Megan abrió lentamente los ojos. Era una de esas raras tardes en las que el pálido sol de la tarde se colaba apenas por la ventana. Conforme se acercaba el invierno, los días iban haciéndose más fríos, más cortos y más oscuros. El hecho que ese día en particular, el día que su sobrina finalmente había despertado, estuviera soleado había sido, en su opinión el segundo mejor augurio del día.
El mejor augurio del día había sido que cuando fue a las habitaciones de la Hegemon para darle la noticia, ésta después de mucho tiempo…la había hecho quedarse con ella.
Megan se movió desnuda bajo las sábanas y se acomodó de lado para acariciar el rostro de la mujer, acercándose a ese cuerpo que se sentía cálido e invitante junto a ella. Clara, con los ojos cerrados y respirando profundamente, se veía apacible y relajada como hacía mucho que Megan no la veía.
Megan no quiso cuestionar porque la Clara la había buscado justo ese día después de tanto tiempo, después de tantos rechazos…simplemente aceptaría lo que se brindaba. Después de darle escuetamente la noticia del despertar de Lauren, Clara la había mirado de manera enigmática y sin mayor explicación, la había abrazado para hacerle el amor como hacía mucho tiempo no lo hacía.
Megan casi se sintió transportada a esos días cuando como adolescentes, descubrió los placeres del cuerpo juntas. Esos tiempos casi olvidados, cuando está pensaba que la pasión y el amor eran compatibles y que podría haber lugar para ellos en una vida…junto a la Hegemon.
Megan en efecto había pasado toda su vida junto a Clara, pero no de la manera que hubiera deseado. No de la manera que había anhelado tantos días y muchas más noches.
La Hegemon le había hecho el amor esa tarde como esos días del pasado y Megan tuvo que hacer un esfuerzo para recordarse que ya no eran más unas adolescentes inocentes y obtusas presas del llamado de la pasión; que el tiempo había transcurrido y muchísimas cosas habían pasado entre ellas y por ellas. Además, tuvo que hacer un esfuerzo especial para recordarse que Clara era la Hegemon del Imperio más poderoso del mundo y alguien que no hacía nada por azar.
Ni siquiera meterla en la cama.
Pero para su sorpresa, Clara fue la que al cabo de un rato, sin abrir los ojos, le preguntó.
-¿No vas a preguntarme por qué?
-¿Es que acaso hay un por qué?, respondió sin dejar de acariciar el rostro de la otra.
Clara abrió los ojos y se incorporó para mirarla. La sábana se deslizó sobre su pecho hasta su cintura dejando al descubierto sus senos todavía llenos y turgentes.
-¿Y lo vas a aceptar así nada más como así?
Megan se sintió avergonzada consigo misma por la respuesta que vino a su mente, pero la dijo de todas formas. Era la verdad aunque le doliera.
-Siempre lo he aceptado así nada más como así.
El primer dolor verdadero al que Megan se enfrentó en su vida fue la noticia de la boda de Clara con Mike Jauregui. Gritó, lloró, pataleó…incluso amenazó con retarlo a un duelo.
Dua Alpine, quién en ese entonces compartía su mismo dolor pero desde el lado de Mike, la convenció de la futilidad de su intento. Megan no era una guerrera, y aunque lo fuera…Mike ya era el Hegemón designado. Un hombre joven y ambiciosos que estaba desposando a Clara porque la familia Segbrecht era la más poderosa y reconocida de la sociedad Belka y la que mejor podía legitimarlo en su posición de dirigente Belka como el extranjero que era. El sería siempre un extranjero pero su descendencia tendría la sangre Belka más pura. Ni siquiera Dua Alpine podía competir en eso contra Clara.
ESTÁS LEYENDO
Ahora y para Siempre
FanfictionUna historia medieval, que cuenta como el poder puede corromper a las personas y terminar con la vida de tu familia junto a muchos inocentes en una guerra sin sentido. Una joven que debe casarse para salvar a su familia y pueblo de la maldad de una...