Entre ambas, habían escogido una nueva habitación que se había adecuado como la nueva habitación de la Hegemon donde estarían a partir del día siguiente.
-Los Dioses no permitan que yo incurra en semejante falta, dijo la Mariscal, después se inclinó y levantó a su esposa en sus brazos pese a las juguetonas protestas de está y avanzó a toda prisa hacía su habitación.
Demi, Ariana y Zayns solo se miraron con resignación.
La habitación, salvo por el mobiliario estaba prácticamente vacía. Todo estaba ya en la que sería su habitación imperial. La única vela que Linith siempre le dejaba era su única iluminación.
Lauren, no hizo ninguna escala al entrar a su habitación para llevar a Camila directamente hasta su cama pero una vez ahí, si se tomó su tiempo para desvestirla lentamente, depositando besos suaves en la piel expuesta de su cuello, sus hombros y su pecho.
Durante mucho rato, ambas mujeres solo se besaron largamente mientras se quitaban una a una, todas las lujosas prendas que habían vestido esa noche.
Camila lo sintió desde el primer momento. Su esposa le estaba haciendo el amor como nunca antes. Su pasión estaba ahí como siempre pero diferente. Esa noche no era el embravecido mar de fuego que la consumía hasta abrasarla, dejándola extenuada; y perdida, sino un lago profundo y cristalino; tan profundo e insondable, como sus ojos cada vez que la miraba despues de un beso, largo e igualmente profundo.
Está sentía como si le estuviera haciendo el amor por primera vez a toda su alma y no solo a su cuerpo.
Lauren recorrió con sus labios todo el cuerpo de su esposa como un peregrino lo haría ante un manantial sagrado; saciando una sed ancestral casi con reverencia.
Camila gemía bajo el tacto de esas caricias lentas y penetrantes y su cuerpo se desbordaba como un manantial infinito.
Sus cuerpos se mecían con el ritmo ondulante de una marea de la tarde, con oleadas largas, casi interminables; Lauren se movía sobre Camila sin frenesí, en un ritmo constante, las dos impregnándose mutuamente con la otra hasta trasminarse el alma.
Camila no sintió esta vez, en el clímax de su pasión, la sucesión múltiples explosiones incontrolables sino como si una gigantesca montaña Belka cubierta de nieve, se desgajara en una avalancha ensordecedora e imparable.
Les tomó mucho más tiempo de lo habitual recuperarse y cuando la castaña finalmente, abrió los ojos respirando todavía entrecortadamente, se encontró con la mirada esmeralda de su esposa quién también, apenas podía hablar.
-Te amo, Camila… fue lo único que Lauren pudo susurrar perdiéndose en los ojos marrones de su esposa, aunque no era necesario. Está había leído eso mismo en su mirada al mismo tiempo que la Mariscal pronunciaba las palabras.
Camila no necesitaba ni siquiera preguntarse si eso era verdad. Durante mucho tiempo se había negado a ver lo que su esposa sentía por ella y lo que ella misma sentía por la heredera Belka, y esa noche lo había sentido en cada fibra de su cuerpo y más, que solo en su cuerpo.
-Yo….nunca había….sentido algo así…por nadie, dijo Lauren finalmente, ruborizada no solo por el esfuerzo.
Camila la atrajo hacía sí para abrazarla con fuerza.
Cuando se separaron apenas unos centímetros para mirarse, está tomó entre sus manos el rostro de la Mariscal.
ESTÁS LEYENDO
Ahora y para Siempre
FanfictionUna historia medieval, que cuenta como el poder puede corromper a las personas y terminar con la vida de tu familia junto a muchos inocentes en una guerra sin sentido. Una joven que debe casarse para salvar a su familia y pueblo de la maldad de una...