El silencio de la noche se rompió con el sonido de las sirenas cuando la ambulancia llegó a Seattle Grace Memorial. Los paramédicos se apresuraron a sacar la camilla con Kayla, su cuerpo cubierto de golpes y manchas de sangre seca. Su respiración era irregular, y la conciencia iba y venía en un vaivén frágil.
°Paramédico:
-"Paciente femenina,de 23 años, múltiples traumas. La encontramos inconsciente en su penhouse, probable contusión craneal,su pulso es débil..!."El equipo de emergencias del hospital se preparó para recibir a la paciente sin saber todavía de quién se trataba. Pero en cuanto las puertas de la ambulancia se abrieron y vieron a Kayla, el mundo pareció detenerse por un momento. La joven doctora que siempre irradiaba luz y energía, ahora yacía en la camilla, con el rostro hinchado y los ojos cerrados.
Emily: (murmurando en shock) "Oh, Dios… ¡Es Kayla!"
Los médicos y enfermeras se apresuraron a rodear la camilla, cada uno tratando de procesar la imagen delante de ellos. La Kayla que habían visto horas antes, caminando y bromeando, ahora estaba irreconocible. Su piel mostraba moretones oscuros y cortes profundos, y su uniforme de cirujana estaba rasgado y manchado de sangre.
Harper: (desesperada) "¡Maldita sea, Kayla! ¿Qué te pasó? ¡Emily, rápido, necesitamos estabilizarla!"
Emily, con los ojos llenos de lágrimas, se puso a trabajar de inmediato. Su mente trataba de enfocarse en la tarea mientras su corazón latía con dolor. Ver a su colega y amiga en ese estado la sacudió hasta la médula.
Lucas: (con la voz rota) "¡Coloca una vía central! Necesitamos mantener la presión estable. ¡No podemos perderla!"
Dr. Collins: (entrando y quedándose paralizado) "¡No! ¡No puede ser! ¿Qué pasó aquí?"
Los médicos se movían como autómatas entrenados, pero la desesperación era evidente en cada uno de ellos. La ira comenzaba a bullir bajo la superficie. Esa chica fuerte, que siempre encontraba tiempo para una sonrisa y una palabra amable, ahora estaba devastada por la violencia.
Emily: (hablando a Kayla mientras trabaja) "Vamos, Kayla. Mantente con nosotros, ¿sí? No te atrevas a dejarnos ahora."
La sala de emergencias, generalmente ruidosa y llena de actividad, estaba teñida de una atmósfera pesada y angustiante. Harper, con las manos temblorosas, trató de intubar a Kayla mientras Lucas aplicaba presión sobre uno de los cortes profundos en su abdomen. Dr. Collins, usualmente imperturbable, estaba visiblemente alterado, su rostro endurecido por la furia contenida.
Dr. Collins: (apretando los dientes) "¿Quién le hizo esto? ¡Quiero saber quién demonios se atrevió!"
Lucas: (respondiendo con un tono amargo) "Fue su cuñado. Aparentemente tuvo un brote y... y ella quedó en medio."
Harper miró a Lucas, y una mirada de ira cruda cruzó entre ellos. Kayla no solo era su colega, era su amiga, su compañera en las largas noches de guardia. Era la persona que iluminaba la sala de descanso con su risa, que estaba ahí para los chistes, las bromas y también los momentos serios.
Harper: (con la voz quebrada) "¿Cómo pudo pasar esto? ¿Por qué estaba sola? ¡Maldita sea, Kayla!"
Emily: "¡Vamos, Kayla! No puedes dejarnos así. No después de todo lo que has pasado."
Kayla comenzó a convulsionar ligeramente, y el equipo redobló sus esfuerzos. La sala se llenó de sonidos de monitores, órdenes apremiantes y el incansable movimiento del personal médico tratando de salvar a una de los suyos. A cada segundo que pasaba, la frustración y la furia crecían.
Lucas: (murmurando mientras trabaja) "Juro que si ese bastardo pone un pie en este hospital, no me importará perder mi licencia."
Dr. Collins: (mirando a todos) "¡Mantengan la calma! es Kayla. La sacaremos adelante. No hay opción."
Las lágrimas corrían por el rostro de Emily mientras trataba de contener el llanto. Ver a Kayla en ese estado la destrozaba. Pero todos sabían que debían mantenerse firmes. Lo que Kayla necesitaba ahora no era su compasión, sino su habilidad. Y todos estaban dispuestos a darlo todo.
Emily: (susurrando mientras ajusta el ventilador) "Kayla, si sales de esta... te prometo que nunca más estarás sola."
Harper: (dando órdenes) "¡Lucas, más presión! ¡Emily, vigila las constantes! ¡Collins, está desaturando otra vez!"
Las horas pasaron como un borrón. Trabajaron incansablemente para estabilizar a Kayla, cada paso hacia adelante una pequeña victoria en medio de la tormenta. El hospital entero parecía sostener la respiración, como si el destino de Kayla fuera el hilo que mantenía todo unido.
Finalmente, Kayla fue trasladada a la UCI, entubada y conectada a varios monitores. Sus colegas se quedaron en el pasillo, agotados, con las manos y la ropa manchadas de la batalla que acababan de librar. Nadie se atrevía a hablar. El silencio era pesado, lleno de la rabia y la impotencia de no haber podido proteger a una de los suyos.
Harper: (rompiendo el silencio, con la voz baja) "Si alguna vez necesitamos un milagro, es ahora."
Lucas: (sentándose en el suelo, con la cabeza entre las manos) "Esto no puede estar pasando... no a ella."
Emily: (mirando a través del cristal de la UCI, con lágrimas en los ojos) "Kayla es fuerte. Saldrá de esta. Lo hará."
Pero mientras todos intentaban encontrar consuelo en sus palabras, la verdad era que la imagen de Kayla, rota y luchando por su vida, quedaría grabada en ellos para siempre. Su luz, la que siempre había sido tan brillante, ahora pendía de un hilo, y todos en Seattle Grace Memorial sabían que no descansarían hasta verla brillar de nuevo.
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Between life and death
Short StoryUna médica cirujana de 23 años se embarca en el hospital mas famaso y conocido de toda américa siendo la más joven.