó.

Camila.

La princesa Consorte estaba en la torre. El ruido en el patio exterior había aumentado indicando que los pocos miembros de la guardia que estaban en el castillo estaban peleando férreamente contra…alguien.

Lauren sintió que la desesperación apretaba su garra sobre ella.

Tenía que salir.

Ahora y para SiempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora