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Apenas habían pasado unas horas desde que el equipo de médicos tuvo un momento para sentarse y respirar cuando el caos en Seattle Grace Memorial volvió a desatarse

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Apenas habían pasado unas horas desde que el equipo de médicos tuvo un momento para sentarse y respirar cuando el caos en Seattle Grace Memorial volvió a desatarse. El altavoz retumbó otra vez, alertando al personal de un nuevo incidente.

•Altavoz: "Código Rojo en Urgencias. Accidentes múltiples reportados. Necesitamos todo el personal disponible en emergencias."

Kayla: (suspirando) "¿Otra vez? No hemos terminado con la última oleada."

Harper: (levantándose con resignación) "Esta vez no fui yo quien lo dijo."

Los médicos se apresuraron de vuelta a Urgencias, donde la situación era aún más caótica que antes. Una cadena de accidentes había dejado una marea de pacientes con heridas graves. Gente gritando, paramédicos corriendo, y el sonido constante de las sirenas resonaban en todo el hospital. Urgencias estaba a punto de estallar.

Emily: "Esto se siente como un maldito campo de batalla."

Lucas: (lidiando con una hemorragia masiva) "Más como un maldito apocalipsis. ¿Hay alguna parte de esta ciudad que no esté colapsando hoy?"

El primer paciente de Kayla era un hombre con una fractura abierta en la pierna y un trozo de metal incrustado en el abdomen. Su esposa, a su lado, gritaba y lloraba, creando una escena aún más caótica.

Kayla: "Necesito que te apartes y nos dejes trabajar. Cada segundo cuenta si queremos salvarlo."

Esposa del Paciente: "¡No lo dejen morir! ¡Por favor, no lo dejen morir!"

Kayla: (mientras intenta calmarla) "Estamos haciendo todo lo posible. Pero necesito espacio, ahora."

Mientras tanto, Emily se enfrentaba a un caso crítico: una mujer con quemaduras de tercer grado en más del cincuenta por ciento de su cuerpo, resultado de un incendio causado por uno de los accidentes. Las quemaduras habían comprometido sus vías respiratorias, y la paciente apenas podía respirar.

Emily: (dirigiéndose a las enfermeras) "Traigan un ventilador y prepárense para una intubación. Esto va a ser complicado."

Harper: (tratando de contener una hemorragia interna en otro paciente) "Necesito más manos aquí. ¡Este tipo se está desangrando!"

Lucas: (mientras coloca un drenaje torácico) "Al menos este no está gritando. Punto positivo, ¿no?"

Harper: (sin perder la compostura) "Siempre buscando el lado brillante, Lucas. Seguro eso te hará ganar puntos con Collins."

Lucas: (sarcástico) "Prefiero los puntos en mis pacientes, gracias."

El Dr. Collins, quien solía mantener una fachada imperturbable, se encontraba claramente bajo presión. Coordinaba múltiples equipos y sus instrucciones resonaban por toda la sala de emergencias.

Dr. Collins:
"¡Lucas, no me hagas esperar por ese drenaje! Kayla, si ese paciente entra en shock hipovolémico, va a ser tu responsabilidad. Harper, la hemorragia no se va a controlar sola, muévete."

Kayla se mantuvo enfocada a pesar de la presión. Mientras estabilizaba al hombre con el trozo de metal, notó que su respiración se hacía más superficial. Los monitores mostraban un descenso brusco en la saturación de oxígeno.

Kayla: "Está desaturando, necesito intubar ahora o lo perderemos."

Harper: (mirando desde su estación) "¿Crees que puedas hacerlo a tiempo?"

Kayla: (determinada) "No tengo otra opción."

Con manos firmes pero rápidas, Kayla tomó el laringoscopio y comenzó la intubación. La tensión era palpable, pero en cuestión de segundos, logró colocar el tubo correctamente. El monitor comenzó a estabilizarse y Kayla dejó escapar un suspiro de alivio.

Kayla: "Bien. Ahora asegurémonos de que el resto de él siga con nosotros."

La noche continuaba, y las urgencias no mostraban signos de disminuir. Un grupo de adolescentes llegó después de haber sido atropellados por un conductor ebrio. Uno de ellos, una chica de 17 años, tenía múltiples fracturas y una herida en la cabeza que requería intervención inmediata.

Emily: (revisando el caso) "Necesitamos un neurocirujano aquí, esta chica tiene un hematoma subdural."

Harper: (apareciendo al lado) "Collins está en cirugía, y los demás están ocupados. Tendremos que estabilizarla hasta que alguien pueda venir."

Kayla: "Esto es una locura. ¿Quién nos envió a hacer un episodio de ER en tiempo real?"

Lucas: (mientras coloca una vía central) "Si alguien llama a George Clooney, estaré en la sala de descanso."

Incluso en medio del desmadre absoluto, los médicos intentaban mantener el ánimo y una pizca de humor. Era su manera de lidiar con la presión, y sabían que si dejaban que el estrés los abrumara, perderían más que solo a sus pacientes.

En un rincón de la sala, una señora mayor que había llegado con una fractura de cadera observaba todo con una mezcla de confusión y asombro.

Señora: "Ustedes corren como gallinas sin cabeza, pero todavía parecen saber lo que hacen."

Emily: (con una sonrisa forzada) "Es porque practicamos mucho. Y porque no sabemos lo que es un descanso."

Mientras la noche avanzaba, Kayla y el equipo seguían operando casi en piloto automático. El flujo constante de pacientes parecía no detenerse, y cada uno traía un nuevo desafío. Kayla, agotada pero decidida, continuó atendiendo a cada paciente con la misma intensidad y cuidado que al primero.

Kayla: (dirigiéndose al equipo) "Vamos chicos, un paso más y estamos más cerca de terminar."

Harper: (sonriendo a medias) "¿Terminar? No me hagas reír. Esto es solo otro martes."

Emily: (aún en pie y con las manos cubiertas de sangre) "Espero que al menos nos den el desayuno. ¿Café para todos, por cuenta de Collins?"

Lucas: (sarcástico) "Conociéndolo, solo si el café viene con un regaño y un nuevo caso imposible."

Las bromas seguían fluyendo mientras los médicos continuaban con su labor. A pesar del agotamiento y la intensidad del día, Kayla sabía que su lugar estaba allí, en el corazón del desmadre, haciendo lo que mejor sabía hacer: salvar vidas, incluso cuando todo parecía fuera de control.

La noche finalmente dio paso al amanecer, y aunque el hospital seguía en movimiento, la peor parte del caos había pasado. Los médicos se reunieron una vez más en la sala de descanso, algunos apenas capaces de mantenerse despiertos.

Harper: "Bien, equipo. Sobrevivimos otro día en el infierno."

Kayla: (sonriendo levemente) "Y seguimos vivos para contarlo."

Emily: "Con suerte, la próxima vez no será tan caótico. Pero, bueno, ¿a quién engañamos?"

Lucas: (cerrando los ojos por un momento) "A nadie. Esto es Seattle Grace, chicos. Aquí la palabra 'tranquilo' no existe."

Con eso, el equipo se dejó caer en los sillones, sabiendo que en cualquier momento podrían volver a ser llamados. Pero por ahora, habían superado otro desmadre, y eso, en su mundo, ya era una victoria.

Between life and deathDonde viven las historias. Descúbrelo ahora