El hospital estaba en su estado habitual de bullicio, con el personal yendo y viniendo, pacientes quejándose y médicos atendiendo emergencias. Pero todo cambió en un instante. Una voz grave y firme resonó por los altavoces del hospital:
"Atención: alerta negra en el área privada. Repito, alerta negra en el área privada. Personal de seguridad, diríjanse inmediatamente al lugar."
La tensión en el aire se hizo palpable. El término "alerta negra" no se usaba a menudo. Era una emergencia que significaba peligro inminente: una amenaza directa, posiblemente mortal. Todos los presentes en el hospital dejaron lo que estaban haciendo, susurrando entre ellos con miradas de preocupación.
En el área privada, los guardias estaban en posición. Habían cerrado el acceso y asegurado las salidas. Dentro de una habitación VIP, la esposa de un magnate internacional, Antonella Rinaldi, gritaba y lloraba incontrolablemente. Con un historial de problemas psiquiátricos y adicción a los medicamentos, la mujer había sufrido un colapso emocional severo después de que se le negara una dosis de sedantes. Pero esta vez, algo era diferente.
Antonella había logrado hacerse con un bisturí de una bandeja cercana y amenazaba con herirse si alguien se acercaba. Dos enfermeros y una joven médica estaban atrapados en la habitación, demasiado aterrorizados para moverse.
Kayla llegó corriendo, con Nathan pisándole los talones. Harper ya estaba allí, intentando razonar con los guardias de seguridad que parecían indecisos sobre cómo proceder.
Harper: (gruñendo) "¡No podemos esperar más! Esa mujer podría lastimar a alguien, o a sí misma, si no hacemos algo."
Kayla: (jadeando) "¿Qué pasó exactamente?"
Uno de los guardias explicó rápidamente la situación, mientras Emily, que acababa de llegar, se acercaba con un desfibrilador portátil "por si acaso."
Emily: "Esto no pinta nada bien. ¿Tiene algún arma?"
Guardia: "Un bisturí. Lo tomó del carrito médico."
Nathan cruzó los brazos, su expresión más seria de lo habitual.
Nathan: "Entrar sin un plan podría empeorar las cosas. ¿Quién es el médico tratante?"
Harper: "La doctora Sanders, pero está atrapada dentro con ella."
Kayla dio un paso adelante, con la determinación pintada en el rostro.
Kayla: "Déjenme hablar con ella. Quizá pueda calmarla."
Nathan: (frunciendo el ceño) "¿Estás loca? Esa mujer está inestable. No vas a entrar sola."
Kayla: (mirándolo con dureza) "No podemos quedarnos esperando a que alguien más lo haga, Nathan. Si hay una oportunidad de que podamos sacarlos a todos de allí sin que nadie salga herido, debemos tomarla."
Nathan la miró fijamente durante unos segundos, luego asintió.
Nathan: "Está bien, pero no vas a entrar sola. Iré contigo."
Kayla: "Muy bien. Harper, necesito que mantengas el área despejada. Emily, ten listo ese desfibrilador, pero no lo uses a menos que sea absolutamente necesario."
Emily: (sonriendo nerviosa) "¿Tú crees que esto me tranquiliza? Porque no lo está haciendo."
Kayla esbozó una pequeña sonrisa antes de volverse hacia Nathan.
Kayla: "Vamos."
Kayla y Nathan entraron a la habitación lentamente, las manos levantadas para mostrar que no eran una amenaza. Antonella estaba en la esquina, con el bisturí apretado contra su propia garganta, mientras las lágrimas caían por su rostro.
Kayla: (con voz calmada) "Antonella, estamos aquí para ayudarte. Nadie quiere lastimarte."
La mujer sollozó, su voz temblorosa.
Antonella: "¡Nadie puede ayudarme! Todos ustedes solo quieren controlarme, como él lo hacía."
Kayla avanzó un paso, con las manos aún en alto.
Kayla: "Eso no es cierto. Estamos aquí para escucharte, para asegurarnos de que estés bien. Por favor, déjame acercarme."
Antonella: "¡No te acerques! No confío en ninguno de ustedes."
Nathan intervino, su voz firme pero gentil.
Nathan: "Antonella, entiendo cómo te sientes. Pero lastimarte no va a arreglar las cosas. Tienes personas que te aman, que te necesitan."
La mujer lo miró con ojos desorbitados.
Antonella: "¿Amarme? Nadie me ama. Ni siquiera él..."
Kayla aprovechó la pausa para dar otro paso adelante.
Kayla: "Tal vez no pueda entender completamente lo que has pasado, pero sé que hay una salida. Déjame ayudarte a encontrarla. Por favor, dame el bisturí."
Antonella vaciló, su respiración errática.
Después de varios minutos de tensión, Antonella finalmente soltó el bisturí. Kayla se apresuró a tomarlo mientras Nathan la envolvía en una manta.
Kayla: (mirándola a los ojos) "Hiciste lo correcto, Antonella. Vamos a cuidar de ti."
Los enfermeros y la doctora atrapados en la habitación salieron rápidamente, visiblemente aliviados. Afuera, Harper y Emily dejaron escapar un suspiro de alivio cuando vieron que todos estaban a salvo.
Esa noche, en la sala de descanso, el equipo se reunió para procesar lo sucedido.
Emily: (suspirando) "¿Qué pasa con este lugar? No tenemos un día normal."
Harper: (riendo) "¿Y perderme la oportunidad de verme tan heroico? Nunca."
Nathan miró a Kayla con una mezcla de admiración y preocupación.
Nathan: "Lo que hiciste ahí fue increíble, pero también arriesgado. No vuelvas a hacerlo sola."
Kayla sonrió levemente, pero no dijo nada. En el fondo, sabía que había tomado un riesgo enorme, pero también que no podría haberlo hecho de otra manera.
Mientras todos se dispersaban, Kayla se quedó un momento en la sala, reflexionando. Sabía que Nathan tenía razón, pero también que algo había cambiado entre ellos. Y no solo por lo sucedido en la habitación.
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Between life and death
Historia CortaUna médica cirujana de 23 años se embarca en el hospital mas famaso y conocido de toda américa siendo la más joven.