-No necesito que me tengas ninguna consideración…Salber, he luchado en condiciones peores que esta…y siempre he vencido a mis oponentes.
Salber ni siquiera le contestó al escuchar las palabras de la heredera.
-¡Lauren!, gritó la princesa ya fuera de sí, jalandola por la pechera de su armadura de la Guardia para que la mirara.
-¡Yo le pedí a Salber entrenar conmigo!...Y no te dije nada…y le pedí a todos que no te dijeran nada… ¡porque quería que fuera una sorpresa para ti…!
Lauren sintió como si le hubieran dado con un mazo en la cabeza ante las palabras de su esposa y más que por las palabras, por las lágrimas que la princesa Consorte evidentemente estaba conteniendo al decirlas.
Sin poder decir más, Camila soltó a la heredera bruscamente y caminó lo más rápido que pudo fuera de la arena.
Está trató de detenerla pero Salber se interpuso en su camino, mirándola desafiantemente.
-Aunque también puedo cambiar de opinión respecto a nuestro duelo si insiste…Lady Jauregui, dijo Salber seriamente.
-Mariscal… la llamó Normani nuevamente preocupada por el arranque de la heredera.
–Salber de Albion es nuestra invitada.
-Camila es mi esposa, dijo con la mirada fija en Salber ignorando a Normani.
-Y eso no le da derecho a tratarla de esa manera.
La heredera se quedó congelada ante las palabras de Salber, pero la guerrera de Albion no había terminado con ella aún.
-Lady Jauregui, dijo la guerrera con la misma voz serena que había mantenido durante todo el altercado y su mirada sobre la heredera era implacable...
-Aunque un guerrero domine a mil hombres en el campo de batalla, el que se domina a si mismo…ES el mejor guerrero…Tal vez le convenga recordar eso cuando nos enfrentemos, ya que ese día…puede tener la plena certeza, de que no tendré ninguna consideración con usted.
Tras decir eso, Salber tomó la espada de madera que Camila había dejado caer al suelo antes de irse, se dio la vuelta y se fue sin volver a mirar a la furiosa Mariscal.
Lauten se quedó muda, mirando al piso. Algo caliente escurría por su costado izquierdo y sentía un dolor punzante en su pecho, pero no le importaba.
Normani y Ariana se aproximaron a ella.
-Me he comportado como una completa idiota, murmuró ella casi para sí misma.
-Y que lo digas, dijo Ariana cruzando los brazos sobre el pecho.
–Tu esposa va a estar furiosa contigo un BUEN rato…Tú sí que no haces la cosas a medias.
Normani miró severamente a la pequeña guerrera y después posó suavemente una mano sobre el hombro de la heredera. Le preocupaba que está ni siquiera hubiera reaccionado al comentario mordaz de Ariana. Y más se preocupó cuando notó la mancha oscura que se extendía en el costado izquierdo de su uniforme bajo la armadura.
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Ahora y para Siempre
Hayran KurguUna historia medieval, que cuenta como el poder puede corromper a las personas y terminar con la vida de tu familia junto a muchos inocentes en una guerra sin sentido. Una joven que debe casarse para salvar a su familia y pueblo de la maldad de una...