-De...tu...herida...-clarificó la princesa apuntando hacia su pecho donde Austin la había herido durante el duelo.
-¡Oh!...si...la herida..., tartamudeo está, aceptando el cambio de tema de su esposa y repentinamente muy consiente de que estaba prácticamente a solas con la heredera, de que estaban hablando y no discutiendo como antes.
-Bien...no me ha molestado mucho...casi esta curada por completo.
Durante los días que estuvo fuera, esa última tarde pasada con la princesa se le antojaba como imposible. Casi como algo que hubiera añorado tanto que hubiera terminado soñando con ello. Especialmente, en el beso de despedida que Camila le había dado.
En el frenético viaje de regreso, pese a la rapidez y las duras condiciones en las que tuvo que hacerlo, la Mariscal tuvo muchas horas a solas y en silencio para pensar en todo lo que Harry Grangaitz les había dicho...pero también para recordar esa última tarde que había pasado con su esposa antes de partir. Para rememorar una y otra vez ese beso. Y también algunas de sus noches.
Había prometido regresar lo más pronto posible y así había sido, había regresado a Dinsmark mucho antes de lo esperado. Pero también con noticias inesperadas y alarmantes. Tiempos inciertos y quizá peligrosos se cernían sobre el Imperio y eso significaba que también sobre ellas.
Pero pese a todo ello, también iba a ver a su esposa, la princesa . ¡Y Dioses, cómo la había extrañado!
Lo irónico era que en ese momento, cuando ya estaba ahí al lado de ella, no había tenido el valor suficiente para abrazarla y decirle que si, que ella si la había extrañado cada segundo que no había estado en Dinsmark.
Cumplir su palabra de no volver a tocarla le había costado mucho esfuerzo a la Mariscal. Especialmente desde que Salber había llegado y esa última noche antes de partir.
Cuando finalmente llegaron a sus habitaciones, la princesa Consorte se detuvo en la que era su habitación matrimonial y por un momento, la Mariscal dudo si entrar o dirigirse mejor a la habitación al final del pasillo que había estado usando a solas como estudio y dormitorio. Entrar a la habitación que habían compartido, repentinamente le pareció muy abrumador. Especialmente por las enormes ganas que tenía de abrazar a su esposa.
Finalmente, Ariana tomó la decisión por ellas.
-Le diré a Linith que traiga tu desayuno y lo necesario para tu baño Mariscal, ¿hay alguna otra cosa más que necesiten?, dijo la pequeña guerrera, que se había aproximado durante los segundos que está había estado dudado que hacer.
Que se dirigiera a ellas en plural las hizo sonrojar a ambas.
-No...con eso estará bien Ariana, dijo antes de tomar el brazo de su esposa intempestivamente y entrar a la habitación.
La princesa no se resistió y antes de que pudiera protestar, ya una vez adentro, la heredera la soltó.
Las dos se quedaron de pie en medio de la habitación.
Y por primera vez desde que se habían casado, Camils se dio cuenta de que Lauren parecía no saber que hacer. Atrás había quedado ya el tiempo en que la heredera tenía que forzarla y en que tenía que usar la fuerza para someterla. Ahora que finalmente, las dos parecían haber aceptado su situación con la otra, ninguna sabía que hacer.
La castaña se sonrojó al pensar que ya había compartido la intimidad con su esposa antes. Ninguna de las dos tenía porque estar tan nerviosa de estar juntas y a solas.
Pero lo estaban.
Era de día, pero con la nevada en el exterior, las ventanas estaban cerradas y varias velas encendidas. Bien hubiera podido ser noche cerrada ya.
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Ahora y para Siempre
FanfictionUna historia medieval, que cuenta como el poder puede corromper a las personas y terminar con la vida de tu familia junto a muchos inocentes en una guerra sin sentido. Una joven que debe casarse para salvar a su familia y pueblo de la maldad de una...