boundaries

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KAYLA

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KAYLA

El aire en el quirófano estaba cargado de tensión. Las máquinas pitaban con un ritmo errático mientras la sangre manchaba mis guantes. Cada segundo contaba, y cada error podía ser fatal. No había margen para la duda.

—Pinza hemostática. —Mi voz sonó firme, pero dentro de mí, el cansancio comenzaba a hacer estragos.

Harper, quien estaba junto a mí, me pasó el instrumento sin decir nada. Sus ojos reflejaban la misma presión que sentía en el pecho.

—La presión arterial está bajando. —dijo una de las enfermeras.

Maldita sea.

—Vamos a necesitar más epinefrina. No lo vamos a perder.

Mi corazón martillaba en mis oídos mientras mis manos trabajaban a una velocidad que solo la adrenalina podía sostener. Podía sentir el sudor resbalando por mi frente, pero no podía detenerme.

La cirugía se prolongó más de lo esperado. Los minutos se sintieron como horas hasta que, finalmente, logré suturar la última incisión.

Lo logramos. —exhalé, dejando caer los hombros con alivio.

Harper asintió, su rostro todavía tenso.

—Buena maniobra, Kayla.

Pero yo no sentía alivio. Solo sentía agotamiento.

Salí del quirófano y me dirigí directamente a los vestidores. Me quité la bata y dejé que mi cabeza golpeara la puerta del casillero. No podía más.

El hospital se había convertido en un campo de batalla, y cada día era una guerra nueva. Los pacientes, las emergencias, la presión, los recuerdos de todo lo que había pasado…

Mi mente apenas tuvo tiempo de procesar cuando una voz me sacó de mis pensamientos.

King.

Me giré y vi a Nathan apoyado contra la pared, con los brazos cruzados y una ceja levantada.

—¿Qué? —bufé, demasiado agotada para lidiar con su actitud.

—Vi lo que hiciste ahí dentro. Estás agotada.

—No necesito que me digas cómo me siento, West.

Él sonrió de lado, ese maldito gesto arrogante que me sacaba de quicio.

—Bien. Entonces no te lo diré.

Me quedé en silencio, mirándolo fijamente, esperando que dijera algo más. Pero no lo hizo.

En lugar de eso, sacó una botella de agua de su bolsillo y me la tendió.

Bebe.

Rodé los ojos, pero la tomé de todos modos. No iba a admitir que me estaba deshidratando.

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⏰ Última actualización: Mar 03 ⏰

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Between life and deathDonde viven las historias. Descúbrelo ahora