Mama's baby

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Kayla caminaba por el pasillo del hospital, sintiendo que cada paso la acercaba a un abismo que no quería enfrentar

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Kayla caminaba por el pasillo del hospital, sintiendo que cada paso la acercaba a un abismo que no quería enfrentar. La noticia que debía dar era devastadora, y por primera vez desde que empezó su carrera médica, se sentía completamente desbordada. A lo largo de su formación había visto la muerte, la desesperación y el dolor, pero nada la había preparado para esto: comunicarle a una pareja que su bebé, ese futuro que tanto habían esperado, estaba muerto.

El caso había llegado a emergencias aquella misma mañana. Una mujer en su tercer trimestre de embarazo había resbalado en el baño y caído malamente al suelo. Cuando fue admitida, los médicos pensaron que, aunque el golpe había sido duro, tanto la madre como el bebé estarían bien con las intervenciones adecuadas. Pero tras las ecografías y exámenes, la terrible verdad salió a la luz. El feto había muerto hacía tres semanas, y el accidente simplemente lo había revelado. Kayla no podía entender cómo una mujer había llevado dentro de sí la muerte durante tanto tiempo sin saberlo.

Mientras caminaba hacia la habitación donde la pareja esperaba noticias, sentía una opresión en el pecho que no podía aliviar. ¿Cómo decirles que su hijo no había sobrevivido? ¿Cómo explicar que la única opción era forzar un parto para expulsar un cuerpo sin vida? Kayla se detuvo justo antes de la puerta. Respiró hondo, intentando calmarse, pero el miedo seguía ahí, arraigado profundamente.

Kayla: (pensando) "¿Cómo demonios hago esto? No puedo... No es justo. Nada de esto es justo."

La mano de Kayla temblaba mientras intentaba abrir la puerta. Su mente buscaba las palabras, pero ninguna parecía suficiente. "Muerto" era una palabra demasiado dura, demasiado final, y aunque sabía que no había otra manera de decirlo, su garganta se cerraba solo de pensar en pronunciarla.

Finalmente, empujó la puerta, entrando en la habitación donde la pareja la esperaba. La mujer, de unos 30 años, estaba sentada en la cama, agarrando la mano de su esposo. Ambos tenían miradas esperanzadas, sin sospechar lo que estaba por venir. Ese simple hecho hizo que Kayla sintiera una punzada en el pecho, como si alguien la hubiera apuñalado.

Esposo: (sonriendo nerviosamente) "¿Cómo está nuestro bebé, doctora? ¿Está todo bien?"

Las palabras de él eran tan inocentes, tan llenas de amor y esperanza, que Kayla sintió que el suelo se desmoronaba bajo sus pies. De repente, las paredes de la habitación parecían estrecharse, y el aire era denso, difícil de respirar. No podía hacerlo. No podía ser la persona que destrozara sus vidas en ese instante.

Kayla: (con la voz entrecortada) "Yo… eh…"

Las palabras no salían. Miró los ojos ansiosos de la mujer y sintió que el nudo en su garganta se hacía más grande. Quiso decirlo, quiso sacarlo de una vez, pero era como si su lengua estuviera pegada al paladar. La sala se llenaba de un silencio insoportable. Kayla tragó saliva y se disculpó con un murmullo apenas audible, girando rápidamente y saliendo de la habitación.

Between life and deathDonde viven las historias. Descúbrelo ahora